Error de bulto
Cuando se est¨¢ aplicando un programa que est¨¢ en contradicci¨®n con aqu¨¦l con base en el cual se obtuvo la mayor¨ªa, Rajoy no puede presentarse como el ¨²nico en posesi¨®n de la verdad
Si con la confesi¨®n que le hizo el pasado domingo a cuatro diarios europeos de que la realidad lo ha dejado sin programa y que est¨¢ teniendo que poner en pr¨¢ctica una estrategia con la que no est¨¢ de acuerdo, el presidente del Gobierno pens¨® que pod¨ªa mejorar en la opini¨®n que los ciudadanos tenemos de ¨¦l, me parece que cometi¨® un error de bulto.
?Los ciudadanos podemos entender que entre la realidad que se contempla en el momento en que se elabora un programa para concurrir a unas elecciones y la realidad a la que hay que hacer frente cuando se accede al Gobierno, hay una distancia. La realidad no es la misma cuando se la contempla desde la oposici¨®n que cuando se est¨¢ en el Gobierno. Eso es sabido y ha ocurrido siempre en el pasado y seguir¨¢ ocurriendo en el futuro. Parad¨®jicamente, la oposici¨®n es el momento de la seguridad, mientras que el poder es el momento de la inseguridad o, mejor dicho, de las inseguridades. Desde la oposici¨®n las cosas tienden a verse claras. Cuando se tiene que dirigir el Estado y tomar decisiones, es cuando asaltan las dudas.
Esto es siempre as¨ª, pero todav¨ªa m¨¢s cuando se llega al poder en una situaci¨®n de emergencia. Ser¨ªa comprensible, en consecuencia, que el presidente del Gobierno hubiera tenido que retocar su programa electoral e incluso su programa de investidura al tener conocimiento desde el Gobierno de una realidad que no era exactamente la que ve¨ªa cuando estaba en la oposici¨®n.
Pero una cosa es retocar, incluso en aspectos importantes, el programa electoral y otra muy distinta desviarse de ¨¦l por completo. Es verdad que estamos en un momento de mucha incertidumbre y mucha volatilidad, pero as¨ª llevamos cuatro a?os. La incertidumbre y la volatilidad no han empezado con la llegada de Mariano Rajoy a La Moncloa, sino mucho antes. ?Desconoc¨ªan esto los estrategas del PP? ?Para qu¨¦ pa¨ªs hicieron el programa? ?No sab¨ªan qui¨¦n era Angela Merkel? ?Con qu¨¦ Eurogrupo pensaban que se iban a encontrar?
Un error en el diagn¨®stico, tan palmariamente confesado por quien tiene constitucionalmente encomendada la direcci¨®n pol¨ªtica del pa¨ªs, no puede generar m¨¢s que una extraordinaria desconfianza. Si un candidato a presidente del Gobierno, que ha sido ministro y vicepresidente en varias ocasiones y que ha sido l¨ªder del principal partido de la oposici¨®n durante ocho a?os, elabora, con mucho tiempo disponible y con un equipo por ¨¦l elegido sin condicionamiento de ning¨²n tipo, un programa que desconoce por completo la realidad a la que va dirigido, ?qu¨¦ confianza nos puede merecer cuando tiene que dirigir la acci¨®n del Estado? Si no acert¨® absolutamente en nada cuando hizo su propuesta desde la oposici¨®n, ?por qu¨¦ vamos a confiar en que va a acertar desde el Gobierno?
Cuando se est¨¢ aplicando un programa que est¨¢ en contradicci¨®n con aqu¨¦l con base en el cual se obtuvo la mayor¨ªa para gobernar, el presidente del Gobierno no puede descalificar a los dem¨¢s y presentarse como el ¨²nico que est¨¢ en posesi¨®n de la verdad. No hay ni un solo presidente de comunidad aut¨®noma que haya tenido que rectificar su programa electoral al llegar al Gobierno como lo ha tenido que hacer el presidente del Gobierno. No es momento para la arrogancia, sino para todo lo contrario. Lo que se necesita en este momento es humildad para poner en com¨²n la experiencia de gobierno de estos a?os de crisis y ver c¨®mo se puede dise?ar una estrategia entre todos para salir de ella. La mayor¨ªa absoluta se obtuvo para hacer algo distinto de lo que se est¨¢ haciendo. La unilateralidad, aunque sea legal, ha dejado de ser una opci¨®n leg¨ªtima.
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