Volver¨¢n
¡°Volver¨¢n los que nunca se fueron¡± cantaba una de las muchas versiones requet¨¦ del Cara al Sol, cuyo t¨ªtulo fue Cara al Sol, al Sol que m¨¢s calienta, que me vino a la memoria en cuanto L¨®pez convoc¨® a elecciones. Volver¨¢n los del PNV a mandar, que nunca, de hecho, dejaron de hacerlo mediante sus frecuentes visitas a Zapatero en La Moncloa. Por ello, quiz¨¢s tenga a¨²n m¨¢s m¨¦rito el aguante de L¨®pez, pues hubiera sido imposible este final de ETA, a pesar del inasumible precio del ¨¦xito de Bildu, con un PNV soberanista en Ajuria Enea. Si embargo, ¨¦l mismo debilitaba su m¨¦rito al suscitar siempre el estigma de estar en precario, en el sitio que no le correspond¨ªa, confirmando esta pose la aceptaci¨®n complacida de la cultura nacionalista a la espera de la vuelta del amo. Por citar a Onaindia, esta vez con fidelidad, recordemos la cr¨ªtica de sindicalista que realizaba a su propio partido, el PSE, por acabar siempre pensando que el amo de la f¨¢brica era el PNV.
El PNV, sencillamente, volver¨¢ porque todos quieren que vuelva. Una vez introducido en el terreno de juego electoral Bildu vuelve el PNV a ser necesario, retorna a aquella privilegiada centralidad otorgada en Madrid desde la Transici¨®n como dique frente al nacionalismo radical. Solo cuando ¨¦ste al ser ilegalizado estuvo fuera de juego el PNV perdi¨® el poder. Ahora el PSOE desea que vuelva, no s¨®lo por una posible alianza de gobierno con ¨¦l, sino por una alianza contra el PP, tras una cierta aproximaci¨®n ideol¨®gica y porque la legislatura le ha agotado. El PP de Rajoy, sentado en La Moncloa, tambi¨¦n lo desea, mostrando las mismas debilidades hacia el nacionalismo moderado que tuviera Zapatero, atracci¨®n epid¨¦mica en los presidentes que s¨®lo desapareci¨® en el segundo Gobierno de Aznar. Y la propia Bildu, que piensa que es demasiado pronto y enorme el reto de encontrase con el Gobierno del pa¨ªs, prefiriendo desde la oposici¨®n arrastrar al PNV hacia el soberanismo. Este cruce de voluntades le permitir¨¢ al PNV gobernar en minor¨ªa. Ni Fernando VII fue tan deseado.
Pero todo se puede venir abajo si fuera Bildu la opci¨®n m¨¢s votada en este momento de depresi¨®n en el que los partidos cl¨¢sicos se encuentran todos concernidos por la calamitosa crisis econ¨®mica. Como en una parodia de lo sucedido en los a?os treinta ante el crack econ¨®mico y el victimismo ideol¨®gico en Alemania, un movimiento como el nacionalismo radical que representa Bildu puede perfectamente hacerse con el poder en Euskadi, y, como entonces, la derecha moderada, el PNV, no osar¨¢ ponerle l¨ªmite por no contaminarse en un democr¨¢tico frente contra la aventura nacional y socialista. Si as¨ª ocurriera el plan basura pasar¨¢ de Guip¨²zcoa a toda Euskadi y entonces entraremos, de verdad, y definitivamente, en una nueva ¨¦poca, que se llamar¨¢ la de la Nueva Euskal Herria. Un punto final demasiado funesto y de desprestigio para el mandato socialista en Euskadi. Los que no volver¨¢n, ni a votar, fueron los que se marcharon por causa de ETA.
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