?Alguien sabe algo en el Athletic?
Se sabe que Marcelo Bielsa se rebot¨® con la gesti¨®n de las obras en Lezama (de las que nunca m¨¢s se supo) y agarr¨® por la pechera al responsable de las mismas. Se sabe que Javi Mart¨ªnez quer¨ªa irse a un club de post¨ªn que le pagara como a un futbolista de post¨ªn. Y se sabe que se fue a por sus cosas, apresuradamente olvidadas en la taquilla de Lezama, a altas horas de la noche, quiz¨¢s saltando la verja o quiz¨¢s no, y motivando la actuaci¨®n de la seguridad privada de las instalaciones. Y se sabe que Fernando Llorente tambi¨¦n quer¨ªa irse pero no encontr¨® la oferta adecuada para hacerlo inmediatamente. Y se sabe que el p¨²blico perdon¨® a Llorente, tras una leve pitada en plena efervescencia emocional. Y se sabe, adem¨¢s, que el entrenador recrimin¨® a Llorente su falta de actitud en un entrenamiento del que le expuls¨® tras un cruce de palabras, y que luego pidi¨® disculpas por haber elegido el momento y el jugador inadecuados. Y tambi¨¦n sabemos que uno o varios jugadores grabaron la ¨²ltima charla de Bielsa en el vestuario al final de la pasada temporada y que, lo que es a¨²n peor, alguien las filtr¨® a un medio de comunicaci¨®n.
Se saben muchas cosas, pero en realidad ?alguien sabe algo de lo que pasa? El paisaje es desolador. M¨¢s all¨¢ de los nulos resultados deportivos (una sola victoria desde que comenz¨® a rodar el bal¨®n), nadie se explica qu¨¦ ha ocurrido para que un equipo que practicaba la temporada anterior el divertimento como filosof¨ªa y el compromiso como actitud haya acabado abarrotando la consulta del Gabinete Caligari, lleno de preguntas, vac¨ªo de respuestas.
Bielsa apaga sus volcanes con mea culpas inmediatos para evitar que el nerviosismo afecte al desarrollo del juego, algo que por cierto no ha conseguido. Nadie puede negar al t¨¦cnico argentino su capacidad para autoinmolarse en cada crisis. Pero la sangre derramada no es suficiente. Los jugadores, implicados tambi¨¦n en la falta de respuestas, se apuntan al silencio para que el tobillo no les malgaste un centro y apelando ¡°al pr¨®ximo partido¡±, sin una actitud autocr¨ªtica en los casos de su competencia. Llorente a¨²n no ha comparecido oficialmente ante los medios para dar su versi¨®n de lo ocurrido, y Javi Mart¨ªnez se ha ido del Athletic sin decir ni m¨², eso s¨ª amenazando con hablar m¨¢s adelante cuando ya no le importe ni al Athletic ni a ¨¦l, ni a los medios de comunicaci¨®n, ni a los socios. Los capitanes ¡ªesos que llevan un brazalete en la molla del brazo y eligen el campo o el bal¨®n en el sorteo de cada partido¡ª tampoco han dicho nada relevante.
Y el club oye llover, como quien mira un diluvio tras el cristal del saloncito de estar apoyado en la c¨®moda desde la que se ve el mar a lo lejos. Hizo bien Josu Urrutia en huir de los presidentes tronantes y acudir a la imagen de aquellos que pasaban desapercibidos por las calles de Bilbao. Hizo bien en dar la justa importancia a un cargo transitorio en el que m¨¢s que locuacidad se exige responsabilidad y buen hacer. Hizo bien en autodefinirse como alguien que ¡°est¨¢ de presidente¡± como antes estuvo de jugador y siempre como aficionado rojiblanco.
Pero al club se le ha mojado la barbilla y empieza a boquear. Y en casos as¨ª, todo el mundo mira al capit¨¢n del barco para saber qu¨¦ piensa y, lo que es m¨¢s importante, qu¨¦ piensa hacer. Se sabe que Urrutia va a reunirse con la plantilla y se espera que sea duro, seco, concreto. El ¨²ltimo episodio, el de la grabaci¨®n y divulgaci¨®n de la charla de Bielsa, no solo refleja un acto supino de deslealtad con el club, sino que revela un porcentaje elevado de chiquiller¨ªa en el vestuario, rayano con lo insoportable. El hecho revela la distancia que separa la actitud de alg¨²n o algunos futbolistas con el compromiso con el club. Har¨ªa bien Urrutia en investigar a fondo el caso y adoptar las medidas adecuadas que solo pueden ser las que eviten que se pueda reproducir en el futuro. Sean las que sean.
El caso de la grabaci¨®n de la charla de Bielsa es un acto de deslealtad y chiquiller¨ªa insufrible
Pero, en realidad, ?alguien sabe algo de lo que pasa? En realidad, ?alguien conoce el diagn¨®stico de una crisis que m¨¢s que deportiva es moral, en unos casos, e institucional, en otros? ?Alguien se ha parado a pensar en que el enfermo tiene una mala cara que da grima? ?Alguien se ha parado a analizar por qu¨¦ un equipo maravilloso es ahora un equipo doloroso y por qu¨¦ un club organizado y tranquilo vive bajo el puente de aguas turbulentas al que cantaron Simon y Garfunkel?
Por todo ello, se convoca a Josu Urrutia, Marcelo Bielsa, Jos¨¦ Mari Amorrortu, capitanes del equipo, grabadores profesionales, filtradores irresponsables, fijos discontinuos, viudas y militares sin graduaci¨®n a una reuni¨®n urgente antes de que lleguen a la conclusi¨®n deprimente de que entre todos la mataron y ella sola se muri¨®.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.