Poco original
No es nada nuevo que en momentos de crisis econ¨®mica se produzcan los estallidos nacionalistas m¨¢s viscerales. De hecho, en el siglo pasado las concepciones revolucionarias proletarias fueron vencidas y sustituidas por aberrantes movimientos fascistas. Aqu¨ª, desde hace tiempo, el movimiento obrero se dej¨® seducir por el discurso identitario local y las reivindicaciones sociales en las manifestaciones sindicales se realizan bajo el abusivo ondear de banderas regionales y nacionalistas.
No es sorprendente que la encrucijada financiera a la que Catalu?a ha llegado intente ser superada por el nacionalismo mediante la huida hacia delante que significa este estallido por la independencia. Llamada a la independencia que conllevar¨ªa la ruptura de la convivencia pol¨ªtica, pues desde la polis la pol¨ªtica se sustenta en la coexistencia de diferentes lealtades. Desde el momento que el nacionalismo opta por una sola lealtad, la pol¨ªtica desaparece. Sin embargo, lo que la historia nos demuestra es que no es soluci¨®n la opci¨®n nacionalista, porque la quiebra econ¨®mica no desaparece, sino que se acrecienta, y entonces deciden invadir el pa¨ªs vecino.
Aunque la democracia busque soluciones pol¨ªticas ante la ruptura nacionalista, no crean que ¨¦stas son f¨¢ciles. Quiz¨¢s haya que aceptar que no hay soluci¨®n. La Ley de la Claridad hoy tan tra¨ªda no fue bien recibida en los ambientes nacionalistas, pues supone un cauce pactado y dirigido desde el que posee la competencia de convocar un plebiscito, el Estado, con todo tipo de salvaguardas, mayor¨ªas cualificadas entre ellas, ante un posible final traum¨¢tico y sin vuelta atr¨¢s. Es decir, un proceso poco dado a la demagogia, pues su m¨¢xima es la claridad en todos sus aspectos, los legales y los pol¨ªticos, y la gente puede enfrentarse con conocimiento responsable a la seducci¨®n emotiva y enajenada de la independencia.
El federalismo, soluci¨®n que ten¨ªa que haber sido aplicada tiempo atr¨¢s, y no mentada ahora como Santa B¨¢rbara cuando truena, tampoco lo es porque le gusta a¨²n menos al nacionalismo, ya que el federalismo se basa en la lealtad de las partes con el todo ¡ªcomo en EE UU o en Alemania¡ª, y el sistema del peculiar Estado de las Autonom¨ªas que nos dimos acab¨® permitiendo equ¨ªvocos inaceptables en el federalismo. Lo que no quiere decir que no sea la opci¨®n definitiva futura, pero supondr¨ªa una reforma constitucional que pudiera poner en entredicho las peculiaridades de las provincias vascas y de Navarra. Y no servir¨ªa para contentar a los nacionalistas, sencillamente porque el nacionalismo es incontentable, pues dejar¨ªa de ser nacionalismo.
St¨¦phane Dion, padre de la Ley de la Claridad, ya avis¨® en Bilbao el 25 de noviembre de 2003 de la imposibilidad de convencer a los nacionalistas mediante transferencias de competencias. ¡°Si la descentralizaci¨®n de un pa¨ªs se hace para calmar al nacionalismo, ser¨¢ un fracaso. Los separatistas no quieren una descentralizaci¨®n, sino su propio Estado¡±.
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