Duelo
Tanto Arenas como su sucesor, Zoido, se han tenido que conformar con un relevo marcado por la pesadumbre
?Qu¨¦ fatalidad? El peso de la crisis, fundamentalmente, se llev¨® por delante las aspiraciones de Arenas de gobernar en Andaluc¨ªa y ahora esa misma circunstancia impide, incluso, su despedida por todo lo alto en la direcci¨®n del partido en esta comunidad, tal y como estaba previsto que se escenificara en el congreso de Granada. El temor a las protestas que se pod¨ªan suscitar por las medidas contra dicha crisis puestas en marcha por el Gobierno de Rajoy precipit¨® los acontecimientos hasta el punto de acelerar la clausura de este c¨®nclave, evit¨¢ndose as¨ª un reconocimiento m¨¢s expreso, un homenaje para alguien que ha llevado a este partido a ser la primera fuerza pol¨ªtica en Andaluc¨ªa, un hecho de gran relevancia si se observa con cierta perspectiva hist¨®rica, pero que queda oscurecido por su carencia del correspondiente poder institucional y, adem¨¢s, por la gravedad de la situaci¨®n en la que nos encontramos.
Aquellos que aplaud¨ªan con pasi¨®n la retah¨ªla de las duras iniciativas que constituyen el mayor recorte en derechos sociales que se ha acometido en este pa¨ªs, dicen ahora que no es tiempo de fiestas. As¨ª que tanto Arenas como su sucesor, Zoido, se han tenido que conformar con un relevo marcado por la pesadumbre, en medio de un ambiente sombr¨ªo, de duelo, como informaba ayer en estas p¨¢ginas Isabel Pedrote. Un clima negativo que resta trascendencia al acontecimiento vivido en la capital granadina y arroja dudas sobre la verdadera capacidad del alcalde de Sevilla para asumir el peso del liderazgo de un PP que se ha dejado llevar c¨®modamente por la fuerza e impulso de todo un animal de la pol¨ªtica como es Arenas.
Por mucho que diga Cospedal, parece m¨¢s que evidente que su futuro est¨¢ en G¨¦nova, sede nacional de PP. As¨ª lo manifest¨® en reiteradas ocasiones el mismo Rajoy ante un Arenas que renuncia a ejercer cualquier tutelaje sobre los nuevos responsables de su partido en Andaluc¨ªa. Es decir, est¨¢ llamado, a partir de esta semana, a formar parte de una selecta mesa camilla en el seno de una formaci¨®n que parece hu¨¦rfana de un mayor perfil pol¨ªtico que bien le puede dar ¨¦l.
Tambi¨¦n parece destinada a regresar a otra mesa de camilla, la del PSOE andaluz, Susana D¨ªaz. Tras dejar la secretar¨ªa de Organizaci¨®n para pelear por Sevilla hubo quien lo interpret¨® como todo un signo de defenestraci¨®n. Sin embargo, su triunfo le ha dado el peso org¨¢nico que le exig¨ªa Gri?¨¢n, de tal modo que se abre un nuevo itinerario que la debe llevar, otra vez, muy cerca de los centros de decisi¨®n del partido. Mientras tanto, sorprende la soltura con la que se mueve Diego Valderas ejerciendo un dificil¨ªsimo papel de estar en el Gobierno pero, al mismo tiempo, distanci¨¢ndose del mismo y marcando la pauta a seguir con la propuesta de retirada, nada de revisi¨®n, del plan de ajuste de la Junta con foto incluida, otra vez, con los m¨¢ximos dirigentes sindicales. Cerrados los congresos provinciales, har¨ªan bien los socialistas en cuidar atentamente su flanco izquierdo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.