El rock gana la partida al sirimiri

Ni veranito de San Miguel ni gaitas. La tarde se puso ayer perruna; el cielo, plomizo; los term¨®metros, ateridos y los ¨¢nimos, desmoronados. As¨ª arrancaba el tercer festival En Vivo, singular¨ªsimo sarao perif¨¦rico en el que conviven el rock urbano, el heavy brutote, la pertinente dosis de buenrollismo ¨¦tnico y un ineludible cap¨ªtulo de hip-hop. De aquellos generosos muslos al descubierto que salpicaban las explanadas del DCode y Madrid Beach estos dos fines de semana precedentes, ni rastro. Anoche tocaba rock de capucha y sudadera, tiritonas atenuadas por el calimocho o alg¨²n torpe achuch¨®n inici¨¢tico entre los m¨¢s pipiolos. Que los festivales hermanan una barbaridad.

La jornada, de tan desapacible, invitaba a reservar energ¨ªas. Hab¨ªa que acreditar una inquebrantable militancia rockera para acercarse ayer hasta el auditorio Miguel R¨ªos, en el p¨¢ramo de Rivas Futura, uno de los rincones m¨¢s feos de todo Google Earth: vallas, escombros, eriales. Pero algunas religiones son m¨¢s poderosas que la l¨®gica y hacia las diez de la noche eran m¨¢s de 25.000 los fieles que habitaban la llanura, atra¨ªdos sobre todo por las cr¨®nicas callejeras y dementes de Los Suaves.

En Vivo re¨²ne durante tres jornadas un variopinto cartel de 57 artistas que se reparten por cuatro escenarios diferentes. El mejunje de ayer abarcaba desde el rock con toque ska de Ni?o Mandarina a la banda sonora para el averno de los brasile?os Soulfly, las (dudosas) gracietas escatol¨®gicas de Mojinos Escoz¨ªos o las soflamas del D¨²o Kie. En los ratos libres pod¨ªamos comprar todas las camisetas negras y sat¨¢nicas del mercado, alg¨²n colorista trapillo jamaicano y unos rudimentarios bocatas a cinco euros de elaboraci¨®n netamente manual. En efecto: los guantes y esas cosas son para melindrosos.

A las 21.30 era Yosi, nuestro descacharrante Maharishi del rock callejero, quien inflamaba el escenario principal a los acordes del inevitable No puedo dejar el rock. El sirimiri era pertinaz, pero a nadie le import¨®: al sexagenario l¨ªder de Los Suaves siempre hay que prestarle m¨¢s atenci¨®n que al parte meteorol¨®gico. Sobre todo porque puede suceder que salude a la parroquia con un caluroso ¡°?Buenas noches, Getafe!¡±. Porque sus letras son dylanitas, salvando unos cuantos a?os luz. Y porque su peculiar sentido de la afinaci¨®n resulta casi dodecaf¨®nico.

Entre Palabras para Julia, Maldita sea mi suerte y dem¨¢s t¨ªtulos de cabecera, los orensanos entretuvieron a la vieja guardia y la afici¨®n m¨¢s hirsuta. Ese mismo perfil enloquecer¨¢ esta noche con Bad Religion y, mejor a¨²n, ma?ana con los idolatrados Extremoduro. Pero En Vivo es un evento tan h¨ªbrido que las gre?as conviven con rastafaris, chandaleros, crestas punks y tiernos infantes. Estos ¨²ltimos intentaban ligotear con unos sombreros de papel en los que escrib¨ªan mensajes como ¡°No me leas el pensamiento¡± o, sin tanto rodeo, ¡°Busco chica cachonda¡±. Si a las primeras de cambio fracasaron, a¨²n les quedan dos tentativas.