Un museo a oscuras
El Parque de las Ciencias de Granada se plantea implantar las visitas nocturnas
¡°Enciende la linterna¡ y explora¡±. Esa es la consigna que varios monitores han dirigido a 150 visitantes del Parque de las Ciencias de Granada durante este fin de semana. Por primera vez en Espa?a, al margen de La noche en blanco, un museo ha abierto sus puertas completamente apagado para ofrecer al p¨²blico una nueva experiencia. La idea surgi¨® al comentar entre los propios t¨¦cnicos lo diferente que es el museo de noche. Sus recorridos de un pabell¨®n a otro por motivos de trabajo tras el cierre han dado lugar a esta actividad, que antes de iniciarse ya se hab¨ªa convertido en un ¨¦xito.
¡°No nos va a quedar m¨¢s remedio que repetir¡±, asegura su director, Ernesto P¨¢ramo, sorprendido por la demanda. No descartan que se incorpore al programa con periodicidad. Las entradas se agotaron en apenas cinco horas. Esta vez solo seis grupos de 25 personas han podido participar en la novedosa propuesta, que transcurre durante hora y media con el museo a oscuras. El silencio, pr¨¢cticamente imposible de d¨ªa en las instalaciones, y las sombras son los principales reclamos.
Concluye con ¨¦xito la experiencia piloto de un recorrido de noche
Un monitor y un t¨¦cnico acompa?an a cada grupo en la visita guiada que est¨¢ pensada fundamentalmente para un p¨²blico familiar y recomendada para ni?os a partir de los seis a?os. Es obligatorio llevar una linterna que solo se enciende cuando lo indica el monitor.
La luz del gu¨ªa es la ¨²nica con la que cuenta el grupo buena parte del recorrido. En determinados momentos, a algunos de los m¨¢s peque?os se les escapa un ¡°qu¨¦ miedo¡±, aunque si les pregunta despu¨¦s, lo niegan. Se percibe m¨¢s intriga o suspense pese a ser un recorrido que muchos ya conoc¨ªan, pero de d¨ªa.
En esta ocasi¨®n, los visitantes se adentraron en las exposiciones temporales de T¨ªteres y Tyrannosaurus Rex, que ya termina, as¨ª como en otros contenidos permanentes, como el pabell¨®n del cuerpo humano y exteriores, con atenci¨®n especial a rapaces nocturnas. Aunque es guiada, por evidentes motivos de seguridad, cada persona puede decidir si busca aquello que el monitor sugiere, como los t¨ªteres con ojos de caracol o el esqueleto m¨¢s grande de dinosaurio, o bien dirigir la luz a cualquier otro punto.
Cada uno decide, juega y explora lo que m¨¢s le llama la atenci¨®n. Con dinosaurios de por medio, sin iluminar pero en movimiento, los ni?os, al terminar, ten¨ªan claro qu¨¦ era lo que m¨¢s les hab¨ªa gustado. Se disputaron el primer puesto con una rana que reclam¨® por sorpresa su protagonismo en exteriores y con las rapaces nocturnas. Hubo mu?ecos que cobraron vida e inesperados intrusos en los pabellones.
Los adultos aplauden sobre todo la posibilidad de visitar con tan poca gente el museo, los sonidos y el juego que permiten las linternas dirigidas por el propio p¨²blico. Varias sorpresas salpican el itinerario que oferta una visita diferente, con atenci¨®n a objetos que habitualmente pasan desapercibidos o, simplemente, se ven con otra luz, como el hombre plastinado. Tambi¨¦n se brinda la posibilidad de observar nautilus en movimiento.
Uno de los secretos que revel¨® esta experiencia es la pr¨®xima exposici¨®n, dedicada al cerebro. El Parque de las Ciencias abri¨® los s¨®tanos y ense?¨® su interior, donde almacena su contenido. El recorrido concluy¨® con la apertura de una caja que contiene la pieza principal de la pr¨®xima muestra: el cerebro de una mujer granadina que don¨® su cuerpo a la ciencia y el museo interactivo andaluz plastin¨®. Ya se ha expuesto en otros pa¨ªses. La muestra es una coproducci¨®n internacional del Museo Americano de Historia Natural (AMNH), el museo chino Guandong Science Center y el Parque de las Ciencias.
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