?Hay o no hay alternativa al PP?
La oposici¨®n ya puede ir pensando en algo m¨¢s que lamentarse si quiere volver a la Xunta
A punto de agotar su mandato, el presidente Feij¨®o anunci¨® su intenci¨®n de que el Parlamento gallego pase de 75 a 61 esca?os en la pr¨®xima legislatura, algo que es factible, ya que el Estatuto de 1981 fija una horquilla de 60 a 80 diputados. Como pretexto se utiliza el del ahorro presupuestario, pero es evidente que hay un inter¨¦s partidista: al Partido Popular le costar¨¢ menos revalidar su mayor¨ªa absoluta si prima a¨¢n m¨¢s la representaci¨®n de las provincias de Lugo y Ourense. Para ello mantendr¨¢ en 10 el n¨²mero de esca?os m¨ªnimo por provincia y los 21 restantes los repartir¨¢ entre las cuatro circunscripciones electorales, con lo cual reducir¨¢ la representaci¨®n de A Coru?a y Pontevedra, que ahora deciden 24 y 22 esca?os, y beneficiar¨¢ a Lugo y Ourense, que eligen a 15 y 14, hasta completar los 75 actuales. Se supone que el PP cree que la reforma beneficia sus intereses electorales en perjuicio de los partidos de la oposici¨®n, ya que de otro modo no la har¨ªa. De hecho, as¨ª es. La ¨²nica manera de atenuarlo ser¨ªa rebajar los 10 los esca?os fijos por provincia, pero el resultado probable con el cambio previsto es que el PP lograr¨¢ dos diputados m¨¢s de diferencia, que le garantizar¨¢n la mayor¨ªa absoluta.
Como quiera que la medida supone un cambio de las reglas de juego, es algo que deber¨ªa hacerse por consenso, pero esa palabra est¨¢ en franca decadencia en Galicia y en Espa?a. Son l¨®gicas, por tanto, las reacciones cr¨ªticas del PSdeG-PSOE y el BNG, aunque es m¨¢s dudoso que est¨¦ justificado hablar de golpe de Estado, ya que en Galicia ni siquiera hay un Estado. Incluso pucherazo electoral suena excesivo. Parece m¨¢s correcto lo que dice la nacionalista Ana Pont¨®n, en el sentido de que se trata de un giro que altera las reglas y aumenta la desigualdad entre el valor del voto de Lugo y Ourense frente a las provincias atl¨¢nticas. En definitiva, se trata m¨¢s bien de una iniciativa legal sin juego limpio.
Si bien es dudoso que la reducci¨®n de esca?os preocupe a los gallegos, no es menos cierto que la Xunta nada a favor de la corriente, ya que la moda imperante ¡ªfundamentada o no¡ª es reducir pol¨ªticos. Con un poco de demagogia y su poder¨ªo medi¨¢tico, el PP lograr¨¢ llevarse el gato al agua. La reducci¨®n de esca?os supone un escaso ahorro, para el que hay un sinf¨ªn de alternativas, pero ese argumento de la oposici¨®n terminar¨¢ diluy¨¦ndose en las p¨¢ginas de la prensa de derechas.
La clave es otra. El Partido Popular introduce por esta v¨ªa su idea de que debe gobernar el partido m¨¢s votado, lo cual s¨ª entra?a un vicio democr¨¢tico, ya que el sistema electoral de Galicia es parlamentario y no presidencialista. Pero eso, en esta pobre democracia gallega, tambi¨¦n pasa inadvertido, porque aqu¨ª se pinta con brocha gorda y a la gente no parece que le preocupe mucho.
Dicho todo lo cual, si el PSdeG-PSOE y el BNG limitan su reacci¨®n a descalificar a Feij¨®o por reducir los esca?os perder¨¢n la oportunidad de volver al Gobierno. O son capaces de construir una alternativa para ganar o est¨¢n perdidos. Al PP le va a causar poca erosi¨®n dicha fechor¨ªa democr¨¢tica.
Hagamos cuentas. En n¨²meros redondos, PSdeG-PSOE, BNG e IU suman m¨¢s o menos lo mismo que el PP y m¨¢s sumar¨ªan si lograsen seducir a los miles de gallegos que votan en blanco. Su objetivo electoral debe centrarse en alentar una alternativa cre¨ªble, ya que si se aferran al lamento acabar¨¢n instalados en la melancol¨ªa, con Feij¨®o de presidente. Si los partidos de la izquierda demuestran suficiente cohesi¨®n interna y liderazgo, y tambi¨¦n son capaces de proyectar un m¨ªnimo com¨²n denominador para desarrollar la estrategia progresista que abanderan, sea cual sea el reparto de esca?os, podr¨¢n gobernar. El clima de crisis deber¨ªa ayudarles pero, sobre todo, deber¨ªa empujarles a ser ¨²tiles pol¨ªticamente. Saben quejarse juntos ¡ªpor ejemplo, para denunciar que la derecha juega con ventaja y hace trampas¡ª pero les cuesta ponerse en valor en la misma foto, asumiendo que uno sin el otro no puede gobernar.
Esta Xunta deshizo m¨¢s de lo que hizo pero la imagen de su presidente es buena y el PP ya es un partido de gobierno. Es la izquierda la que tiene que demostrar que tiene una alternativa mejor y un l¨ªder capaz de medirse con Feij¨®o. Y, por lo que vemos, es m¨¢s f¨¢cil decirlo que hacerlo. ?O no?
@J_L_Gomez
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