Galicia, erre que erre
Podemos cambiar roles: Rouco, a la SGAE; Rajoy, a la Conferencia Episcopal; y Reixa, presidente
Hace unos d¨ªas circulaba por la red un mensaje desesperado desde Galicia para el mundo, digo Espa?a: ¡°Nosotros los gallegos no tenemos la culpa de que los gobernantes que os mandamos a Madrid sean as¨ª, ?nosotros somos gente normal!¡±. Hombre, muy normales no somos, pero s¨ª es verdad que Galicia no puede asumir moralmente los actos de sus hijos. La exportaci¨®n de l¨ªderes se nos ha dado tradicionalmente bien, quiz¨¢ no tanto en cantidad como en singularidad, v¨¦anse los casos de Franco y Fidel Castro.
Sin embargo, en el momento hist¨®rico en el que nos encontramos hemos apostado por la variedad. Tres personas distintas, y una sola inicial verdadera, ocupan tres presidencias de post¨ªn; por orden de antig¨¹edad son Rouco, presidente de la Conferencia Episcopal, Rajoy, presidente del Gobierno, y Reixa, presidente de la SGAE.
Con Rouco nos pasamos de frenada e intentamos mandarlo a Roma a ocupar la silla de Pedro. Aquello sali¨® mal por culpa de un alem¨¢n y nuestro hombre en el Vaticano tuvo que volverse a Madrid para ocupar dos cargos gordos: el de arzobispo de la di¨®cesis y el de jefe de todos los curas. Los alemanes son los malos en casi todas las pel¨ªculas, pero en este caso Rouco no cont¨® con la complejidad del ¨²nico estado teocr¨¢tico y no democr¨¢tico de Europa. De vuelta al refugio, el hombre ahora ejerce los cargos desde su suntuosa casa parroquial, con la paz de esp¨ªritu que da tener un men¨² de cura en la mesa.
Con Rajoy tampoco medimos bien las distancias. Mientras era ministro de Aznar, nada hac¨ªa prever que estaba destinado a tan altas misiones. Pero, de repente, un naufragio le sac¨® parad¨®jicamente a flote. A un servidor no se le quita de la cabeza que los sudores medi¨¢ticos provocados por los hilillos del Prestige le catapultaron por encima del resto de la tropa. No fue llegar, ver y vencer: tuvo que esperar dos elecciones generales y asistir cruzado de brazos al desgaste del partido socialista. Para esto ¨²ltimo est¨¢ bien preparado y la energ¨ªa acumulada durante a?os de no hacer nada alimenta una maquinaria imparable de mentiras que r¨ªase usted del Batm¨®vil.
Reixa tampoco estaba destinado a presidir la entidad m¨¢s odiada de Espa?a, por encima de bancos y clase pol¨ªtica. El desprestigio de los derechos de autor y la ca¨ªda de Teddy Bautista tras el esc¨¢ndalo de la SGAE encendieron todas las alarmas y muchos socios decidieron intervenir activamente en la gesti¨®n del monstruo. As¨ª, desde Galicia con amor, lleg¨® Reixa con una capacidad de comunicaci¨®n muy superior a la del resto de oscuros aspirantes. Mientras a Rouco no le hace falta refundar nada, Rajoy dirige una brigada de demolici¨®n sin perspectivas de reconstrucci¨®n de lo derribado; Reixa, por el contrario, asume la tit¨¢nica tarea de reanimar el cad¨¢ver con nuevos estatutos y desfibrilaci¨®n igualitaria.
La duda es si no nos habremos equivocado en los respectivos destinos. Es tarde para rectificar, claro est¨¢, porque necesitar¨ªamos un efrit trilero que intercambie papeles y ponga a cada uno en su sitio. La opci¨®n es f¨¢cil: Rouco presidir¨ªa la SGAE con la sabidur¨ªa del mecenazgo ejercido durante 2.000 a?os, Rajoy ser¨ªa un presidente de la Conferencia Espiscopal ideal de la muerte porque no har¨ªa absolutamente nada (antes tendr¨ªa que confesarse de las mentirijillas, eso s¨ª) y Reixa asumir¨ªa la presidencia del gobierno con algo m¨¢s de rock and roll y menos marchas f¨²nebres.
Antes de que el genio de la l¨¢mpara nos conceda los tres deseos, convendr¨ªa un estudio en Photoshop para ver c¨®mo le queda a cada uno de nuestros hombres el nuevo uniforme. Rouco est¨¢ acostumbrado al negro pero le costar¨ªa vestir de forma m¨¢s informal, con pantalones y prescindiendo del rojo y los bordados en oro; Rajoy no estar¨ªa inc¨®modo con la sotana, pero s¨ª con tantos refajos como los protocolarios a los que obliga un alto cargo eclesi¨¢stico; y Reixa¡ bueno, a Reixa habr¨ªa que verlo con traje y corbata de jefe de planta de El Corte Ingl¨¦s para saber qu¨¦ tal le sienta.Si alguna de nuestras exportaciones nos falla, siempre podemos reimportar lo exportado por un m¨®dico precio. Tambi¨¦n sabemos de eso: ya lo hicimos con Fraga. @JulianSiniestro
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