Verso, cante y canci¨®n
Las composiciones de Luis Pastor marcaron la pauta en lo mejor del concierto
El reto es transmitir la esencia, el mensaje o la emoci¨®n de los versos del poeta. A Carmen Linares le bast¨®, mediado el espect¨¢culo, con arrimarse al piano de Pablo Su¨¢rez para ponernos el coraz¨®n en un pu?o. De ese ¨ªntimo recinto que los dos crearon surgieron los versos y la m¨²sica hermanados en la garganta roz¨¢ de la cantaora, que parece dulcificarse y adquiere matices nuevos cuando abandona la vereda flamenca. Fueron cuatro hermosas canciones, aunque dos de ellas respondieran al patr¨®n flamenco, como el del martinete (yunque pian¨ªstico de Su¨¢rez) para El Sol, la rosa y el ni?o o la malague?a con su abandolao para El ni?o yuntero. Pero las composiciones de Luis Pastor -Casida del sediento y Mis ojos sin tus ojos-, interpretadas previamente, hab¨ªan marcado la pauta y los versos salieron por fin de una manera m¨¢s clara, su mensaje m¨¢s entendible y apegado a la m¨²sica que los transporta.
Oasis abierto. Miguel Hern¨¢ndez flamenco.
Cante: Carmen Linares. Guitarras: Salvador Guti¨¦rrez y Eduardo Pacheco. Percusi¨®n: Tino di Geraldo. Coros: Ana Mar¨ªa Gonz¨¢lez, Rosario Amador y Carmen Amaya. Piano: Pablo Su¨¢rez. Artista invitado: Tomasito. Direcci¨®n musical: Carmen Linares. M¨²sica: Luis Pastor y Carmen Linares. Direcci¨®n esc¨¦nica: Emilio Hern¨¢ndez.
Teatro de la Maestranza. 23 de septiembre de 2012.
Tras Lorca, con el maestro Sanl¨²car, y Juan Ram¨®n -Ra¨ªces y Alas, su trabajo junto a Juan Carlos Romero que se estren¨® en la Bienal de 2008-, Linares aborda su tercer monogr¨¢fico de poetas con Miguel Hern¨¢ndez. De ¨¦l ya hab¨ªa adelantado precisamente los cuatro temas citados dentro del espect¨¢culo Ensayo flamenco siglo XXI, donde tambi¨¦n repasaba poemas de los autores anteriores, adem¨¢s de Jos¨¦ ?ngel Valente, Carmen Santoja y Jos¨¦ Luis Ortiz Nuevo. Fue un Hern¨¢ndez in¨¦dito, que ten¨ªa que ver con el redescubrimiento que de su obra hab¨ªa hecho Luis Pastor. En Oasis Abierto, Carmen ha ampliado la aportaci¨®n del cantautor madrile?o y ha mantenido sus propias creaciones del poeta de Orihuela adaptados a la m¨¦trica flamenca. El conjunto configura una obra con aspiraci¨®n de espect¨¢culo, direcci¨®n esc¨¦nica incluida, que goza del cuidado habitual en los trabajos de la cantaora. Musicalmente, las frescas armon¨ªas de Salvador Guti¨¦rrez desde la guitarra y los colores que pone Di Geraldo constituyen un ancla de seguridad. El piano de Su¨¢rez es el contrapunto perfecto para ese nuevo Hern¨¢ndez redescubierto, mientras que las aportaciones de Tomasito abundan en su l¨ªnea habitual: desenfado y desparpajo con much¨ªsimo comp¨¢s. Expresi¨®n y extroversi¨®n, justo la otra cara del intimismo se?alado al principio.
En la primera parte, la interpretaci¨®n de los poemas en clave flamenca no contribuy¨® precisamente a que el espect¨¢culo despegase. Los versos no llegaban y su mensaje se perd¨ªa en la quebrada garganta de Carmen, que defend¨ªa los cantes con su acostumbrada entrega. Tomasito hab¨ªa arrancado por buler¨ªas con el Solo del Dale y regresar¨ªa para prologar con sus pies la seguiriya. En medio, taranta y cartagenera, sole¨¢ por buler¨ªas o bamberas pasaban sin pena ni gloria. Otro arre¨®n de Tomasito, esta vez rapeando por buler¨ªas, lograba elevar el tono. As¨ª, hasta el momento se?alado. Ya despu¨¦s, los versos sobrecogedores de la impotencia ¨CNo puedo olvidar que no tengo alas-, dichos a palo seco, marcar¨ªan la senda de un final en clave ascendente. Esos mismos versos con el coro convirti¨¦ndolo en una suerte de marcha, im¨¢genes de una guerra de fondo, constituyeron un emocionante colof¨®n. La propina, tema compartido con el mismo Luis Pastor en escena, prolong¨® las mismas sensaciones.
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