Como animal de compa?¨ªa
Se admite toro como animal de compa?¨ªa. En las dos tardes de la Feria de La Blanca la docilidad de los astados ha sido una constante que ha evitado cualquier atisbo de emoci¨®n en el festejo. Es lo que hay. En la actualidad ya no se habla de a qu¨¦ ganader¨ªa se enfrentan los toreros, sino con qu¨¦ toros se anuncian. La raz¨®n es que lo hacen en compa?¨ªa del ganado y ya cada vez resulta m¨¢s dif¨ªcil hablar de oponente, enfrentamiento o enemigo.
Ahora, uno de los calificativos para el toro es el de colaborador, y se hace de forma positiva, como si el toro bravo fuera un animal domesticado, que ayuda al torero a tener una tarde de ¨¦xito, pero con tranquilidad.
Siempre se ha pensado que el toro bravo es una fiera salvaje, que se ha seleccionado para defender su bravura y que un hombre luche por dominarlo y hacer de esa imposici¨®n un acto de belleza. Sin embargo, ha derivado en un animal colaborador de la est¨¦tica del torero, que no le pone en aprietos y es el hombre el preocupado por que el animal no se d¨¦ por vencido antes de comenzar su labor. Es como aquel chiste de Gila, cuando llamaba al enemigo para pedir que colaborase en la hora y la forma en que iban a atacar. De risa.
Ficha
SEIS GANADER?AS / RIVERA, CASTELLA Y PERERA
Seis toros de diferentes ganader¨ªas: 1?, Juan Pedro Domecq, grand¨®n sin casta y choch¨®n. 2?, Parlad¨¦, justos de presentaci¨®n, con cara y sin casta ni fuerza. 3?, Zalduendo, bien presentado, con clase, pero sin casta. 4? Valdefresno, serio y bueno en la muleta. 5? Puerto de San Lorenzo, con clase y noble. 6? Los Bayones, grandote, mansito y ¨¢spero. Rivera Ord¨®?ez, dos pinchazos y estocada (silencio) y estocada atravesada y descabello (oreja tcon petici¨®n de la segunda). Sebasti¨¢n Castella, pinchazo y estocada ca¨ªda (silencio) y estocada corta y descabello (oreja). Miguel ?ngel Perera, pinchazo, estocada y dos descabellos (saludos) y dos pinchazos y estocada ca¨ªda (saludos tras un aviso).
Plaza de Vitoria. 6 de agosto de 2012. Media entrada. Segunda de la Feria de La Virgen Blanca.
Tiene tan poca importancia el animal, que ayer se desarroll¨® un cartel en Vitoria donde se anunciaron seis toros de seis ganader¨ªas diferentes, sin aparente competitividad y sin ning¨²n reclamo. Tan s¨®lo se trataba de anunciar a tres toreros con tres astados de Domecq y tres de Atanasio, pero sin cuidar los detalles. Para los mal pensados parec¨ªa una limpieza de corrales. Incluso algunos aficionados locales acudieron al calificativo de ¡°descalzaperros¡± para definir el festejo.
En definitiva, no importaba lo que tuvieran delante Rivera, Castella y Perera. Y as¨ª fue. Poco le import¨® al p¨²blico que llen¨® la mitad de los asientos del Iradier Arena. Hubo dos orejas, pudieron cortar m¨¢s si Perera no falla con la espada y si el presidente no opta por mantener su seriedad ante la banal petici¨®n de segunda oreja para el actualmente anunciado como Paquirri.
Los tres toros de Domecq fueron muy nobles, sin casta y colaboradores, tanto que el primero de Perera fue la tonta del bote. Se dejaron hacer en varia medida.
La otra media corrida, la de encaste Atanasio, fue menos igual. A la nobleza del cuarto y el quinto, que adem¨¢s tuvieron clase en la embestida le sigui¨® un brutote sexto que volte¨® a Perera a mitad de faena. Era normal, lo mismo que hab¨ªa hecho con el tercero, lo intent¨® en el de Los Bayones, que ten¨ªa menos tontura y se lo ech¨® a los lomos. Al final, tambi¨¦n mostr¨® su poquita raza y acab¨® acobardado ante el arrim¨®n del torero extreme?o.
Rivera Ord¨®?ez y Castella cortaron una oreja y Perera fall¨® a espadas
Abri¨® el festejo Francisco Rivera Ord¨®?ez, el sustituto de Enrique Ponce, a¨²n convaleciente de un problema en los abductores de su pierna izquierda. Paquirri, que luci¨® un brazalete negro en recuerdo de su t¨ªa Bel¨¦n Ord¨®?ez, fallecida el s¨¢bado, supo conquistar al p¨²blico. Tuvo un buen toro, el cuarto, pero lejos de aprovecharlo hizo una faena infantil, de esas que puede hacer un ni?o cuando juguetea con un trapo. Su trasteo no tuvo ninguna estructura. Cuando le dio distancia, el de Valdefresno respondi¨® con clase; el torero entonces acort¨® el espacio y empez¨® con unos circulares. La sorpresa no qued¨® ah¨ª, ya que despu¨¦s de tres naturales inici¨® una serie mirando al tendido de sol.
Una faena carente de sentido que gust¨® a los blusas y que empez¨® a cosechar partidarios hasta el hecho de que tras un certero descabello se pidi¨® con fuerza la segunda oreja. El presidente, en su sitio, no la concedi¨®.
El otro trofeo se lo llev¨® Castella por un trasteo equilibrado a un toro de Puerto de San Lorenzo, al que supo entender con una faena ligada, con muletazos por abajo y de buen trazo.
Perera pudo tocar pelo en sus dos episodios, ya que ante el parado primero acab¨® haciendo un arrim¨®n en el que faltaba la sensaci¨®n de peligro del inofensivo Zalduendo. En el que cerr¨® el festejo, debi¨® imponerse a un rajado toro de Los Bayones, que protestaba con cabezazos y tuvo el m¨¦rito de arrimarse de nuevo en los medios, donde incluso lleg¨® a templar alg¨²n muletazo.
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