¡®Alma¡¯ muri¨® en la guerra sucia
Herb¨®n sigue roto en dos bandos mientras se estanca en la Xunta la declaraci¨®n de BIC del convento Los franciscanos fueron amenazados y sus perros, envenenados
Los s¨ªntomas del envenenamiento por estricnina suelen aparecer unos 20 minutos despu¨¦s de ingerir la sustancia. Ese es tambi¨¦n, m¨¢s o menos, el tiempo que transcurre entre el momento en que el prior del convento de Herb¨®n, Roberto Freire, deja suelto su perro dentro del recinto del cenobio y cierra la iglesia hasta que ambos salen a dar su paseo matinal, pasadas las nueve, por el monte. El can que va con el franciscano es Simba, el labrador. Si se hubiera descrito esta escena a principios de marzo, con ellos, siempre por delante, viva, ¨¢gil, despierta como ninguna, ir¨ªa tambi¨¦n Alma, la pastora.
Pero por aquellas fechas, la perra muri¨®. El enemigo (nunca se dijo en alto su nombre pero hay rotundas sospechas) tuvo que intentarlo dos veces antes de lograr su objetivo. En la primera de estas ocasiones, justo antes del paseo ma?anero, los animales comieron del alimento envenenado y 20 minutos despu¨¦s, cuando enfilaban el camino del monte, empezaron a convulsionar. El prior reaccion¨® a toda velocidad. Llam¨® a la veterinaria, meti¨® a los animales en el coche y corri¨® a Santiago, donde estaba el ant¨ªdoto. Al llegar a la cl¨ªnica, Simba parec¨ªa muerto, aunque inesperadamente reaccion¨®. Bebi¨® agua y vomit¨®, y la inyecci¨®n del m¨¦dico hizo el resto del trabajo.
Los perros se salvaron, pero 15 d¨ªas despu¨¦s, por la tarde, cuando el cielo ya estaba oscuro, alguien introdujo en el convento otra suculenta comida infestada de veneno. Seg¨²n los veterinarios que vieron el cad¨¢ver de Alma, para no marrar la matanza los asesinos cuadruplicaron la dosis letal. Simba, m¨¢s pausado que su compa?era, record¨® quiz¨¢s la mala experiencia anterior y no prob¨® bocado. Con ella, en cambio, ya no hubo tiempo de reaccionar. En cuesti¨®n de minutos qued¨® r¨ªgida como si llevase horas muerta.
Desde enero, a cualquier hora del d¨ªa o de la noche, los tres monjes que habitan en 48.000 metros cuadrados de historia junto al Ulla recib¨ªan llamadas de n¨²meros ocultos y voces disimuladas cargadas de amenazas. No quisieron cre¨¦rselo, pero lo que iba a pasar con los perros ya se lo hab¨ªan advertido aquellas voces. Si quer¨ªan salvar a Alma y a Simba ten¨ªan que retroceder en su prop¨®sito de lograr la declaraci¨®n de Ben de Interese Cultural (BIC) para el convento fundado en el siglo XIV, cuyos monjes introdujeron el cultivo del pimiento que puso en el mapa esta parroquia de Padr¨®n.
Los vecinos creen que Patrimonio les obligar¨¢ a cercar con tuyas los invernaderos
Desde 2009, con informes favorables de la Universidade de Santiago y el Consello da Cultura, varios colectivos sociales reclaman para el conjunto monumental de Herb¨®n el t¨ªtulo de BIC. De conseguir la declaraci¨®n depende la obtenci¨®n de una ayuda de Fomento para una rehabilitaci¨®n que ya es urgente en la parte norte y el claustro del convento. El arquitecto Pedro de Llano firm¨® un proyecto para resucitar aquellos muros, y el a¨²n ministro Jos¨¦ Blanco, en octubre de 2011, se comprometi¨® a subvencionar las obras con 700.000 euros, por eso del 1% cultural del que fue su ministerio.
Manuel Dios, presidente del Seminario Galego de Educaci¨®n para a Paz, asegura que estaba todo pr¨¢cticamente hecho. La Direcci¨®n Xeral de Patrimonio, con el mismo director que tiene ahora, estaba ¡°entusiasmada¡± con la propuesta, e incluso la ampli¨®. Si la solicitud se refer¨ªa ¨²nicamente al edificio monacal, la Xunta decidi¨® ampliar la protecci¨®n a un per¨ªmetro de 150 metros.
Fomento ya hab¨ªa comprometido 700.000 euros para la rehabilitaci¨®n
Y esta fue la llama que prendi¨® la p¨®lvora. Tanto el regidor municipal como la m¨¢s antigua de las dos cooperativas del pimiento se opusieron a cualquier tipo de protecci¨®n para el patrimonio local, que presentaron a los vecinos como un peligro para sus intereses. No obstante, ni el presidente de Pimerb¨®n, el exconcejal del PP Jos¨¦ Rivera Magari?os, ni el Ayuntamiento, gobernado por Antonio Fern¨¢ndez Angueira (tambi¨¦n del PP), atendieron a los intentos de este diario de conocer su versi¨®n.
Los ¨²nicos que explican lo que pas¨® son los partidarios del BIC. Y ellos aseguran que, como otras tantas veces, en Herb¨®n ha funcionado el ¡°caciquismo de manual¡±, porque Rivera Magari?os (que siendo edil fue noticia por su nave ilegal, a¨²n en pie, sobre la que pesaba una orden de derribo) ¡°garantiza aqu¨ª 800 votos al PP¡±. Dicen, tambi¨¦n, que la excusa es el pimiento, y que es cierto que hay algunos invernaderos y galpones levantados sin licencia en las inmediaciones del convento, pero que lo que hay detr¨¢s son ¡°oscuros intereses inmobiliarios¡±, a la espera de que el Ayuntamiento saque adelante su plan general.
Manuel Dios cuenta que el proyecto era poner en marcha en el monasterio el Centro Internacional pola Paz, techo del futuro Centro Unesco de Galicia y de parte de la biblioteca de Federico Mayor Zaragoza, presidente de la Fundaci¨®n Cultura de Paz. Adem¨¢s, habr¨ªa una casa de acogida para ni?os, un Centro de Estudios Xacobeos y un albergue peregrino mejor que el actual. La guerra sucia tambi¨¦n se afanaba ¨²ltimamente en quitar las flechas amarillas que llevan a Herb¨®n.
Cuando el BIC ya estaba casi en sus manos, en enero, expirado el plazo de la Xunta para las alegaciones, el alcalde, seg¨²n Manuel Dios, reuni¨® a los vecinos y les dijo que el BIC obligar¨ªa a cercar con tuyas los invernaderos y a pedir permiso hasta para mover una piedra. A partir de ah¨ª empezaron las llamadas amenazantes, las difamaciones referidas a la vida privada de los franciscanos, los tanteos a alto nivel para desterrar de su cargo y de Herb¨®n a Roberto Freire. Y la Xunta recul¨®. La decisi¨®n final se ha estancado en San Caetano, pero la Comisi¨®n Territorial de Patrimonio de A Coru?a ya vot¨® en contra del BIC. Dios asegura que ¡°forzada por el alcalde y por Jos¨¦ Manuel Rey Pichel¡±, aquel director general que estaba tan ¡°entusiasmado¡±.
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