Sin defensa ante las insinuaciones
El hermano de Jos¨¦ Bret¨®n niega que ocultase pruebas manipulando su m¨®vil
El juez, la polic¨ªa y la acusaci¨®n particular. Todos parecen tenerlo claro: la familia de Jos¨¦ Bret¨®n nunca estuvo al tanto del presunto asesinato de sus hijos, Ruth y Jos¨¦. Ni tampoco de su trama. Pero en determinados autos judiciales, atestados policiales y declaraciones de parte, aparecen insinuaciones que ponen en entredicho el papel que los padres, hermanos y, al menos un cu?ado del imputado, jugaron en este drama y su posible protecci¨®n al principal sospechoso. Se?alamientos que en la calle se han traducido en pintadas, insultos, gritos y bocinazos frente a las casas de los familiares o en sus declaraciones en los juzgados. Rafael Bret¨®n, hermano del acusado, logr¨® una orden de alejamiento contra varias personas que le increpaban reiteradamente a ¨¦l, a su esposa y a sus hijos en la puerta de su casa, en Tomares (Sevilla).
Las insinuaciones del juez siguen. Pero sin una acusaci¨®n formal o la imputaci¨®n, es imposible una defensa legal en la causa. Hace una semana, a trav¨¦s de un escrito, Rafael Bret¨®n casi le ped¨ªa a gritos al instructor que ¡ªsi sospecha de ¨¦l¡ª le incluya de alguna forma para poder defenderse. El magistrado Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Lainz volvi¨® a negarle la imputaci¨®n hace dos d¨ªas, esgrimiendo la excusa absolutoria que contempla el C¨®digo Penal para los familiares directos de un acusado. Es decir, no se puede condenar a un pariente directo que encubra a otro.
Por un lado, el juez siempre ha recelado del viraje que, seg¨²n ¨¦l han dado las declaraciones de los familiares. En sus primeras comparecencias ante la polic¨ªa, a las pocas horas de desaparecer los ni?os, mostraban serias sospechas de que estos hubiesen podido sufrir alg¨²n mal y de que Bret¨®n estuviese implicado. Pero a medida que el caso no avanzaba, el juez detect¨® que la familia intentaba cohesionar sus versiones para proteger a Bret¨®n.
En los ¨²ltimos meses, la atenci¨®n del magistrado se ha centrado m¨¢s en Rafael Bret¨®n. Sobre la mesa, el juez ya tiene informes que indican que Bret¨®n pudo haber asesinado e incinerado a sus hijos en su finca de Las Quemadillas (C¨®rdoba). Nada parece indicar que sospeche que Rafael o el resto de la familia estuviesen directamente implicados en el crimen. Aun as¨ª, ha mandado analizar el m¨®vil de su cu?ado y el del propio Bret¨®n en busca de una posible colaboraci¨®n del hermano en la ocultaci¨®n de pruebas o eliminaci¨®n de llamadas o mensajes.
En su escrito, rechazado por el juez, Rafael ya justificaba cada movimiento que el juez estima sospechoso. Ayer se defendi¨® con una nota p¨²blica ante el informe preliminar encargado por el juez, el cual indicar¨ªa que pudo manipular el m¨®vil de Bret¨®n mientras estuvo bajo su custodia. Para empezar, niega haber ¡°borrado ninguna llamada del terminal¡± de su hermano.
Y sobre la desaparici¨®n de n¨²meros, recuerda que los tel¨¦fonos m¨®viles tienen una memoria limitada de registro de llamadas (entrantes, salientes y perdidas) y que al estar el m¨®vil encendido y seguir recibiendo o realizando llamadas, ¡°van desapareciendo las llamadas m¨¢s antiguas¡±. Lo mismo hubiese ocurrido, insiste, ¡°aunque el m¨®vil encendido hubiera estado custodiado en comisar¨ªa¡±. ¡°No tiene sentido borrar llamadas de todas las cuales la operadora de telefon¨ªa m¨®vil guarda registro, a¨²n m¨¢s cuando la polic¨ªa ya en dos ocasiones hab¨ªa extra¨ªdo toda la informaci¨®n de inter¨¦s del m¨®vil cuando nos fue devuelto¡±, termina.
Por ¨²ltimo, Rafael vuelve a quejarse del acoso que sufre sus padres, su hermana y el resto de su familia. ¡°Puedo entender la animadversi¨®n hacia mi hermano, pero no acabo de comprender por qu¨¦ dirigir la ira y sospechas contra mi persona o mi familia cuando no somos responsables¡±, escribe.
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