Iguales en desigualdad
Los espa?oles que no llegan ni a mediados de mes son ya m¨¢s del 20% de la poblaci¨®n
Alcanzar la categor¨ªa de pobre est¨¢ ya al alcance de cualquiera. La pobreza ha dejado de ser un monopolio de los marginados. La crisis ha globalizado el paro y la exclusi¨®n social. En Espa?a hemos pasado de prometer el pleno empleo a caminar hacia los seis millones de parados, que es un gran paso para alcanzar las m¨¢s altas cotas de la miseria. Las calles se nos est¨¢n llenando de olvidados. Y demasiados de ellos viven ya de la caridad de los contenedores de basura, que es el ¨²ltimo plato disponible en la pir¨¢mide poblacional de la penuria.
Hay mucha gente en Espa?a que ya no puede comer por encima del hambre que tiene, por eso las pensiones de muchos abuelos se han convertido en el men¨² del d¨ªa de la crisis y organizaciones como C¨¢ritas o los Bancos de Alimentos est¨¢n sustituyendo a las ¨¢reas p¨²blicas de Bienestar Social en la atenci¨®n de los necesitados. El d¨ªa que los Gobiernos decidieron que la primera prioridad del Estado era salvar a los bancos, las entidades dejaron de regalar televisores y vajillas. Ahora ofrecen las cajas de cart¨®n del embalaje, para que los despose¨ªdos puedan guarecerse del fr¨ªo en los soportales de los cajeros autom¨¢ticos.
El paro se ha instalado en la familia, en el vecino del cuarto y en la tienda de la esquina. No son cifras, son dramas. Una insufrible estad¨ªstica cargada de frustraci¨®n, decepci¨®n y fiasco. Los expertos dicen que muchos parados ya no volver¨¢n a trabajar nunca, que es el mayor fracaso social de lo que va de siglo. Los trabajadores corren el riesgo de convertirse en una especie en peligro de extinci¨®n, por eso la clase media en Espa?a se asoma al abismo, que es un desfiladero por donde est¨¢n cayendo los pobres de solemnidad. Ya no hay solemnidad en la pobreza, es todo mucho m¨¢s rutinario y cotidiano. La gente pasa a ser pobre de la noche a la ma?ana; de la p¨¦rdida del empleo al desahucio de la vivienda; del ¨²ltimo pago en la prestaci¨®n del desempleo a la puta calle y sin consulta m¨¦dica.
Los recortes se est¨¢n llevando los muros de contenci¨®n social frente a la pobreza. La crisis se est¨¢ cebando con los que menos tienen y los espa?oles que no llegan ni a mediados de mes son ya m¨¢s del 20% de la poblaci¨®n. Este reparto de sacrificios ante el Dios de los mercados est¨¢ siendo muy injusto. La austeridad afecta siempre a los mismos, por eso en esta historia de terror financiero est¨¢ emergiendo una crisis social sin precedentes que puede lastrar el futuro de este pa¨ªs durante d¨¦cadas.
Le estamos viendo ya las orejas al lobo y ninguno de los dos grandes partidos pol¨ªticos en Espa?a est¨¢ a la altura de las circunstancias. El que gobierna, por incompetente. El que se opone, por descr¨¦dito. Si los partidos pol¨ªticos fueran instituciones realmente democr¨¢ticas, algunas de las medidas que tomaron o est¨¢n tomando para salir de las crisis las habr¨ªan llevado a consulta de los ciudadanos, ya que ni una sola de ellas estaba en el programa con el que se presentaron a las elecciones. Ninguna urgencia puede justificar esta merma democr¨¢tica.
La pobreza, tambi¨¦n en su acepci¨®n de falta de magnanimidad, gallard¨ªa o nobleza, est¨¢ afectando a la democracia, de ah¨ª que los recortes m¨¢s importantes, en t¨¦rminos pol¨ªticos, se est¨¢n produciendo en la moral y en la ¨¦tica, cuyos par¨¢metros est¨¢n muy por debajo de unas m¨ªnimas exigencias de decencia. Pareciera que la actual casta pol¨ªtica hubiera hecho votos de pobreza, pero de pobreza moral.
La pobreza siempre ha sido un c¨ªrculo vicioso: exclusi¨®n social, absentismo escolar, escasos estudios, poca preparaci¨®n y paro. Los mercados est¨¢n democratizando las penurias econ¨®micas. Ahora se puede ser pobre con varias licenciaturas y alg¨²n que otro m¨¢ster. En t¨¦rminos sociales, hemos alcanzado unos niveles muy altos de igualdad en no tener oportunidades. Estamos consiguiendo ser, cada d¨ªa, m¨¢s iguales en la desigualdad.
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