Juicio a la c¨²pula de los Casuals por torturas a narcotraficantes
El presunto l¨ªder de la banda, Ricardo Mateo, afronta una petici¨®n de 53 a?os de c¨¢rcel
La c¨²pula de los Casuals, la facci¨®n m¨¢s violenta de los Boixos Nois, guard¨® ayer un escrupuloso silencio en el juicio que se sigue en la Audiencia de Barcelona por presuntos robos y torturas a traficantes de droga. Los principales jerarcas de los Casuals y sus colaboradores ¡ªque dejaron de ser simples ultras del Bar?a para convertirse en una verdadera organizaci¨®n criminal¡ª se acogieron a su derecho a no declarar. Entre ellos se cuenta el supuesto l¨ªder, Ricardo Mateo, que junto con Carlos Mu?oz, alias Carlitos, permanece en prisi¨®n provisional por una investigaci¨®n posterior que a¨²n est¨¢ pendiente de juicio.
El que comenz¨® ayer en la Audiencia se centra en la actividad del grupo entre 2002 y 2003. El fiscal Gerardo Cavero explica que Mateo y sus hombres se hac¨ªan pasar por polic¨ªas para propinar palizas a narcos y robarles la mercanc¨ªa. El relato del fiscal, que pide 53 a?os de c¨¢rcel para el l¨ªder de los Casuals, resulta escalofriante: narra las presuntas torturas que los acusados inflig¨ªan a sus v¨ªctimas ¡°con inhumana crueldad¡±. A una de esas personas, por ejemplo, tres de los acusados le cortaron el dedo ¨ªndice de la mano derecha con un hacha porque no supo decirles d¨®nde estaba la partida de droga de la que quer¨ªan apoderarse.
Solo uno de los Casuals, Antonio Torn, alias Anto?ito, dijo que declarar¨¢, pero que contestar¨¢ solo a las preguntas de su abogado. Anto?ito fue, presuntamente, el autor de las amenazas de muerte al expresidente del FC Barcelona Joan Laporta, despu¨¦s de que este vetara el acceso de los radicales al Camp Nou.
En enero de 2003, la banda supo que dos traficantes se hab¨ªan hecho con una importante partida de anfetamina y MDMA procedente de Holanda. As¨ª que Mateo y otros dos acusados fueron a buscarlos a Cambrils (Baix Camp) para apoderarse de la mercanc¨ªa. Fingieron una detenci¨®n para obligarles a subir a una furgoneta, donde les torturaron. A uno de ellos le introdujeron una pistola en la boca y jugaron con ¨¦l a la ruleta rusa.
Unos meses m¨¢s tarde, en septiembre, se produjo un intercambio de droga en el aparcamiento de un supermercado de Vic (Osona). Tres hombres de origen magreb¨ª ¡ªque tambi¨¦n est¨¢n acusados y van a declarar en el juicio¡ª trasladaron a casa de uno de ellos fardos con un total de 1.473 kilos de hach¨ªs. ¡°Puntualmente¡±, apostilla el fiscal, Mateo y los suyos recibieron el soplo de que pod¨ªan hacerse con la droga. Diversos miembros de la banda se desplazaron a la localidad en tres potentes veh¨ªculos. El hombre que pod¨ªa llevarles hasta la droga sali¨® tranquilamente de su coche y, de repente, se vio rodeado de hombres fornidos que le apuntaban con sus pistolas. ¡°?Mossos d¡¯Esquadra!¡±, gritaban los Casuals.
El hombre fue atado de pies y manos y amordazado con cinta de embalaje en una de las furgonetas. Recibi¨® golpes, insultos y amenazas de muerte mientras o¨ªa una y otra vez la misma pregunta: ¡°?D¨®nde est¨¢ el hach¨ªs?¡±, le reclamaban a gritos. ¡°Para acrecentar la crueldad¡± del ataque, los agresores le aplicaron descargas el¨¦ctricas en las piernas, dice el fiscal, que resalta el trato ¡°despiadado¡± y la ¡°inhumana crueldad¡± de los integrantes de la banda.
Aquella jornada, 3 de octubre de 2003, el grupo criminal creado con la excusa del f¨²tbol recibi¨® su primer golpe policial. Un ciudadano presenci¨® el secuestro de Vic y alert¨® a los Mossos d¡¯Esquadra, que en pocos minutos dieron alcance a la ¡°siniestra caravana¡±, dice el fiscal, junto a un camino rural. Uno de los veh¨ªculos de los asaltantes, un todoterreno de lujo, embisti¨® un coche patrulla y dos de sus ocupantes lograron huir. Mateo y uno de sus lugartenientes, Alejandro Miguel, tambi¨¦n trataron de eludir la captura identific¨¢ndose como guardias civiles. Al cachearle, la polic¨ªa descubri¨® en los calzoncillos de Mateo una placa falsa de la Guardia Civil. Los agentes irrumpieron en la furgoneta, donde permanec¨ªa, a¨²n atada, la v¨ªctima. Alberto S., que participaba en el secuestro, se vio perdido, se meti¨® la pistola en la boca y se peg¨® un tiro. Muri¨® en el acto.
La detenci¨®n de los principales cabecillas del grupo no fren¨® su actividad, que ¡°sigui¨® operativa por la inercia propia de una empresa de tal envergadura¡±, abunda el fiscal. Los detenidos ¡°fueron inmediatamente sustituidos por otros equivalentes¡±. Al ingresar en prisi¨®n, por ejemplo, Anto?ito sigui¨® haciendo contactos y planific¨®, sin ¨¦xito, un atraco a un local de Barcelona con ayuda de dos vigilantes de seguridad, tambi¨¦n acusados.
Los abogados de la defensa solicitaron ayer al tribunal que declare nulos los autos judiciales que autorizaron las intervenciones telef¨®nicas del caso porque, en su opini¨®n, carecen de fundamento. Para decidir sobre esa cuesti¨®n, el presidente del tribunal suspendi¨® el juicio hasta el martes. Los acusados afrontan elevadas penas de prisi¨®n por presuntos delitos contra la integridad moral (torturas), detenci¨®n ilegal, tr¨¢fico de drogas y lesiones, entre otros.
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