Imputado el consejero delegado de un banco de inversi¨®n por estafa
La entidad no inform¨® a un cliente de los riesgos de un producto sofisticado Un asesor, seg¨²n el juez, dio informaci¨®n "enga?osa" y ocult¨® datos clave al afectado Inversis pedir¨¢ que se archive la causa porque obr¨® del modo "exigido por ley"
Un juez de Barcelona ha imputado al consejero delegado y a un asesor financiero de Banco Inversis, firma especializada en productos de inversi¨®n, por estafar a un cliente. El asesor proporcion¨® al cliente informaci¨®n "enga?osa" sobre un producto de alta complejidad y le ocult¨®, adem¨¢s, que corr¨ªa el riesgo de perder parte del capital. Los beneficios de la inversi¨®n ¡ªde unos 90.000 euros¡ª estaban en funci¨®n de la evoluci¨®n de la Bolsa. El juez afea a los responsables del banco que no explicaran al hombre lo que todo el mundo sab¨ªa: que en julio de 2008, cuando se hizo la inversi¨®n, era "pr¨¢cticamente imposible que la Bolsa fuera a subir".
Inversis Banco, por su parte, ha anunciado que pedir¨¢ el archivo de la causa abierta por el juez. La entidad ha defendido que actu¨® en todo momento de forma correcta, proporcionando al cliente "toda la informaci¨®n necesaria y exigida por la ley con relaci¨®n al producto de inversi¨®n que el querellante estaba adquiriendo", seg¨²n ha asegurado en un comunicado.
El cliente se dio cuenta en 2011 de que nada de lo que le hab¨ªa dicho el asesor tres a?os antes era verdad
En un auto contundente en el que da por cerrada la investigaci¨®n del caso, el titular del juzgado de instrucci¨®n n¨²mero 1 de Barcelona, Joaqu¨ªn Aguirre, considera que existen indicios de que el consejero delegado, Fernando Herrero, y el asesor financiero Jaime Garciapons cometieran un delito de estafa por omisi¨®n. La historia arranca en 2008. El cliente pose¨ªa fondos de inversi¨®n en ING por 152.428 euros y la compa?¨ªa le comunic¨® que, a partir de entonces, Inversis comercializar¨ªa sus productos. El hombre contact¨® con Garciapons, quien le recomend¨® invertir en productos de gran complejidad, aptos solo para personas con elevados conocimientos financieros.
En agosto de 2011, cuando vencieron los plazos, el cliente fue a la oficina a recuperar su dinero m¨¢s los intereses. Pero se encontr¨® con problemas para recuperar dos de los productos en los que hab¨ªa invertido un total de 90.000 euros. En un caso, le dijeron que solo podr¨ªa recuperar 25.000 euros. En el otro, que le canjear¨ªan el dinero por acciones de Iberdrola. El cliente se dio cuenta entonces de que nada de lo que le hab¨ªa dicho el asesor tres a?os antes era verdad. Seg¨²n consta en los correos electr¨®nicos que adjunt¨® a la denuncia, Garciapons le dijo que se trataba de una "inversi¨®n a muy corto plazo que se puede cancelar en los primeros seis meses con mucha facilidad" y, para animarle a invertir, a?adi¨® que "con los precios actuales es pr¨¢cticamente imposible" que las compa?¨ªas perdieran dinero en Bolsa, lo que acab¨® siendo una gran mentira.
Dos productos de riesgo
Los dos productos por los que el cliente reclama tienen nombres que asustan: "superautocancelable Iberdrola" y "autocancelable trimestral Barclays". Como indica el juez en su auto, se trata de dos productos de riesgo en los que el banco tiene todas las de ganar. Si las acciones de las dos compa?¨ªas suben m¨¢s de un tanto por ciento determinado, el producto queda cancelado de forma autom¨¢tica. La idea es evitar que, si hay una revalorizaci¨®n excesiva, el inversor obtenga ganancias abundantes. Existe, pues, un "techo" de beneficios para el cliente y, sin embargo, se?ala el auto, "no existe suelo de p¨¦rdidas para el cliente", que "puede verse privado de todo el capital invertido" en funci¨®n de la evoluci¨®n de la Bolsa.
La informaci¨®n fue "defectuosa, limitada, confusa, parcial y, en definitiva, mentirosa y enga?osa"
La informaci¨®n que se dio al cliente "induce totalmente a confusi¨®n", ya que se le dijo que se trataba de productos de "renta fija", lo cual tampoco es cierto. Esos dos modos de inversi¨®n fueron creados por Societ¨¦ Generale y Morgan Stanley y, seg¨²n recoge el juez Aguirre, fueron prohibidos en Estados Unidos. No era, pues, aconsejable recomendar productos creados por entidades "que hab¨ªan tenido p¨¦rdidas brutales unos meses antes, como consecuencia de pr¨¢cticas no ¨¦ticas ni siquiera para la moral bancaria".
La informaci¨®n fue "defectuosa, limitada, confusa, parcial y, en definitiva, mentirosa y enga?osa". El meollo de la estafa, matiza el juez, est¨¢ en "aquello que se le ocult¨®" al cliente: que no se trataba de productos de renta fija, sino estructurados; que hab¨ªa posibilidad de perder la inversi¨®n y que, en las circunstancias del mercado de 2008, era pr¨¢cticamente imposible que la inversi¨®n resultara beneficiosa para ¨¦l. Las probabilidades eran de 1 a 10 a favor del banco, seg¨²n el juez, por lo que para ganar ten¨ªa que darse algo as¨ª como una "carambola".
Aunque hab¨ªa muchos elementos para desaconsejar la inversi¨®n, el asesor sigui¨® adelante con el aval de la compa?¨ªa. Si no informaron de los riesgos al cliente fue, "tal vez, porque en aquellos momentos a la banca le interesaba incrementar su liquidez con capital de inversores particulares", concluye el juez, que en su extenso auto hace un somero an¨¢lisis de la evoluci¨®n de la crisis, desde las hipotecas subprime hasta el rescate a la banca.
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