Durmiendo con los Beatles
Carteles, fotograf¨ªas y documentos convierten en santuario la ¡®suite¡¯ del hotel que los m¨²sicos ocuparon en Barcelona en 1965
¡°Hello, Beatles!! Bienvenidos a Barcelona. Welcome to Barcelona. Discos Odeon¡±. Los cuatro de Liverpool caminan en blanco y negro hacia uno. El cartel es grande. ¡°Estaban destinados a pegarse por las calles. En Madrid no se hicieron, quiz¨¢ porque la discogr¨¢fica ten¨ªa entonces su sede en Barcelona¡±, apunta el historiador ¨Cy s¨ª, claro¡ª beatleman¨ªaco especialista en la presencia en Espa?a de aquellos melenudos el vicedirector del Centro de Investigaciones Film-Historia de la Universidad de Barcelona, Mag¨ª Crusells. El p¨®ster forma parte de su exquisita colecci¨®n pero ahora preside el dormitorio de la megasuite 111 del hotel Avenida Palace de Barcelona, la habitaci¨®n en la que los padres de Love me do, un single que cumple ahora 50 a?os, utilizaron el 3 de junio de 1965 cuando su ya m¨ªtica actuaci¨®n en la plaza Monumental. El aposento es, desde hace poco, The Beatles Suite, santuario con cerca de medio centenar de fotograf¨ªas, portadas de revistas, art¨ªculos, carteles, informes y documentos oficiales y hasta una r¨¦plica del bajo que Paul McCartney utilizaba (un H?fner modelo 500/1), del que s¨®lo quien sepa que el beatle era zurdo sospechar¨¢ de su autenticidad. Dormir rodeado de todo ello es un sue?o realizable entre 200 y 450 euros, seg¨²n la temporada hotelera.
¡°Esta vez puede ser cierto. Los Beatles a Espa?a por siete millones y medio de pesetas¡±, rezaba el escandaloso titular del n¨²mero de febrero de la revista Disc¨®bolo. Es de los primeros recortes con los que uno tropieza en la suite. La informaci¨®n no iba desencaminada, como demuestra la fotocopia del contrato que el promotor Francisco Berm¨²dez firm¨® el 5 de febrero de 1965 con News Enterprises y el representante de los m¨²sicos, Brian Epstein, tambi¨¦n colgado de la pared. Fueron en realidad 5.000 libras de la ¨¦poca ¡°libres de impuestos¡±, por una doble actuaci¨®n que especificaba claramente que durar¨ªan ¡°de 1 a 30 minutos¡±. Todo en poco m¨¢s de un folio mecanografiado y remachado con una serpiente de ¡®x¡¯ que tachan a saber qu¨¦ exigencia.
¡°Hoy, un contrato as¨ª de corto y conciso es inimaginable¡±, apunta observador Crusells, s¨ª, algo tan sorprendente como las relajadas poses de los m¨²sicos dentro de la habitaci¨®n que captan las instant¨¢neas de la ¡°absoluta exclusiva¡± que se marc¨® Juanita Biarn¨¦s, fot¨®grafa del diario Pueblo pero tambi¨¦n de la revista Ondas, en esta ¨²ltima publicaci¨®n: Una jornada con los Beatles en Barcelona. Fue Ringo quien le abri¨® la puerta de la suite: ¡°?Otra vez t¨²?¡±, parece que le espet¨® el bater¨ªa. Biarn¨¦s, por puro azar, se encontr¨® a los m¨²sicos en el avi¨®n que los llevaba a Barcelona tras su concierto en Las Ventas de Madrid de la noche anterior. All¨ª ya les medio rob¨® unas im¨¢genes. Consciente de la oportunidad de su vida, los sigui¨® hasta el hotel. Y les convenci¨® de que le dejaran sacar unas m¨¢s. Y as¨ª se ve a Paul guitarra espa?ola en ristre y en otra, fumando con George; a John, junto a una mesilla poblada hasta la angustia de refrescos y a Ringo estirado en una cama. Las informaciones y testimonios de la ¨¦poca ubican a los Beatles por parejas (como sol¨ªan dormir muchas veces) en las habitaciones 109 y 110, que se comunican ambas con la 111, que hac¨ªa las veces de sal¨®n.
En cualquier caso, es en la puerta de la megasuite 111 donde se toma la fotograf¨ªa de los cuatro m¨²sicos y, asomando por detr¨¢s, un jovenc¨ªsimo Joan Gaspart de 19 a?os, que ya ejerc¨ªa de hotelero en ese establecimiento de cinco estrellas fundado por sus padres en 1952. S¨ª, ya estaban en Barcelona esos peligrosos alborotadores: SOS: llegan los Beatles, rezaba el titular de la revista TeleGu¨ªa. ¡°Nuestra juventud tiende hacia unos horizontes m¨¢s positivos y de mayor responsabilidad¡±, argumentaba la Bella Dorita en una encuesta a famosos (Marsillach, Jos¨¦ Guardiola, Conchita Bautista, Josep Maria Espin¨¤s¡) para la revista Nueva Ilustraci¨®n Femenina.
El aposento es, desde hace poco, santuario con cerca de 50 fotograf¨ªas
Una secuencia del reportero gr¨¢fico Quique P¨¦rez de Rozas, en el dormitorio, muestra a los cantantes en un coche con las ventanillas bien bajadas, aparcando luego ante el hotel, a primera hora de la tarde, con la sonrisa y el gesto displicente del portero con gorra de plato al abrir unas puertas por las que ya bajan sin esperarle Paul y Ringo llev¨¢ndose ellos mismos las bolsas y entrando al momento por unas puertas giratorias y pasando frente a un escaparate de formas redondas que se conservan hoy exactamente igual. Tambi¨¦n es la misma la balaustrada del anfiteatro del sal¨®n Parrilla del hotel donde tuvo lugar una tumultuosa rueda de prensa previa al concierto y donde el cuarteto se deja inmortalizar con dos alocadas fans, con toda naturalidad. Hoy ese sal¨®n vive momentos menos glamorosos: banquetes, convenciones y, casi una vez al mes, cenas con espect¨¢culo flamenco.
Los Beatles tuvieron que salir por las dos peque?as puertas de la cocina del hotel que dan ya a Rambla de Catalunya para esquivar la multitud que se agolp¨® a las puertas del establecimiento en la Gran V¨ªa. ¡°La atracci¨®n m¨¢s famosa del mundo¡± empezaba a las 10,45 de la noche, como recuerda una reproducci¨®n de la portada del programa de mano. ¡°Esta me la pas¨® Berm¨²dez; nunca he visto el original ni s¨¦ si lo har¨¦ nunca: el de Las Ventas sali¨® a subasta no hace ni un a?o por internet y se acab¨® adjudicando por 11.100 d¨®lares¡±, suspira Crusells, did¨¢ctico, como profesor que es del Instituto Pau Ausit de Ripollet.
La gente (unas 18.000 personas) en sillas en el ruedo, esperando una actuaci¨®n que por la que hab¨ªan pagado sacrificadamente entre 75 pesetas (la m¨¢s barata, cuando el salario m¨ªnimo interprofesional era de 2.400 pesetas) y 400 la m¨¢s cara; la enfermer¨ªa de la Monumental, de camerino por arte de unas gruesas cortinas; los artistas accediendo al escenario por la salida de Toriles y las famosas instant¨¢neas con el capit¨¢n y el cabo de la polic¨ªa para el hijo del primero y en la que, sobre todo Paul, los ingleses se mofan saludando. Era el concierto final de la gira europea que les hab¨ªa llevado por Italia y Francia y el relajo (y quiz¨¢ tambi¨¦n el repel¨²s ideol¨®gico) aflor¨®. Con esas im¨¢genes en la pared de la cama se acuesta el hu¨¦sped de la suite, muchas veces ¡°altos ejecutivos de empresas que hacen aqu¨ª convenciones y parejas de reci¨¦n casados muy fans de los Beatles¡±, recita Javier Tom¨¢s, subdirector del hotel, que recuerda sin embargo a una chica norteamericana a quien por sus 18 a?os sus padres le pagaron un viaje a Europa para recorrer las ciudades y los hoteles donde estuvieron los Beatles ¡°y de los pocos lugares que se sabe seguro d¨®nde durmieron de verdad es aqu¨ª; ?le temblaban las piernas!¡±.
La media hora de actuaci¨®n, que arranc¨® cercana la medianoche, no cans¨® mucho a los chicos. La prueba es que llegaron a encontrarse en la ciudad con la cantante Beryl Bryden, como muestra una imagen de ella en la habitaci¨®n 111 aparecida en la revista inglesa New Musical Express. El esc¨¢ndalo que montaron fue tal que algunos clientes se quejaron y la direcci¨®n avis¨® a Berm¨²dez y ¨¦ste, a Epstein. Dorm¨ªan ambos unas habitaciones m¨¢s all¨¢ de los chicos. Epstein tard¨® mucho en salir de su aposento y cuando lo hizo estaba impoluto: afeitado y pulcramente vestido. De esa guisa llam¨® a la famosa habitaci¨®n y les dijo que la fiesta se hab¨ªa acabado. Y le obedecieron sin rechistar. ¡°Si no me visto as¨ª no hubiera podido imponerme a ellos¡±, le confes¨® al productor espa?ol¡
Un ¨¢lbum (de 96 cromos), las colas en el desaparecido F¨¦mina para ver la pel¨ªcula ?Qu¨¦ noche la de aquel d¨ªa! (con la correspondiente reproducci¨®n de la autorizaci¨®n de la Direcci¨®n General de Cinematograf¨ªa del 4 de septiembre de 1964) y hasta un radio-tocadiscos de la ¨¦poca salpican la suite, a la que se ir¨¢n a?adiendo detalles, tal y como lo imagina Tom¨¢s: una reproducci¨®n de una entrada al concierto (una original se vendi¨® hace poco m¨¢s de un a?o por 900 euros), la reproducci¨®n en el cabezal de la cama del logotipo de The Beatles que llevaba la bater¨ªa Ludwig con la que tocaron en la Monumental; el hilo musical con los conciertos de esa noche y hasta una figura de los cuatro de Liverpool en el balc¨®n de la suite que da a la calle. Una manera, quiz¨¢, de olvidar que, con tanto ajetreo, tras desayunar y salir casi al galope, no firmaron en el libro de oro del hotel. ¡°Pasaron los Beatles y no pas¨® nada¡±; ¡°Los hermanos Marx de la era ye-y¨¦ vistos y no vistos¡±, minimiz¨® Hola, burleta, una parte de la prensa. Suerte que no pas¨® nada...
La crucifixi¨®n censurada de Lennon
Mag¨ª Crusells se ve¨ªa enloquecer y acot¨®: coleccionar¨ªa cosas de The Beatles que tuvieran que ver con Espa?a. Eso le ha dejado con s¨®lo m¨¢s de 200 fotograf¨ªas y m¨¢s de 2.000 discos entre singles y elep¨¦s, am¨¦n de miles de papeles y recortes y "una peque?a fortuna" invertida, que prefiere no contabilizar desde que en la ¨¦poca de las pesetas "superaba los dos millones", seg¨²n una libreta donde lo apuntaba todo. La afici¨®n arranc¨® a los 13 a?os cuando, socia su familia de Discolibro, ¨¦l se encarg¨® de escoger los discos y entre uno de Elvis y uno de los chicos ingleses se qued¨® el cassette de estos ¨²ltimos porque "mi madre me dijo que quiz¨¢ le gustaban m¨¢s ellos".
En 1992, mientras preparaba su tesis doctoral sobre las Brigadas Internacionales en el cine documental, empez¨® a dedicar siempre "unas horitas finales" a ir removiendo archivos gubernamentales para ver qu¨¦ hab¨ªa sobre el paso de los m¨²sicos. Eso le permiti¨®, am¨¦n de participar en 1995 en el gui¨®n del programa de TVE Que vienen los Beatles. Espa?a, 1965 o ser coautor, junto a Alejandro Iranzo, de The Beatles, una filmografia musical, o hallar "material sobrante" del NO-DO sobre las visitas a Madrid y Barcelona de los de Liverpool, desvelar una pat¨¦tica chapuza televisiva. Magical Mystery Tour, una pel¨ªcula para televisi¨®n sobre los Beatles estrenada el 26 de diciembre de 1967 en color en Inglaterra, se emiti¨® en Espa?a por el canal de UHF un a?o m¨¢s tarde, el 31 de enero de 1969, en blanco y negro, en versi¨®n original sin subt¨ªtulos "y censurada en unos dos minutos", los que transcurren en un cabaret donde se practicaba un striptease que "el documental original ya mutilaba poniendo un r¨®tulo de censores en los pechos de la chica, pero no les debi¨® parecer suficiente". As¨ª se perd¨ªan tambi¨¦n los aplausos entusi¨¢sticos de John Lennon. El DVD y el blue-ray del telefilme se publicar¨¢n oficialmente el pr¨®ximo d¨ªa 8.
Tambi¨¦n ha constatado Crusells que el single The ballad of John and Yoko, de mayo de 1969, acab¨® siendo prohibido en Espa?a por razones pol¨ªticas porque se citaba Gibraltar como lugar "cerca de Espa?a" y religiosas, ya que el letrista dec¨ªa: "Van a crucificarme"; y de crucificarse, en Espa?a s¨®lo se pod¨ªa crucificar a Cristo. Por m¨¢s The Beatles que fueran.
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