Una acertada adaptaci¨®n de Shakespeare
Toni Fabre coreograf¨ªa para la compa?¨ªa de Carmen Roche este ballet en formato de c¨¢mara
La obra de William Shakespeare ha sido pasto de adaptaciones desde la aqu¨ª usada, La Reina de las Hadas, de fines del siglo XVII, una mascarada o semi¨®pera que tuvo en su origen ya un destino coreogr¨¢fico claro. En el estreno fue el bailar¨ªn y coreuta Josias Priest quien se encarg¨® de redactar las muchas partes de baile que conten¨ªa la larga partitura y as¨ª llegamos (pasando por la ¨®pera de Britten, tambi¨¦n llevada a la danza) a la que se tiene por versi¨®n can¨®nica del siglo XX: la de Balanchine sobre la m¨²sica incidental de Felix Mendelssohn de 1962. Lo que se dice poco es que Marius Petipa en 1877 y Mijail Fokin en 1902 tambi¨¦n hicieron sus sue?os shakesperianos siempre sobre Mendelssohn.
Gracias a Carmen Roche no hemos perdido en Madrid del todo a Toni Fabre, experto bailar¨ªn y core¨®grafo con gusto, experiencia y cultura esc¨¦nica que trabaj¨® muchos a?os juntos Nacho Duato, pero que siempre se ha distinguido con propia personalidad en la creaci¨®n. Roche le encarg¨® este ballet en formato de c¨¢mara, donde los siete bailarines se reparten los principales protag¨®nicos dobl¨¢ndolos, a excepci¨®n del duende Puck, que encarna en ¨²nico y vivaz rol Edgar Chang, cuyo f¨ªsico menudo viene muy bien al car¨¢cter del travieso personaje.
EL SUE?O DE UNA NOCHE DE VERANO
Coreograf¨ªa: Toni Fabre; m¨²sica: Henry Purcell; luces: Nicol¨¢s Fischtel. Ballet Carmen Roche. Teatro Jos¨¦ Mar¨ªa Rodero. Torrej¨®n de Ardoz. Hasta el 13 de octubre.
La historia se cuenta, seg¨²n el gui¨®n del propio Fabre, con sencillez y pensada para el p¨²blico juvenil. Se echan en falta unos fondos boscosos, una idea de paisaje o localizaci¨®n que supere ese fondo negro y plano que limita el horizonte visual. El vestuario, de cromatismo neutro y l¨ªnea contempor¨¢nea, cumple su cometido de dibujo y deja que las figuras ideadas dominen.
La plantilla muestra bastante homogeneidad en el baile, y se integran en el estilo de Fabre, siempre din¨¢mico, con formas precisas y usando de la t¨¦cnica del ballet con un cierto sentido expresivo y personal.
El decorado se reduce a una serie de objetos que los artistas manipulan para crear los muchos espacios de la acci¨®n, ya sea en el mundo de las hadas o de los c¨®micos, real o fe¨¦rico, so?ado o simplemente m¨ªtico, y a pesar de unos cortes no muy delicados en la m¨²sica de Purcell, el ritmo es sostenido con gallard¨ªa.
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