El Dcode del hedonismo
The Kooks, Django Django, Capital Cities y Supersubmarina atrapan al p¨²blico m¨¢s joven y elevan el tono festivo junto a las 20.000 almas que llenaron Cantarranas en la Complutense

Como si de santificar el s¨¢bado sabadete se tratara, los asistentes a la segunda jornada del Dcode se encontraron con un men¨² mucho m¨¢s chisporroteante, carnal y hasta epic¨²reo que el de la v¨ªspera. De pronto, tal que en un postrer arrebato de orgullo veraniego, el campito universitario de Cantarranas se consagr¨® al comparativo de superioridad: hubo m¨¢s calor, m¨¢s asistentes (unos 20.000) y sensiblemente m¨¢s jovenzuelos, m¨¢s bailoteo, m¨¢s predisposici¨®n a socializarse, que luego esta ciudad, en invierno, se vuelve muy friolera. Incluso m¨¢s botell¨®n en los alrededores: en tiempos de penurias, uno puede apa?arse con el r¨ªtmico barullo que llegaba desde la explanada.
Si Kings of Convenience o Sigur R¨®s nos hab¨ªan hermanado el viernes con la melancol¨ªa, The Kooks, Django Django o The Killers, al cierre de estas l¨ªneas, se encargaron ayer de congraciarnos con las corrientes hedonistas. Sobre todo Django Django, otra de esas bandas que, desde Vampire Weekend, han descubierto que los ritmos africanos de Graceland siguen siendo, 26 a?os despu¨¦s, un fil¨®n irresistible. Uniformados con camisetas azules y burdeos de dise?o casi marbell¨ª, estos escoceses ofrecieron por vez primera en Madrid esa psicodelia electr¨®nica con la que han enamorado a la prensa londinense. Son divertidos y desprejuiciados, y tan pronto recuerdan a Syd Barrett como a Beta Band o ?Proclaimers! De acuerdo, las cinco estrellas en The Guardian son una hip¨¦rbole, pero nadie est¨¢ libre de que un d¨ªa le sobrevenga la euforia.
No merecer¨ªan mucha peor suerte los madrile?os Fira Fem, joven cuarteto madrile?o que sorprendi¨® a los pocos valientes que se atrevieron con la solanera de las seis. Ellos tambi¨¦n han descubierto, como Caribou, que la electr¨®nica no es incompatible con la melod¨ªa. La representaci¨®n espa?ola se complet¨® con los jiennenses Supersubmarina, que parecen caerle bien a todo el mundo, o los a¨²n m¨¢s interesantes The Right Ons, estupendos en su rock cada vez m¨¢s encabronado.
A la altura de The Kooks, Cantarranas era ya un hervidero. El cuarteto de Luke Pritchard es directo, pegadizo y tan brit¨¢nico como los esc¨¢ndalos en la familia real. Arranc¨® con un Seaside pausado, pero a partir de ese momento Pritchard no par¨® de saltar y agitar sus rizos por todo el escenario. Quiz¨¢s nunca sea ni la mitad de brillante que Ray Davies, pero sus primeros ¨¦xitos (Ooh-La, She moves in her own way, Always where I need to be) hicieron estragos entre la chavaler¨ªa.
A rengl¨®n seguido, y ya que est¨¢bamos hedonistas, el d¨²o angelino Capital Cities entregaba con Safe & sound la p¨ªldora m¨¢s bailable de esta edici¨®n. Los m¨¢ximos responsables del Dcode agradecieron la acogida del p¨²blico ¡°pese al 50% de paro juvenil y la subida terror¨ªfica del IVA¡±. ?El futuro? ¡°El festival es un ¨¦xito y habr¨¢ tercera edici¨®n el a?o que viene¡±, se?al¨® el codirector, Roberto Grima, categ¨®rico.
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