Sin gaseosa y en la calle, por favor
Una boda no naufraga porque el novio se emborrache y la novia termine entre sollozos refugi¨¢ndose en el ba?o. Ni siquiera porque el cura aspire a tertuliano de Intereconom¨ªa y se ponga en plan obispo de Alcal¨¢ a zurrar a los invitados que han venido de Chueca. A los curas nadie les hace mucho caso, la verdad. Y nadie deber¨ªa de reprochar a los novios que le hayan sentado justo al lado del cu?ado plasta con sus an¨¦cdotas sobre el sector de la m¨¢quina herramienta. A alguien le ten¨ªa que caer el muerto. Mala suerte, chaval. Que les quede claro, una boda se recuerda, y siempre para mal, si los invitados se quedan con hambre. Estas cosas antes no pasaban en Euskadi, pero la alta cocina ha invadido de tal manera nuestras vidas, que hay gente capaz de amargarte el bodorrio con las malditas medias raciones. El ¨¦xito est¨¢ en el est¨®mago de los convidados. El resto viene solo.
Les cuento esto porque hoy es el d¨ªa del balance de las fiestas de Vitoria y los pol¨ªticos nos van a marear con datos y m¨¢s datos y van a insistir en el concierto m¨¢s aglomerado y el n¨²mero de borrachines que han dormido en comisar¨ªa, pero al final, por muchas vueltas que le den los gabinetes de prensa, salvo cataclismo a la altura del hambre en las bodas, las fiestas tienen un parto feliz. Que en lo de pas¨¢rselo bien con que los pol¨ªticos ayuden un poco y no enreden demasiado es suficiente; del resto nos encargamos los dem¨¢s. Y en Vitoria, sobre todo, los blusas.
A nuestra concejal de Cultura le cost¨® un buen disgusto entenderlo que cuando hace 12 a?os lleg¨® al poder y se le ocurri¨® jubilar las carrozas y poner a cabalgar a los Reyes Magos sobre dromedarios de verdad, Baltasar fue a montarse en el suyo y recibi¨® tal golpazo que Melchor y Gaspar mandaron los dromedarios a Bel¨¦n con los pastores. Y los Reyes Magos a pie por el centro y los ni?os llorando sin saber qui¨¦n era Rey y qui¨¦n paje o polic¨ªa municipal. Aquel d¨ªa casi cae el gobierno de Alfonso Alonso. As¨ª que concejales de festejos, ya saben: los experimentos donde ustedes quieran, pero las fiestas sin gaseosa y en la calle, por favor.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.