Y Delilah bail¨® bajo la lluvia
Por lo visto, anoche al Tigre de Gales le quedaba a¨²n cuerda para rato para seguir haciendo disfrutar a un p¨²blico de edades muy diversas
Hay ocasiones en las que todo sale bien a pesar de que parece que el diablo maneja los hilos. Media hora antes de la hora prevista para el concierto de Tom Jones en Santiago (suspendido a finales de julio por una afecci¨®n en la garganta del cantante) comenz¨® a llover de forma copiosa y el p¨²blico ya se preguntaba si no tendr¨ªa que irse a casa de vac¨ªo nuevamente. Pero a las 22.40 se hizo la luz. Sir Jones y su banda aparecieron sobre el escenario y durante hora y media la voz del Tigre de Gales se adue?¨® de la plaza de A Quintana. A los 72 a?os demostr¨® que su garganta no tiene la misma edad que el resto de su cuerpo y sigue respondiendo, incluso en condiciones meteorol¨®gicas adversase. El gran evento musical de las fiestas del Ap¨®stol se celebr¨® finalmente con todos los honores, ante 3.000 personas.
El concierto tuvo dos partes diferenciadas. Durante la primera hora, Jones repas¨® varios de los temas de su ¨²ltimo disco, Spirit in the room, en el que realiza versiones de grandes int¨¦rpretes como Leonard Cohen, Tom Waits o Paul Mc Cartney y tambi¨¦n record¨® viejas canciones suyas de los sesenta como Green green grass of home o What¡¯s new pussycat. Su voz se mostr¨® igual de efectiva para grandes ¨¦xitos del soul o del blues como para temas a la altura de los mejores crooners.
Jones es un elemento extra?o en el panorama musical, dif¨ªcil de clasificar. Nunca se ha conformado con ser un cantante mel¨®dico al uso y siempre se ha distinguido por internarse en terrenos que en teor¨ªa pueden parecer complicados para ¨¦l. Durante el concierto demostr¨® encontrarse igual de c¨®modo en el papel de crooner que en el de int¨¦rprete de temas mucho m¨¢s movidos. Hubo canciones en las que se hizo acompa?ar por una banda completa y otras en las que se limit¨® a la presencia de la guitarra y la bater¨ªa. En todo momento demostr¨® su solvencia y supo llevar a su terreno temas como Tower of song, de Leonard Cohen. Una banda que son¨® de forma impecable a lo largo de toda la noche fue su mejor aliado.
En la ¨²ltima media hora, que comenz¨® con una versi¨®n aflamencada de Delilah, Jones recuper¨® su estilo m¨¢s discotequero. La inevitable Sex bomb consigui¨® poner a todo el p¨²blico a bailar, Por supuesto, no falt¨® el gran cl¨¢sico It's not unusual que cerr¨® el concierto antes de los bises. Al Tigre de Gales le queda a¨²n cuerda para seguir rugiendo.
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