Ya estamos
Falta mucho tiempo pero ya estamos metidos en plena agitaci¨®n propagand¨ªstica cara a las elecciones. Los pol¨ªticos acicalan sus mejores y m¨¢s llamativos plumajes con el fin de vendernos ¡ªpalabra en nada peyorativa teniendo en cuenta que las campa?as est¨¢n en manos de agencias de publicidad que hoy vende pol¨ªtica y ma?ana coches¡ª sus magn¨ªficos programas. Y lo tendr¨¢n que hacer muy bien para atravesar el grueso pellejo de desconfianza y decepci¨®n, decepci¨®n casi infantil, que la crisis nos ha supuesto. Es decir, acabamos de enterarnos que los pol¨ªticos no son los reyes magos, y digan lo que digan los sindicatos si pagan los cuatrocientos euros a los parados es probable que te quedes sin la extraordinaria en la pensi¨®n de jubilado, porque de donde no hay no se puede sacar. Ni son los reyes magos, ni los programas la carta navide?a a sus majestades. Ni la pol¨ªtica lo puede todo. M¨¢s bien, y ha sido siempre, el arte de lo posible
Pero magia si que tienen, como lo demuestra la aparici¨®n saliendo del ba¨²l encadenado de la historia al balc¨®n del Hotel Carlton, sede del Gobierno vasco en la guerra civil, los de Bildu all¨ª encaramados. ?Querr¨¢ decir que admiten la legalidad republicana?, ?querr¨¢ decir que asumen aquel gobierno de concentraci¨®n?, ?asumen el limitado Estatuto del treinta y seis?, o m¨¢s bien asumen lo que se ha ido ense?ado en estos ¨²ltimos a?os de democracia en este pa¨ªs, de que la guerra civil fue una guerra entre Euskal Herria y Espa?a, es decir, el antecedente del ¡°Conflicto¡±. Pero en ese mundo todo vale, pues todo, hasta el asesinato pol¨ªtico ha valido, y a¨²n as¨ª hoy han sido legalizados. Adem¨¢s cuentan con la ventaja que en esta ¨¦poca de decepci¨®n y cabreo social, especialmente hacia los partidos cl¨¢sicos, ellos representan como nadie el antisistema, en lo social y en lo nacionalista, y su discurso es simplista como el de una peli de romanos. Lo tienen f¨¢cil.
Por el contrario, no es buen momento para los sensatos, y el que menos mentiras venda saldr¨¢ peor parado. El que diga sensateces que se de por ahorcado, porque lo malo de esta decepci¨®n y desconfianza es que abona el terreno a los escandalosos y falsos profetas, a las doctrinas pol¨ªticas altisonantes, y rechaza la realidad y la racionalidad. Son las emociones las que mandan, y en este contexto los tr¨¢gicos errores tienen su gran oportunidad. Oportunidad ganada a pulso despu¨¦s de pol¨ªticas err¨¢ticas y una educaci¨®n, ya lo dice el informe Pisa, bastante deplorable. En gran manera la oportunidad de la que hoy gozan los disparatados profetas fue creada, pasito a pasito, pragmatismo sobre pragmatismo, concesi¨®n tras concesi¨®n, disentimiento tras disentimiento, por los sensatos. Porque la pol¨ªtica, siendo el arte de lo posible, necesita de una previa cultura pol¨ªtica por el que la maneja, y eso no ha sido existido en los ¨²ltimos tiempos. Luego, a no quejarse.
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