El Hospital de la Caridad muestra, por primera vez, su lado privado
Ma?ara es el autor del discurso iconogr¨¢fico que siguieron Murillo y Vald¨¦s Leal
Muchas debieron ser las correr¨ªas que Miguel de Ma?ara (Sevilla, 1627-1676) cometiera en su juventud para expiarlas con semejante obra. El arist¨®crata, que decidi¨® cambiar de vida a los 33 a?os ¡ªtras el fallecimiento de su joven esposa¡ª, est¨¢ detr¨¢s de cada detalle del Hospital de la Santa Caridad de Sevilla, un conjunto edificado en el siglo XVII para atender a enfermos sin recursos. Por primera vez, despu¨¦s de casi cuatro siglos de funcionamiento, el p¨²blico podr¨¢ conocer casi todos los rincones de La Caridad. Un soberbio ejemplo del Barroco en cuya iglesia, bajo la batuta de Ma?ara, trabajaron Murillo, Vald¨¦s Leal y Pedro Rold¨¢n entre otros artistas. La empresa Engranajes Culturales pondr¨¢ en marcha, el pr¨®ximo d¨ªa 12, una visita guiada que incluye la biblioteca y el archivo, la sala de cabildos ¡ªcon el ¨²nico lienzo que se conserva de los 14 que Herrera el Viejo pint¨® para contar la historia de la Santa Cruz¡ª, el coro de la iglesia o la enfermer¨ªa en la que se alineaban un centenar de camas y de las que queda el recuerdo en algunas placas donde se puede leer qui¨¦n o qu¨¦ familia don¨® catres para ¡°nuestros amos los pobres¡±, como los llamaba Ma?ara.
¡°Todo el hospital se puede leer como un libro en el que cada detalle tiene un significado y un lugar concreto. Miguel de Ma?ara no dej¨® nada al azar. Cada talla, cada pintura encaja perfectamente para transmitir un mensaje¡±, explica Marisa Caballero-Infante, conservadora de la Santa Caridad.
El conjunto barroco sevillano ocupa cinco naves de las Reales Atarazanas
El recorrido por los recintos privados del monumento, que funcion¨® como hospital hasta 1989 y que actualmente es un asilo en el que viven 86 ancianos varones sin recursos, durar¨¢ 90 minutos y estar¨¢ guiado por un historiador del Arte. ¡°Adem¨¢s, en cada visita ¡ªlos domingos a las 18.30¡ª un actor leer¨¢ fragmentos de textos barrocos relacionados con La Caridad como Discurso de la verdad, del propio Miguel de Ma?ara; el soneto Cuan fr¨¢gil es la vida, de Quevedo, y la biograf¨ªa de Ma?ara que escribi¨® el padre Granero, su coet¨¢neo¡±, apunta Sergio Raya, coordinador de Contenidos de Engranajes Culturales.
La Real y Humilde Hermandad de la Santa Caridad de Nuestro Se?or Jesucristo, que as¨ª se llama la asociaci¨®n, exist¨ªa antes de que Ma?ara engrosara sus filas. ¡°Naci¨® a finales de la Edad Media para dar santo entierro a los ajusticiados y a los ahogados en el r¨ªo Guadalquivir cuyo cuerpo no reclamaba nadie. La hermandad ocup¨® una capilla en el Cementerio de San Miguel y despu¨¦s paso a otra capilla del Castillo de San Jorge antes de instalarse en cinco de las 14 naves de las antiguas Reales Atarazanas¡±, explica Raya.
¡°Cuando estaban construyendo el hospital, Ma?ara se dio cuenta de que la l¨¢pida fundacional de las Atarazanas, en la que se dice que Alfonso X encarg¨® su construcci¨®n en 1252, estaba en uno de los arcos que le hab¨ªan sido asignados y se lo comunic¨® al Ayuntamiento, desde donde dijeron que mandar¨ªan a buscarla. Cuatro siglos despu¨¦s, la l¨¢pida sigue aqu¨ª¡±, comenta Marisa Caballero-Infante.
Durante estas visitas, que seg¨²n los organizadores se ampliar¨¢n dependiendo de la demanda, el p¨²blico podr¨¢ contemplar obras claves para la historia de la hermandad como la cruz de los ajusticiados, una talla de madera del siglo XVII de la escuela de Pedro Rold¨¢n que los hermanos daban a besar a los condenados a muerte, a los que acompa?aban la noche antes del ajusticiamiento, atend¨ªan espiritualmente y enterraban.
¡°La cruz se us¨® hasta 1959, cuando se aplic¨® la pena de muerte en Sevilla por ¨²ltima vez por el crimen de la estanquera. La regla que escribi¨® Miguel de Ma?ara es inviolable, aunque adaptable¡±, comenta la conservadora, quien recuerda que las mujeres no pueden formar parte de la hermandad. Salvo reales excepciones porque la ¨²nica mujer admitida en la hermandad de la Caridad ha sido Isabel II. Esas y otras muchas historias podr¨¢n o¨ªrse ahora en la casa que ide¨® aquel a quien muchos han comparado con el don Juan Tenorio de Tirso de Molina, aunque al burlador de Sevilla el arrepentimiento le lleg¨® mucho m¨¢s tarde que al autor de Discurso de la verdad.
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