Un pacto sin pactar
Mas acudi¨® a la cita con Rajoy para llevarse un ¡®no¡¯, convocar elecciones y entrar en la dimensi¨®n de lo desconocido
En la botadura del paquebote independentista de Converg¨¨ncia, el pacto fiscal hizo las veces de botella de cava. La psicolog¨ªa pol¨ªtica que se revela en la exigencia incondicional del pacto fiscal para Catalu?a es, precisamente, el maximalismo del no pactar. El objetivo se escenific¨® al salir de La Moncloa. As¨ª han fracasado generalmente los planteamientos del todo o nada, precisamente porque recusaban el significado real de lo que es un pacto y concentraban sus energ¨ªas particularistas en la reivindicaci¨®n unilateral.
Pacto fiscal o faixa: es un sistema algo rudimentario en momentos en los que la gesti¨®n de las sociedades complejas ¡ªcomo demuestra el impasse de la crisis econ¨®mica¡ª se asemeja a las jugadas en un tablero de ajedrez tridimensional. Catalu?a tambi¨¦n es una sociedad compleja y su gesti¨®n merece soluciones complejas, sin disimular que, en puros t¨¦rminos de sem¨¢ntica, un pacto nunca es el resultado de una suma cero en la que uno se queda todo y al otro no le queda nada, y si es as¨ª, no es un pacto ver¨ªdico.
Es cierto que en toda disposici¨®n para un pacto hay que partir de cotas de m¨¢ximos para ir escalonando el acuerdo final, como se produce por excelencia en la Uni¨®n Europea, pero eso no es argumento, sino una t¨¢ctica. El verdadero pacto es siempre un encuentro transaccional en el que las dos partes a la vez ganan y pierden. Ah¨ª no hay triunfo por goleada. Es constatable que Mas no fue a La Moncloa para pactar algo, sino para recibir un no.
Artur Mas acudi¨® al encuentro con Rajoy para llevarse un no, convocar elecciones y entrar en la dimensi¨®n de lo desconocido, una aventura notablemente excesiva para una sociedad atribulada por la crisis econ¨®mica y un empresariado que requiere de panoramas estables para mejorar la productividad, ser m¨¢s competitivo y buscar nuevos mercados sin dejar para nada lo que para Catalu?a representa toda Espa?a como mercado.
Pacto fiscal o independencia: lo tomas o lo dejas. Es una f¨®rmula reivindicativa que corresponde a una de esas reacciones sentimentales que m¨¢s de una vez han llevado a Catalu?a a callejones sin salida, y a la que se suma un giro precipitado y casi vertiginoso de la opini¨®n pol¨ªtico-medi¨¢tica legitimada y sufragada por el ecosistema nacionalista. Aparece incluso un cierto Establishment del independentismo cuyo rasgo general es la improbable cuantificaci¨®n de su representatividad. Pero es la f¨®rmula que la Generalitat ha escogido como subtexto para el d¨¦ficit y el endeudamiento heredados y, en parte, generados por todos.
El m¨¦todo de la puta i la Ramoneta, hoy repudiado por sus m¨¢ximos estilistas, no era un ejercicio transparente de transacci¨®n, sino algo muy distinto. Pero es que preferir el tancament de caixes ¡ªcomo forma de insumisi¨®n fiscal¡ª a los pactos del Majestic ¡ªcomo logro transaccional¡ª es otra prueba de ese todo o nada que en no pocas ocasiones, casi siempre, ha acabado por perjudicar los intereses de la sociedad catalana, y que ha generado inestabilidad pol¨ªtica, tan perjudicial tanto para el crecimiento econ¨®mico como para el di¨¢logo p¨²blico.
Munici¨®n ret¨®rica de calibre desmesurado como etnocidio, expolio o genocidio contrasta con la realidad comercial, el trasiego del puente a¨¦reo, el fluir de una sociedad biling¨¹e, de la red de redes y el propio sistema constitucional. El r¨¦dito electoral que consiga el confundir las carencias en la financiaci¨®n auton¨®mica con cuestiones identitarias pudiera ir menguando y haci¨¦ndose residual, incluso sin dejar de tener ¡ªcomo tiene¡ª una presencia medi¨¢tica fuera de proporci¨®n. ?Instituciones al servicio de una idea de naci¨®n o al servicio de la sociedad? Es un buen momento para recordar que las instituciones son fundamentales para el crecimiento econ¨®mico. Para eso, obviamente, el pluralismo cr¨ªtico es crucial. Tocqueville puso en evidencia la l¨®gica de la frustraci¨®n relativa que implican las demandas sociales en una sobrepuja sin fin. Es aplicable a los afanes nacionalistas. Puede ser esa una explicaci¨®n del abstencionismo creciente en Catalu?a.
Valent¨ª Puig es escritor.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.