La luz, la luz
En el edificio en que vivo, las personas encargadas de leer los contadores de la electricidad suelen hacer notar con br¨ªo su llegada, al grito, por ejemplo, de ¡°la luz, la luz¡±, para que la gente vaya abriendo las puertas, y agilizar as¨ª la lectura. La situaci¨®n tiene para m¨ª algo de entra?able, como de reminiscencia de otros tiempos, menos hoscos, de mayor comunicaci¨®n humana. Pero lo m¨¢s interesante me resulta la imagen que provoca: unas puertas que se van abriendo hacia la luz. Como la representaci¨®n perfecta de lo que significa la Cultura.
La Cultura es lo que nos hace crecer, lo que nos fortalece intelectual, moral y an¨ªmicamente como personas y como ciudadanos; lo que cimienta nuestra libertad porque nos dota de instrumentos de entendimiento, comparaci¨®n, an¨¢lisis cr¨ªtico. Y por eso creo que la Cultura tendr¨ªa que ser una de las prioridades de lo privado y desde luego de lo p¨²blico, de la acci¨®n pol¨ªtica. Todo lo contrario de lo que sucede en estos momentos. Porque a esa formidable abridora de puertas que es la Cultura se le est¨¢n cerrando todas. La subida del IVA cultural es el portazo de mayor actualidad y el que est¨¢ provocando m¨¢s reacciones en contra. Y esta oposici¨®n creo que est¨¢ justificada no s¨®lo en lo material ¡ª encarecer el acceso a determinadas manifestaciones culturales puede suponer el colapso de la vida art¨ªstica de nuestro pa¨ªs¡ª; sino esencialmente en lo pol¨ªtico. Estando como est¨¢ el paisaje presupuestario espa?ol cubierto de malas hierbas: gastos superfluos, prebendas, excesos institucionales, arrancar las buenas siembras que supone la Cultura es una ruina que como sociedad no podemos permitirnos. Hay pues que resistirse a esta subida del IVA cultural y acompa?ar esta resistencia con la exigencia de que se reduzcan ¡ª no s¨®lo por parte de los gobiernos central y auton¨®micos, sino en todo el entramado institucional¡ª, muchas partidas prescindibles, dispendiosas, injustas. Y, para esta tarea, pueden guiarse nuestros dirigentes por las medidas que Fran?ois Hollande ha adoptado en Francia.
Pero este IVA crecido no es el ¨²nico enemigo de la Cultura. Tambi¨¦n lo son, y entiendo que merecen la misma oposici¨®n, algunas maneras de abordar p¨²blicamente lo cultural, que no favorecen la percepci¨®n que la ciudadan¨ªa tiene de la Cultura ni por eso su implicaci¨®n en ella. Como la insistencia en medir el ¨¦xito de un acto cultural desde una perspectiva puramente num¨¦rica. ?No es en el contenido de los eventos o festivales donde debe centrarse el debate p¨²blico y sus valoraciones, en lugar de limitarse a considerar el n¨²mero de personas que han acudido? ?Y no deber¨ªan adem¨¢s las pol¨ªticas culturales apoyar preferentemente las manifestaciones culturales m¨¢s exigentes, y por ello a¨²n minoritarias, para irlas convirtiendo en mayoritarias? Creo en ambos casos que s¨ª. Y que supone otro pesado gravamen contra la Cultura el confundir la luz que aporta con la simple lectura de su contador.
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