La risa, el olvido y la conga
El autor se?ala que en la pol¨ªtica espa?ola de los ¨²ltimos 35 a?os se han producido hechos relevantes que escond¨ªan involuciones reales
?Kundera, en el Libro de la risa y el olvido, describe un sistema pol¨ªtico muy est¨¢tico ¡ªChecoslovaquia, cuando James Bond¡ª y explica la sustituci¨®n de cambios por ceremonias que los simbolizaban. Exemplum: coincidiendo con cada ahorcamiento de cada depurado por el estalinismo, la poblaci¨®n se reun¨ªa, bailaba la conga, re¨ªa, sent¨ªa la sensaci¨®n de cuando la brisa o la historia te acarician el rostro y luego se iba a casa a olvidar, a vivir una realidad sin cambio alguno.
Suena triste. Pero suena m¨¢s triste pensar que en la cultura espa?ola de los ¨²ltimos 35 a?os existen tambi¨¦n ceremonias que no solo suplen el cambio, sino que disimulan, incluso, involuciones efectivas. La disciplina tal vez nace en 1976. Con el retorno de Tarradellas. Es decir, el presi de una instituci¨®n republicana pacta con el franquismo, vuelve a Catalu?a y, por el mismo precio, deja a las izquierdas catalanas fuera de juego. Sorprendentemente, las izquierdas, en vez de liarla, proclaman la conga. Y convierten aquel retorno inquietante en un acto de unidad, de cohesi¨®n, de triunfo. Sucede lo mismo, y a escala espa?ola, en 1977, con los Pactos de la Moncloa, primer pacto entre el franquismo y la oposici¨®n, en el que las izquierdas renuncian al grueso de sus agendas a cambio de unidad, cohesi¨®n y victoria. Y mucha conga.
La historia oficial de los ¨²ltimos 35 a?os es una serie de d¨ªas de conga y rosas. Me permito se?alarles tres. Los tres ¨²ltimos. 1. El nuevo Estatuto, un cacharro federal que por fin iba a anclar Catalu?a en Espa?a. No se ancl¨® nada, no hubo nada federal, pero s¨ª conga. 2. El sistema de financiaci¨®n, que se lo pel¨® Mas en un pisp¨¢s en La Moncloa. Se podr¨ªa haber le¨ªdo aquel fiasco en t¨¦rminos de incompetencia o ruina. No obstante, se opt¨® por la conga. 3. El pacto fiscal.
Es m¨¢s barato pagar un traje a CiU que invitarla a financiarse
Es un enigma fascinante preguntarse el porqu¨¦ de las congas peninsulares. Por qu¨¦, hasta hace poco, costaba tanto quitarle la raz¨®n a una construcci¨®n gubernamental y por qu¨¦ costaba tan poco bailarle la conga. Por qu¨¦ en esas congas gubernamentales participaba el grueso de los partidos, de los medios, de la cultura. En todo caso, la din¨¢mica de la conga parece finalizada en Espa?a. Las medidas del Gobierno de Rajoy est¨¢n suscitando posicionamientos culturales novedosos en su contra.
El ¨²nico Gobierno peninsular que a¨²n apuesta por esa se?a de identidad de la cultura de la transici¨®n (CT) que es la conga es, de hecho, el de CiU. Y a trav¨¦s de su pacto fiscal. El de Mas es el ¨²nico Gobierno que a¨²n cree en la CT. Es decir, cree que un d¨ªa Mas ir¨¢ a La Moncloa, se reunir¨¢ varias horas y saldr¨¢ con cara de capit¨¢n Catalu?a agotado y con un pacto fiscal en el sobaco. Un pacto que, por otra parte, no se parecer¨¢ en nada a lo que el nombre de la cosa propone. Pero da igual. Aun as¨ª, habr¨¢ conga. Si bien no hay motivos para creer que esa din¨¢mica cultural del ¨¦xito donde no lo hay exista y pueda limpiar a un Gobierno de la realidad que crea.
Y aqu¨ª, la realidad: CiU solo ha cumplido una promesa electoral: eliminar el impuesto de sucesiones. Sin programa, ha recortado bienestar por encima de lo ¨¦tico y, lo veremos en breve, lo legal, creando el canon del recorte del bienestar, reproducido por el PP. Y ha planificado Eurovegas, un monumento a la ausencia de planificaci¨®n territorial y un fil¨®n para la industria nativa del cobro de comisiones. Por lo dem¨¢s, no ha explicado su financiaci¨®n ¡ªesa atribuci¨®n gubernamental por aqu¨ª abajo¡ª reciente. Lo que da como miedo: viendo lo del Palau, parece que sale m¨¢s barato pagarle un traje a CiU antes que invitarla a autofinanciarse, si bien hacemos ambas cosas.
No, no huele a risa, olvido o conga en el horizonte. Aun con el juguete del pacto fiscal.
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