Que viva la gente rara
La Sociedad Internacional de Iconoclastas a duras penas autorizar¨ªa la inclusi¨®n de las hermanas Casady en su junta directiva. Por raras. Cualquier intento de catalogar a CocoRosie est¨¢ abocado al fracaso porque Sierra y Bianca van por libre: son artistas caprichosas, en el mejor sentido del t¨¦rmino. Estrafalarias. De dudoso ali?o indumentario. Y maravillosamente sugerentes, como demostraron ayer en el Price.
Nada se ajusta a la normativa en la m¨²sica de esta pareja extra?a en su concepci¨®n (hermanas de padres separados que no se reencuentran hasta la madurez), ubicaci¨®n (nunca sabemos si encontrarlas en Brooklyn o Par¨ªs) y sonoridades. Su faceta m¨¢s et¨¦rea (God has a voice, Undertaker) puede remitir a Bj?rk o Kate Bush, sobre todo por la voz oper¨ªstica de Sierra, que adem¨¢s toca el arpa (como Joanna Newsom). Y en la vertiente orientalizante les gustar¨ªan a Dengue Fever (Tearz for animals) o, mejor a¨²n, Dead Can Dance. Sobre todo en la sensacional We are on fire, que arranca como una cantinela infantil entre pesadillas.
A falta de disco nuevo, las Casady han incorporado en esta gira a cinco m¨²sicos tradicionales indios, Rajastan Roots. A veces festivos, otras casi devocionales, terminan aportando una gozosa hondura al repertorio. No se adivina excusa etnogr¨¢fica en su concurso ni calibrados mestizajes. Las hermanas m¨¢s bien parecen regirse por su intuici¨®n prodigiosa.
El cap¨ªtulo de extravagancias lo completa Vincent Garlentezec, un franc¨¦s que se hace llamar Tez y emite fabulosas percusiones con la boca. Un beatboxer que convierte algunas apoteosis finales (K-hole) en puro house far¨ªngeo. Como si fuera un integrante m¨¢s, un fot¨®grafo con bata inmortaliza cada detalle desde el mismo escenario. Todo es burlesco, at¨ªpico, inspirador. Qu¨¦ delicia encontrar a gente rara en un mundo de replicantes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.