Sin parang¨®n con Catalu?a
La situaci¨®n econ¨®mica derivada del Concierto, el perfil de la sociedad y la historia dificultan una reivindicaci¨®n multitudinaria de la independencia en Euskadi
Los expertos coinciden: ¡°No es posible organizar en Euskadi un acto en favor de la independencia tan multitudinario como el celebrado la pasada semana en Barcelona¡±. Y no solo en n¨²mero, dado que con la poblaci¨®n del Pa¨ªs Vasco (algo menos de 2,2 millones de personas) no se puede reunir al mill¨®n y medio de manifestantes que se concentraron en la capital catalana, seg¨²n los Mossos d¡¯Esquadra y la Guardia Urbana (600.000 seg¨²n los c¨¢lculos de este peri¨®dico). Ni siquiera en proporci¨®n. El propio perfil de la sociedad, el de su clase pol¨ªtica, la historia, la econom¨ªa e incluso el nivel de autogobierno impiden cualquier parang¨®n entre los casos de ambas comunidades aut¨®nomas, m¨¢s all¨¢ del sentir soberanista arraigado en buena parte de su poblaci¨®n.
Diferencias
Poblaci¨®n. La comunidad aut¨®noma vasca apenas llega a los 2,2 millones de habitantes, menos del 5% de la poblaci¨®n espa?ola. En Catalu?a, por el contrario, residen m¨¢s de siete millones y medio de personas.
Econom¨ªa. Con m¨¢s de 200.000 millones de euros de Producto Interior Bruto (PIB) Catalu?a es una de las primeras potencia econ¨®micas del pa¨ªs. Con apenas un tercio, el Pa¨ªs Vasco ocupa la quinta posici¨®n. La renta per c¨¢pita, sin embargo, es mayor en Euskadi, que tambi¨¦n disfruta de un Concierto Econ¨®mico propio y soporta menores niveles de endeudamiento.
Empleo. La tasa de paro se aproxima al 22% en Catalu?a, por debajo de la media espa?ola. Con apenas un 15%, pese a la crisis, el Pa¨ªs Vasco disfruta de la situaci¨®n m¨¢s privilegiada, gracias a su potente tejido industrial, as¨ª como a una mayor apuesta por la internacionalizaci¨®n y la innovaci¨®n.
Pol¨ªtica. CiU gobierna Catalu?a, mientras el PSE se mantiene al frente del Ejecutivo vasco.
La econom¨ªa emerge como la llave que puede abrir el camino a la independencia respecto de Espa?a o, al menos, a su reivindicaci¨®n mayoritaria. As¨ª lo perciben sectores soberanistas vascos y catalanes, conscientes del malestar que la crisis ha provocado en la mayor¨ªa de la sociedad y convencidos de la posibilidad de un futuro mejor, basado en la autodeterminaci¨®n.
Ambas comunidades, sin embargo, difieren desde este punto de vista. Mientras Catalu?a padece desde hace a?os una sensaci¨®n de agravio fiscal que, acrecentada ahora, la anima a buscar alternativas por su cuenta, el impacto m¨¢s moderado de la crisis y, sobre todo, la existencia del Concierto y las posibilidades que de ¨¦l se derivan han repercutido en una menor sensaci¨®n de malestar en Euskadi.
¡°Los catalanes son muy lit¨²rgicos y ceremoniosos, partidarios de actos multitudinarios y folcl¨®ricos como el de esta semana¡±, considera el catedr¨¢tico Ram¨®n Parada, experto en el Estado auton¨®mico. ¡°El vasco, en cambio, es mucho m¨¢s visceral y solo se echa a la calle si est¨¢ enfadado de verdad. Por eso es imposible en Euskadi una manifestaci¨®n tan populosa como la de Catalu?a¡±, a?ade. Los datos le avalan. Las marchas por la independencia vasca nunca han sido tan masivas ni unitarias. Las ¨²ltimas, organizadas por la izquierda abertzale, han reunido en Bilbao a cerca de 50.000 personas, muy lejos de los varios cientos de miles congregadas el martes en Barcelona.
El sentimiento de malestar lleva tiempo incub¨¢ndose en Catalu?a, sobre todo desde que el Congreso primero y el Tribunal Constitucional modificasen a la baja la propuesta de nuevo Estatut que previamente hab¨ªa aprobado casi por unanimidad el Parlamento auton¨®mico, con el ¨²nico rechazo del PP. La crisis no ha hecho sino confirmar la sensaci¨®n de perjuicio, econ¨®mico especialmente, que cada vez m¨¢s catalanes tienen respecto a su relaci¨®n con Espa?a. Es un sentimiento que no ha germinado con tanta fuerza en Euskadi, donde la autonom¨ªa fiscal ha reforzado la percepci¨®n de autogobierno que ha satisfecho, hasta ahora al menos, a buena parte de la clase pol¨ªtica.
Las ¨²ltimas marchas ¡®abertzales¡¯ han congregado a unas 50.000 personas
Las elecciones auton¨®micas del pr¨®ximo 21 de octubre, sin embargo, amenazan con alterar un escenario de reivindicaciones soberanistas inalterado durante los tres a?os largos de Gobierno del PSE. ¡°Aqu¨ª no hemos llegado a¨²n a la frustraci¨®n repetida que ha sufrido Catalu?a con su nuevo Estatut, pero un futuro Ejecutivo nacionalista plantear¨¢ una revisi¨®n del autogobierno y no lo har¨¢ a la baja, lo que provocar¨¢ tambi¨¦n fricciones¡±, prev¨¦ el fil¨®sofo Daniel Innerarity. Y no descarta que la situaci¨®n vasca se pueda asemejar a la catalana en los pr¨®ximos a?os. ¡°La habilidad de Rajoy y el pr¨®ximo lehendakari resultar¨¢n decisivas¡± para la resoluci¨®n de los posibles roces, avisa.
El vasco solo sale a la calle si de verdad est¨¢ enfadado¡±, dice un catedr¨¢tico
Innerarity recuerda que el ¡°portazo¡± en Madrid al plan Ibarretxe en 2005 supuso un ¡°primer encontronazo¡± que se podr¨ªa repetir en los pr¨®ximos a?os, porque ¡°negar¡± el problema de encaje de Euskadi en Espa?a ¡°no es m¨¢s que cerrar los ojos y retrasar¡± la soluci¨®n. En su opini¨®n, la clave pasa por que la reivindicaci¨®n vasca de una mayor soberan¨ªa, al igual que la catalana, cuente de antemano con un apoyo casi un¨¢nime en la C¨¢mara de Vitoria. ¡°Si es as¨ª y no tiene el debido reconocimiento del Estado, entrar¨ªamos en una espiral peligrosa, como est¨¢ pasando en Catalu?a¡±, avisa.
Innerarity cree que el problema en Catalu?a es el de una frustraci¨®n repetida
Las diferencias, en cualquier caso, no se limitan al escenario pol¨ªtico. Son tambi¨¦n hist¨®ricas. En primer lugar, el sentimiento nacionalista cuenta con una trayectoria m¨¢s dilatada en el Pa¨ªs Vasco, que adem¨¢s goza de una especificidad institucional que le permite jugar la baza de la excepci¨®n en el conjunto de Espa?a. La situaci¨®n de Euskadi y su nivel de autogobierno es inalcanzable para Catalu?a, cuya reivindicaci¨®n choca con la del resto de comunidades aut¨®nomas. Por eso la independencia gana peso frente a alternativas como la del pacto fiscal, seg¨²n ha reconocido el propio presidente de la Generalitat, Artur Mas (CiU).
La amenaza del terrorismo de ETA, por otro lado, siempre ha jugado en contra de la generalizaci¨®n de una demanda de independencia en Euskadi. Catalu?a no ha tenido que soportar ese problema. Su identidad, adem¨¢s, se ha ido forjando en los ¨²ltimos a?os, poco a poco, desde la propia sociedad civil, a trav¨¦s de una red organizada que ha recorrido pueblos y comarcas con un programa de actividades encaminadas a ensalzar las bondades de la soberan¨ªa. ¡°Es un movimiento que ha permanecido al margen de los grandes partidos y que ha estado impulsado por la gente joven¡±, describe el soci¨®logo Ander Gurrutxaga.
Gurrutxaga opina que en Euskadi se ha impulsado el enfrentamiento
La reivindicaci¨®n de independencia por parte de varios municipios catalanes o los referendos impulsados en m¨¢s de un centenar de localidades durante los ¨²ltimos a?os suponen no solo una muestra del arraigo que el sentimiento soberanista ha tenido entre las distintas capas de la poblaci¨®n. Es tambi¨¦n el reflejo de una base ideol¨®gica m¨¢s proactiva que en el caso vasco. ¡°Es un movimiento a favor de un objetivo, pero que no va en contra de nadie ni de nada. Ni siquiera de Espa?a. Se pudo comprobar en la manifestaci¨®n de Barcelona, donde se evidenci¨® una cualificaci¨®n c¨ªvica elevada¡±, abunda Gurrutxaga.
El refer¨¦ndum de Escocia en 2014 se perfila como un punto clave
La situaci¨®n en Euskadi es inversa, seg¨²n el soci¨®logo. ¡°Durante d¨¦cadas nos hemos dotado de una gran capacidad de confrontaci¨®n: contra el Estado, contra ETA, contra el otro partido¡¡±, enumera. En su opini¨®n, mientras la reivindicaci¨®n ¡°fluye con tranquilidad en Catalu?a¡±, el Pa¨ªs Vasco debe asentar a¨²n una paz definitiva, tras el cese definitivo de ETA. No en vano, el terrorismo ha supuesto un ¡°importante lastre¡±, ya que ha polarizado a la poblaci¨®n en torno a extremos ideol¨®gicos, dificultando la aparici¨®n de figuras con un perfil m¨¢s moderado y corrientes en otros lugares, como Catalu?a, donde ¡°se puede reivindicar con normalidad la independencia sin necesidad de ser nacionalista¡±.
Un Gobierno vasco nacionalista tras las auton¨®micas podr¨ªa agitar la situaci¨®n
Los expertos convienen en que Euskadi y Catalu?a solo comparten el arraigo identitario en un importante espectro de sus respectivas sociedades, si bien no descartan que las dos comunidades puedan avanzar en el logro de la independencia por separado, si ese es el verdadero objetivo de sus Gobiernos. En su opini¨®n, resultar¨¢ decisiva la gesti¨®n que del complejo encaje de ambas regiones haga un Ejecutivo central que por ahora, ante el acecho del d¨¦ficit y los pol¨¦micos recortes, ha preferido relegar el pulso soberanista a un segundo plano. La maltrecha econom¨ªa, sin embargo, la mantendr¨¢ en el candelero, al avivar la ilusi¨®n de una posible salida aut¨®noma a la crisis. ¡°Espa?a no tiene, a d¨ªa de hoy, recursos ideol¨®gicos ni econ¨®micos para hacer frente a las reivindicaciones que se le plantean¡±, previene Gurrutxaga.
El futuro m¨¢s inmediato se antoja agitado. No solo por la opci¨®n de un cambio de Gobierno en Euskadi o la amenaza de una recesi¨®n econ¨®mica cada vez m¨¢s intensa y que podr¨ªa incidir en el separatismo como opci¨®n pol¨ªtica, sino tambi¨¦n por la puesta en marcha de iniciativas que podr¨ªan marcar el camino a seguir en el Pa¨ªs Vasco y Catalu?a, con independencia de su distinto perfil identitario, dificultando a¨²n m¨¢s una respuesta apropiada por parte del Gobierno popular de Rajoy. M¨¢s all¨¢ de Quebec, el refer¨¦ndum por la independencia de Escocia que se celebrar¨¢ en 2014 se presenta como un punto clave.
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