La matraca
Los que m¨¢s disparan contra las autonom¨ªas evitan hablar de los despilfarros de Madrid
Desde la m¨¢quina de hacer ideolog¨ªa se da la matraca una y otra vez con la ?idea? de que la culpa de todo la tienen las comunidades aut¨®nomas. Diecisiete mini-estados, dicen, que Espa?a no se puede permitir. Una ruina. Es in¨²til, frente a este discurso, subrayar que la mayor parte del d¨¦ficit corresponde en Espa?a al Estado central (60% en 2011), o que son los poderes aut¨®nomos los que se ocupan de la sanidad, la educaci¨®n y los servicios sociales, y que los que abogan por su supresi¨®n tienen en mente reducir el Estado a lo m¨ªnimo, para as¨ª agrandar el territorio del dios mercado, y de sus arc¨¢ngeles, las grandes empresas. Por supuesto, ya nadie se acuerda de que el origen de la crisis est¨¢ en la desregulaci¨®n de los mercados financieros, ni de que el rescate de Espa?a, el que ya hubo y el que vendr¨¢, tiene por ¨²nico fin financiar el gran pufo de bancos y cajas, consecuencia de un boom inmobiliario que tuvo grandes beneficiarios. Que se lo pregunten si no a Manuel Jove.
Para la m¨¢quina de hacer ideolog¨ªa la realidad no tiene la menor importancia. Lo ¨²nico que importa es aprovechar que el Pisuerga pasa por Valladolid. Nunca desaproveches una buena crisis, les dijeron. Y lo est¨¢n haciendo a conciencia. Se apoyan en una UE que, a d¨ªa de hoy, es un basti¨®n del neoliberalismo y que busca reducir los Estados hasta niveles cercanos a los que pretend¨ªa el Nozick de los buenos tiempos ¡ªleyes, polic¨ªa y poco m¨¢s¡ª. Es la destrucci¨®n de la Utop¨ªa europea y de su malla de protecci¨®n social. La crueldad se extiende por el mundo. Ya casi nadie piensa con par¨¢metros de caridad universal. Cada uno se atrinchera en sus derechos menguantes. Volvemos a Hobbes, al todos contra todos. Se extiende el odio y se buscan chivos expiatorios. Como siempre, los marcados por el estigma nunca est¨¢n arriba. Nadie piensa en las plutocracias. Y sin embargo, es un dato que vivimos en una ¨¦poca hist¨®rica en las que se est¨¢ concentrando la riqueza hasta niveles fabulosos. Aqu¨ª como en Rusia, China, Alemania o los USA.
La ideolog¨ªa es tan fuerte que casi nadie repara en que los que m¨¢s disparan contra las autonom¨ªas esquivan siempre poner a Madrid en el punto de mira. Y, sin embargo, buena parte del despilfarro tiene su origen en las fara¨®nicas obras de la capital del Reino. M¨¢s del 50% del d¨¦ficit de Aena tiene que ver con los ocho mil y pico millones de euros de la T-4. Soterrar la M-30 ¡ªun capricho de Gallard¨®n¡ª le sali¨® al erario por 7.000 millones m¨¢s. Las extravagantes autopistas radiales de Madrid, paralelas a autov¨ªas gratuitas, han costado el ri?¨®n de otros 3.400, y dan p¨¦rdidas, cosa que a nadie pod¨ªa hab¨¦rsele ocurrido. El Metro de Madrid desde el a?o 1992 ha acometido obras que han hecho de ¨¦l el tercero m¨¢s extenso del mundo, y el que con m¨¢s ascensores cuenta. La corona madrile?a est¨¢ llena de Sese?as que quisieron ser El Dorado. En Espa?a todos los Aves van a dar a Madrid, que es el ombligo del mundo. Y no hablemos de los 26.000 millones de agujero financiero que ha dejado Bankia tras de s¨ª. Ahora nos dir¨¢n que es ¡°sist¨¦mico¡± y que hay que apoquinar. Todos sus acreedores estar¨¢n de acuerdo. Ahora bien, ?pagar¨¢ el Real Madrid el pr¨¦stamo con el que compr¨® a Ronaldo?
Todo esto es archiconocido, pero las elites madrile?as no trabajan contra s¨ª mismas. Aunque la liberal Esperanza Aguirre haya dejado tras de s¨ª un reguero de deudas, de ello no se habla. Los que gastan siempre son los otros. Entre nosotros, Alberto N¨²?ez Feij¨®o es una extensi¨®n de esa mentalidad centralista. No sin curiosas virguer¨ªas. Una semana dice que 17 parlamentos no se sostienen, y la siguiente que Espa?a no se entiende sin el autogobierno de Galicia, Euskadi y Catalu?a. ?l, sin embargo, no ha hecho nada para defender el propio. Quien lea ?Por qu¨¦ fracasou a reforma do Estatuto?" (Xaqu¨ªn Fern¨¢ndez Leiceaga. Galaxia, 2012 ) constatar¨¢ que no movi¨® un dedo para que saliera adelante. S¨ª lo hizo para boicotearlo, por motivos electorales. Es listo, pero su alma no es la de un estadista. Se pasa el tiempo de televisi¨®n en televisi¨®n, y de radio en radio, pero no tiene ning¨²n plan de fondo. Para saber qu¨¦ pensar lee el Abc por la ma?ana.
Lo curioso es que no se sabe como saldr¨¢n de todo esto los que postulan acabar con las autonom¨ªas. Con el autogobierno catal¨¢n o vasco, no se puede, dado el enorme peso de su voluntad de ser, salvo que alguien piense en el ej¨¦rcito ¡ªsiempre se cita el art¨ªculo 155 de la Constituci¨®n, que permite suspender la autonom¨ªa¡ª. As¨ª que ?qu¨¦ es lo que nos queda? Acabar con todas las dem¨¢s. Ya me gustar¨¢ ver a ese se?or de Sevilla o Toledo al que tanto le han comido el tarro darse cuenta de que a aquellos que ¨¦l quer¨ªa meter en vereda no se les puede tocar ¡ªinconvenientes de la democracia¡ª pero que s¨ª se puede amortizar a manchegos, castellanos, andaluces, posiblemente gallegos ¡ªel aprecio que sentimos por nosotros es universalmente conocido¡ª y tutti quanti. Tal vez tenemos lo que merecemos.
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