Peligro de expansi¨®n
Habr¨¢ m¨¢s deudores hipotecarios si avanza imparable el empobrecimiento de la mayor¨ªa de los ciudadanos
Es grande lo que hace el Ayuntamiento de Peligros, a unos cinco kil¨®metros al norte de Granada, gobernado por los dos partidos con menos votos en el pueblo, cinco concejales de Izquierda Unida y uno de Alternativa Democr¨¢tica de Peligros (el PP tiene seis, y cinco el PSOE): asesora jur¨ªdicamente a los vecinos en riesgo de que, por falta de pago, el banco los eche de la casa. Por iniciativa de IU, con el respaldo de ADP y del PSOE, seg¨²n contaba Valme Cort¨¦s en estas p¨¢ginas hace una semana, el Ayuntamiento negocia con los bancos y atiende a la veintena de vecinos de Peligros (un pueblo de 11.000 habitantes) que viven en la angustia del desahucio.
Supongo que el Ayuntamiento recurre a los dispositivos que tiene a su alcance y aprovecha las posibilidades de la legislaci¨®n vigente, el decreto ley 6/2012, de 9 de marzo, y sus ¡°medidas encaminadas a la protecci¨®n del deudor hipotecario¡±, una expresi¨®n que suena a propaganda medioambiental. Hablar de ¡°protecci¨®n del deudor hipotecario¡± sugiere la aparici¨®n en nuestro sistema ecol¨®gico de una criatura que no est¨¢ en peligro de extinci¨®n, como el lince o el quebrantahuesos, sino de expansi¨®n: habr¨¢ m¨¢s deudores hipotecarios si avanza imparable el empobrecimiento de la mayor¨ªa de los ciudadanos, un proceso que dirige en Espa?a en este momento el Gobierno Rajoy.
Me parece ¨²til la ley que ha decretado ese Gobierno para proteger al deudor hipotecario pobre. Pero tambi¨¦n me parece muy insuficiente, muy corta. Establece un C¨®digo de buenas pr¨¢cticas al que, si les parece bien, voluntariamente, caritativamente, pueden acogerse las cajas de ahorros y los bancos, benditos sean. Los legisladores del PP usan la jerga autom¨¢tica de la beneficencia y piden la ¡°implicaci¨®n del sector financiero en el esfuerzo requerido para aliviar la dif¨ªcil situaci¨®n econ¨®mica y social de muchas familias¡±. El banco, si quisiera, podr¨ªa suspender por un tiempo los pagos del deudor sin recursos, reducir los tipos de inter¨¦s cuatro a?os, alargar el plazo total de la hipoteca, e incluso rebajar la deuda, o quedarse amablemente con la casa hipotecada y darla por pagada. Y bajar¨ªa los devoradores intereses de demora.
Pero, para ser considerado deudor digno de protecci¨®n, el insolvente debe vivir en condiciones extremas: nadie puede tener trabajo en la casa en peligro de desahucio, ni ingresos por ning¨²n tipo de actividad econ¨®mica. El deudor y su familia deben sufrir paro desesperado y absoluto, aunque los bancos y cajas que se adhieran al C¨®digo pueden, si quieren, ampliar su buena disposici¨®n a gente algo menos pobre y tratarla casi como tratan a los ricos. Yo me acuerdo de la ley para la reforma laboral, del mismo Gobierno Rajoy, que entonces, en febrero, no se ocupaba de los apuros de los deudores hipotecarios sin recursos, sino de los beneficios empresariales.
Atribulado el Gobierno por los malos tiempos y por la salud econ¨®mica de las empresas, autorizaba legalmente al empresario a suspender contratos de trabajo y a cambiar la jornada, el horario, el sueldo y las condiciones laborales de sus empleados, todo a conveniencia del empresario, es decir, para respetar las palabras exactas de los legisladores, ¡°por causas econ¨®micas, t¨¦cnicas, organizativas o productivas¡±, pensando siempre el Gobierno en ¡°tiempos como los actuales de crisis¡±, excepcionales, pero quiz¨¢ para toda la vida y m¨¢s a¨²n. Con el mismo esp¨ªritu y en los mismos malos tiempos, si los empresarios pueden cambiar a su conveniencia ¡°econ¨®mica, t¨¦cnica, organizativa o productiva¡± los t¨¦rminos del contrato laboral, ?por qu¨¦ no se les permite a los deudores sin recursos modificar a su conveniencia y por las mismas razones (¡°econ¨®micas, t¨¦cnicas¡¡±, etc¨¦tera) los t¨¦rminos del contrato hipotecario? Reconozco que me parece un disparate lo que digo, pero fue el Gobierno del PP el que impuso en febrero pasado esa idea flexible de lo que es un contrato o un pacto entre dos partes.
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