Un juez investiga al director de una escuela de ¨¦lite por vejar a un alumno
El menor fue ¡°aislado e incomunicado¡± en el colegio por una ri?a en el patio
Un alumno de la American School of Barcelona, una escuela privada de ¨¦lite, pas¨® un d¨ªa ¡°aislado¡± e ¡°incomunicado¡± en el centro. El menor, N. H., fue colocado ¡°de pie y de cara a la pared¡± sin poder asistir a clase. A su lado se instal¨® ¡°una pizarra m¨®vil¡± que sirvi¨® para comunicar a sus compa?eros lo que el director hab¨ªa ordenado: que nadie deb¨ªa dirigirle la palabra durante esa jornada. Los hechos ocurrieron en febrero de 2011. La madre del adolescente considera que su hijo recibi¨® un ¡°trato vejatorio¡± que le ha dejado secuelas psicol¨®gicas y se ha querellado contra el responsable del centro, Mark P., al que acusa de cometer este tipo de pr¨¢cticas ¡°de forma generalizada¡±.
El Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 2 de Esplugues de Llobregat, la localidad donde se encuentra la escuela, ha admitido a tr¨¢mite la querella e investigar¨¢ si el director ha cometido, como sostiene la familia, un delito contra la integridad moral. La madre denuncia que la direcci¨®n del centro aplica castigos ¡°vejatorios e intimidatorios¡± a los alumnos, que son sometidos ¡°al escarnio p¨²blico como se hac¨ªa en la Edad Media¡± y ¡°tratados como delincuentes¡±. En el caso de su hijo, la sanci¨®n le fue impuesta a ra¨ªz de una discusi¨®n en la hora del recreo mientras jugaba al f¨²tbol con sus compa?eros.
La querella, elaborada por el abogado Crist¨®bal Lim¨®n, se?ala que esa clase de sanciones fuera de lugar est¨¢n amparadas por un manual interno que el centro distribuye a las familias. Los hay para los distintos ciclos de la educaci¨®n. En el caso de N. H., se trata del middle school, el equivalente a la educaci¨®n secundaria. El libro contiene un apartado ¡ªtitulado Responsabilidad y disciplina¡ª en el que se detallan de forma prolija las conductas y las sanciones que llevan aparejadas.
Antes de acudir al juzgado, la madre del menor explic¨® al Departamento de Educaci¨®n su ¡°desacuerdo¡± con las ¡°normas de convivencia del centro¡±. En su respuesta, el servicio territorial del Baix Llobregat destac¨® que el manual alude a ¡°detenciones preventivas¡±, lo que, en su opini¨®n, ¡°atentar¨ªa directamente contra la integridad de los menores¡±. En un curioso giro ling¨¹¨ªstico, el concepto fue sustituido posteriormente por el de ¡°decisiones preventivas¡±, que es el que figura en el manual de este curso. La querella a?ade que el director ¡°tiende a criminalizar las conductas de los menores¡±.
La escuela se rige por normas estrictas y puntillosas. Los alumnos deben ¡°evitar el contacto f¨ªsico¡± cuando caminan por los pasillos. Si llegan tarde, tienen que pasar por una oficina y recibir un ¡°late pass¡± si quieren ser admitidos en clase. Si hace ¡°mucho calor¡±, solo pueden beber agua en clase. Los tops de las chicas deben llevar tirantes ¡°de al menos dos dedos de ancho¡±. Las faldas y los shorts tambi¨¦n se miden: para ser correctos, han de ¡°sobrepasar la mano cuando esta se extiende pegada al cuerpo¡±. El director es quien tiene la ¨²ltima palabra en materia disciplinaria y, adem¨¢s, se reserva el derecho a revisar las taquillas de los alumnos cuando le plazca. Una potestad que, seg¨²n la madre del menor, ¡°niega el derecho a la intimidad¡± de los alumnos.
En el informe remitido a la madre, Educaci¨®n recuerda que los centros privados pueden fijar sus propias normas. Pero se?ala que estas ¡°no pueden privar a los alumnos del ejercicio de la educaci¨®n¡± ni ¡°atentar contra su dignidad personal¡±.
Los responsables de la American School of Barcelona, que fue fundada en 1962 y ofrece educaci¨®n al estilo norteamericano a espa?oles y extranjeros, no ha querido hacer comentarios sobre el caso ni sobre el r¨¦gimen disciplinario del centro.
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