Las rutas et¨ªlicas se mudan al Port Ol¨ªmpic
Grupos organizados desaf¨ªan el veto del Ayuntamiento en Ciutat Vella y sobrecargan el autob¨²s nocturno

¡°?Te vas de fiesta con nosotros?¡±. La oferta la hace en ingl¨¦s, con acento paquistan¨ª, un armario empotrado, de cabeza rapada y perilla, que responde al perfecto prototipo de portero de discoteca. Capta a sus v¨ªctimas para la aventura et¨ªlica frente al Bloomsday Literary Pub, en la parte baja de La Rambla. Por tel¨¦fono m¨®vil habla, en urdu, con otros compa?eros con similar misi¨®n esa noche. Dos de ellos, con la camisa perfectamente planchada, metida dentro del pantal¨®n y chaleco, paran a j¨®venes turistas que caminan por el centro del paseo barcelon¨¦s.
¡°15 euros, dos cervezas y te llevamos a Opium, al lado de la playa¡±, tientan. Si aceptas y pagas, un sello en el antebrazo, con la leyenda guestlist [lista de invitados, en ingl¨¦s] te convierte en parte del grupo. Y de ah¨ª al Bloomsday, no a leer a James Joyce, sino a esperar a que se complete el grupo. Es la g¨¦nesis de una ruta de borrachera que este diario sigui¨® el pasado mi¨¦rcoles. Es la una de la madrugada.

Hace escasamente una semana el distrito de Ciutat Vella y la Guardia Urbana publicaban los resultados de su lucha contra este tipo de actividades. Se trata de recorridos guiados por bares del casco antiguo y que producen ruido y malestar entre los vecinos. Desde el pasado 13 de julio se han impuesto 115 sanciones, seg¨²n los datos oficiales y el balance, en sus palabras, es una ¡°reducci¨®n dr¨¢stica¡±. La norma prev¨¦ multas de 900 euros para los gu¨ªas de las rutas, y de 1.800 para los que reincidan una vez. Sin embargo, el Ayuntamiento ya tiene detectadas nuevas modalidades, en el l¨ªmite de la legalidad, para sortear la prohibici¨®n. Este es el caso de la que comienza en Bloomsday.
Una vez los organizadores tienen un grupo consistente, alrededor unas 70 personas, comienza el recorrido. La fila india, con vasos de pl¨¢stico en la mano, avanza por La Rambla. El grupo es variopinto: italianos, portugueses, estadounidenses, brit¨¢nicos... Jovenc¨ªsimas mujeres subidas a largos tacones o a zapatos de ballet con falsos brillantes incrustados. Decir 25 a?os es decir mucho. El armario empotrado dirige al grupo. Atr¨¢s, al menos otros cuatro gu¨ªas hablan por m¨®vil y tratan de captar m¨¢s p¨²blico.
El consistorio dice
El recorrido para un momento en el sem¨¢foro del Portal de la Pau, pero cada cual cruza haciendo caso omiso de las se?ales luminosas. El destino es la parada de autob¨²s 252, Paseo de Col¨®n-Rambla de Mar. Por all¨ª circula el NitBus n¨²mero 6 (N6), que les llevar¨¢ al para¨ªso et¨ªlico: el Port Ol¨ªmpic. Los que esperan charlan, beben, e incluso tienen tiempo de algo m¨¢s. Un grupo de italianos negocia el precio de chocolate con un camello que forma parte de los organizadores de la ruta. Un lote completo.
El autob¨²s llega con la rapidez propia del servicio nocturno. Los j¨®venes en ruta se incorporan y uno de los gu¨ªas saca una tarjeta T-Familiar que permite hacer 70 viajes en un mes. ?l se la acaba en una noche para dar paso a los turistas, que abordan el veh¨ªculo de transporte p¨²blico. Un grupo de unos cuatro supervisores de Tutsal, la empresa que opera el servicio, intenta poner orden en la inusual aglomeraci¨®n ¡ª¡°legal porque se paga la tarifa estipulada¡±, explica un portavoz de la Autoridad Metropolitana de Transporte.
¡°Estamos aqu¨ª por las quejas de algunos conductores y pasajeros¡±, explica uno de los revisores. ¡°Si hay alg¨²n pasajero que no es del grupo lo dejamos pasar antes¡±, asegura el hombre. Una vez el veh¨ªculo llega a su capacidad m¨¢xima, se va. Uno de los gu¨ªas et¨ªlicos se queda con el resto del grupo esperando el siguiente autob¨²s.

El portavoz de la AMT aclara que los empleados del NitBus ¡°no colaboran¡± con este tipo de actividades y que hasta el momento no se ha producido ninguna incidencia por incivismo dentro del N6 o quejas por demoras en el servicio. Eso s¨ª, acepta que el ingreso de 70 personas al autob¨²s en una sola parada puede generar ¡°anormalidades¡±.
Desde el Ayuntamiento recuerdan que el decreto solo proh¨ªbe las rutas organizadas entre bares dentro de Ciutat Vella. Las rutas que se inician all¨ª pero se trasladan a otros distritos se aprovechan de los resquicios de la ley para sortearla. El decreto firmado por el alcalde Xavier Trias (CiU) argumenta que las rutas de borrachera son incompatibles con la convivencia ciudadana porque ¡°impiden la libre circulaci¨®n de las personas y el descanso de los vecinos¡±. En su d¨ªa, sin embargo, el primer teniente de alcalde Joaquim Forn asegur¨® que la medida se podr¨ªa extender al resto de la ciudad.
¡°Ten¨ªa pinta de ilegal
Pero no solo es cuesti¨®n de ruido y descanso. Las rutas tambi¨¦n causan mala impresi¨®n. Marisa Ribero y su novio Joel Duart, ambos de 27 a?os, decidieron dejar su viaje al para¨ªso alcoh¨®lico. ¡°Por la calle nos ofrecieron dos bebidas por 15 euros y la entrada en la discoteca¡±, cuentan. Los j¨®venes portugueses aceptaron, desconociendo que eso implicaban subirse en autob¨²s, despu¨¦s de m¨¢s de media hora de espera. No les gust¨® demasiado el plan... ¡°Ten¨ªa pinta de ilegal y nos fuimos¡±, cuentan ya en La Rambla arriba.
Los organizadores tambi¨¦n se esforzaron en que todo pareciese legal. ¡°Lo sentimos, nuestro compa?ero se equivoc¨® al venderos el tiquet en la calle, es una lista cerrada, que hacemos en el bar¡±, argumentaron para echar a estos dos reporteros de la sugerente ruta.
Mientras tanto, varios coches de la Guardia Urbana pasaron por delante de la aglomerada parada de autob¨²s pasada la medianoche, sin que despertase ninguna sospecha en los agentes. O al menos, ning¨²n veh¨ªculo par¨®.
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