Por qu¨¦ mi madre acab¨® momificada
Los familiares de la mujer que pas¨® dos a?os muerta en la cama se preguntan ahora por qu¨¦ ninguno de ellos ni los servicios sociales a los que acud¨ªa a pedir comida movieron un dedo para localizarla
La vida ha llevado a Juan Jos¨¦ Ruiz Fern¨¢ndez a conocer de primera mano c¨®mo funcionan los servicios sociales. Por eso, no se explica c¨®mo han podido pasar m¨¢s de dos a?os sin que nadie tuviese noticias de su madre. Hasta que la pasada semana Eduardo Ruiz, su padre, encontr¨® a su mujer, ?ngeles Fern¨¢ndez, tumbada en la cama de su casa en el n¨²mero 5 de la plaza del Arte en Ciempozuelos, momificada y sin signos de violencia. Eduardo Ruiz sal¨ªa de la c¨¢rcel despu¨¦s de haber cometido una truculenta violaci¨®n. El matrimonio hab¨ªa dejado de tener contacto hac¨ªa m¨¢s de tres a?os, a pesar de llevar m¨¢s de 25 casados. ¡°Hemos fallado todos: tanto familiares como las instituciones, pero en esta historia hay diferentes grados de culpa¡±, se?ala Juan Jos¨¦ Ruiz, de 25 a?os el mayor de los cinco hijos.
Estos d¨ªas Juan Jos¨¦ anda corriendo de un lado para otro. Ha tenido que reconocer el cad¨¢ver, prestar declaraci¨®n durante horas ante la Guardia Civil y empezar a pensar en el entierro. Mientras, espera que la autopsia responda pronto a cu¨¢ndo y c¨®mo muri¨® su madre. Hac¨ªa cuatro a?os que no sab¨ªa nada de ella. Hasta que el lunes 5 de octubre una prima le llam¨® para contarle que hab¨ªa escuchado por el barrio decir que su padre hab¨ªa encontrado a su madre muerta. En seguida la reconoci¨®: vest¨ªa una falda beis, una chaqueta roja a rayas blancas; el pelo moreno, largo y suelto y estaba tumbada en la cama. ¡°Era ella, aunque parec¨ªa una momia¡±.
La ¨²ltima vez que se acord¨® de ella fue hace un mes, cuando viaj¨® a Ciempozuelos a visitar a una amiga y decidi¨® acercarse por el barrio donde resid¨ªa, a las afueras de la ciudad. Las persianas estaban bajadas y hab¨ªa desaparecido el generador del aire acondicionado. El domicilio ten¨ªa una orden de embargo y decidi¨® no subir. Despu¨¦s de muchos disgustos ha querido pasar p¨¢gina. ¡°Mi madre sufr¨ªa cambios de humor que no entend¨ªa nadie. Ten¨ªa un car¨¢cter bastante fuerte, y por eso le quitaron todos los hijos. Siempre he vivido en centros de acogida. Me duele ver a mi padre reproch¨¢ndonos en todas las televisiones que hubi¨¦semos dejado de lado a nuestra madre¡±, se lamenta. ¡°Yo no me quito parte de culpa, pero el padre es el pilar de la familia¡±. Juan Jos¨¦ acaba de tener una hija de un a?o, a la que no le quita la vista de encima. Se sorprende de su car¨¢cter tranquilo, a diferencia del resto de sus hermanos. ¡°A m¨ª es muy dif¨ªcil alterarme, pero si me buscas me encuentras¡±.
Juan Jos¨¦ siempre ha tenido sentimientos encontrados hacia su madre. ¡°Algunas veces ven¨ªa a visitarme, por mi cumplea?os o estuvo el d¨ªa de mi comuni¨®n¡±. En diciembre de 2004, cuando cumpli¨® 18 a?os tuvo que abandonar el centro de acogida y volvi¨® a casa con sus padres. Aguant¨® tres meses. La convivencia era insostenible y decidi¨® marcharse. Empez¨® a dar tumbos, vivi¨® en la calle y al no encontrar un lugar donde quedarse regres¨® al domicilio familiar en diciembre de 2005. A los 20 d¨ªas conoci¨® a Rebeca, su mujer, por un chat. ¡°Quedamos en una cita a ciegas, nos enamoramos y su familia me acogi¨® en casa como un hijo m¨¢s. Ellos son mi aut¨¦ntica familia. Han estado siempre para lo bueno y para lo malo¡±, sonr¨ªe orgulloso.
Una vida en centros de acogida
?ngeles Fern¨¢ndez tuvo cinco hijos, pero ninguno de ellos intent¨® localizarla en los dos a?os que lleva muerta. Todos le fueron retirados por los servicios sociales debido a su dif¨ªcil car¨¢cter. Ahora relatan infancias en las que pasaron por toda clase de centros de acogida. Estos son los tipos que existen en Madrid:
- Residencias de primera acogida (de 0 a 18 a?os). Los ni?os ingresan de solo hasta que se soluciona el conflicto familiar.
- Residencias infantiles (3-18 a?os). Est¨¢n situadas cerca de la zona donde han nacido los ni?os para que no pierden lazos con amigos y vecinos. Trabajan con los servicios sociales.
- Hogares o grupos familiares (3-18 a?os). Opci¨®n preferente cuando el menor va a permanecer una larga temporada.
- Residencias de adolescentes (15-18 a?os). Son pisos compartidos. Es el recurso m¨¢s com¨²n para mayores de 15 a?os. Los trabajadores les ayudan a insertarse social y laboralmente.
- Residencias espec¨ªficas (0-18). Para casos que exigen una atenci¨®n especializada, como discapacidades mentales, trastornos de conducta
A Angelines, como llamaban cari?osamente a la fallecida, la conoc¨ªa todo el mundo en el pueblo. Lleg¨® de Parla a Ciempozuelos con 15 a?os, ten¨ªa mucho temperamento, beb¨ªa seis tazas de caf¨¦ al d¨ªa y enlazaba un cigarro con otro. Muri¨® de hambre o de depresi¨®n porque en los ¨²ltimos a?os ella viv¨ªa por y para su hija peque?a, una ni?a que naci¨® fruto de una relaci¨®n con un vecino del barrio, El Pescadero. Cuando los servicios sociales del Ayuntamiento entregaron a su hija, de cuatro a?os, a una familia en adopci¨®n, Angelines sufri¨® un duro golpe. ¡°Estaba muy afectada, dej¨® de comer¡±, comentan algunas vecinas del bloque de su vivienda. Su marido cree que la muerte se podr¨ªa haber evitado si hubieran aceptado la solicitud de ingresarla en una residencia, cuenta resignado.
No se explica c¨®mo han tardado dos a?os en encontrar el cuerpo sin vida. Los primeros en avisar de la desaparici¨®n de Angelines fueron los servicios sociales del Ayuntamiento hace al menos tres a?os. A los trabajadores les extra?¨® que dejara de pasarse a recoger un paquete de comida que ten¨ªa asignado semanalmente, afirman fuentes del Consistorio. La polic¨ªa, junto con la Guardia Civil, comenz¨® a investigar la desaparici¨®n. Solicitaron una orden judicial para poder entrar a su casa, pero el magistrado se la deneg¨® porque el marido hab¨ªa ¡°dejado de tener relaci¨®n con su esposa. Estaba cumpliendo condena por un delito de violaci¨®n a la hermana de su mujer¡±, aleg¨® el auto. No fue la ¨²nica vez que el juez rechaz¨® una petici¨®n igual.
En septiembre de 2011, Eduardo Ruiz aprovechando un permiso penitenciario, se acerc¨® a la comisar¨ªa de Ciempozuelos para informarles de que no ten¨ªa noticias de su mujer desde hac¨ªa un a?o. Algunos vecinos aseguraron haberla visto durante las fiestas patronales que se celebran durante los primeros d¨ªas de septiembre, otros creyeron verla por Aranjuez. La investigaci¨®n policial no avanz¨® m¨¢s.
Los vecinos tampoco entienden c¨®mo ha podido pasar tanto tiempo hasta haber encontrado el cuerpo. Los mismos que vivieron puerta con puerta con ella y denunciaron reiteradamente los malos olores durante el ¨²ltimo a?o. Especialmente durante el verano. Ellos ten¨ªan claro que el nido de bichos que sal¨ªa de esa casa no escond¨ªa nada bueno. ¡°Podr¨ªan habernos denunciado por allanamiento de morada¡±. La polic¨ªa no pudo hacer nada porque necesitaban, de nuevo, una orden del juez.
El Ayuntamiento, ante las quejas, pidi¨® al Instituto de la Vivienda de Madrid (Ivima), que limpiara el edificio para intentar solucionar el mal olor. Solo pudo adecentarlo por fuera porque el juez, de nuevo, hab¨ªa desestimado la orden de entrada al domicilio.
La Polic¨ªa Municipal continu¨® buscando a ?ngeles Fern¨¢ndez hasta que Eduardo Ruiz cumpli¨® condena. Como no ten¨ªa ad¨®nde ir, y aunque sab¨ªa que el matrimonio estaba roto, el 5 de octubre llam¨® a la puerta. Nadie contest¨®, perdi¨® los nervios y, de una patada, ech¨® la puerta abajo. Pens¨® que su mujer estaba ah¨ª y no quer¨ªa saber nada de ¨¦l. Tambi¨¦n crey¨® que Angelines se hab¨ªa ido con otro.
¡°Est¨¢ claro que ha fallado la cadena, y esperemos que esto no vuelva a ocurrirle a ninguna familia m¨¢s¡±, a?ade Juan Jos¨¦. ¡°Ahora que soy padre me doy cuenta que el m¨ªo nunca se port¨® bien con nosotros, me duele que diga que no nos ocupamos de ella¡±, aclara. Juan Jos¨¦ quiere que todo acabe cuanto antes y vivir tranquilo con su familia. Desde agosto est¨¢ en paro, aunque dice que nunca le ha faltado trabajo. Est¨¢ pensando en incinerar a su madre y esparcir sus cenizas en el mar. ¡°Nunca conoci¨® la playa¡±.
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