Una movida de museo
Un nuevo bar de Malasa?a expone un centenar de piezas vinculadas a la revoluci¨®n cultural de finales de los 70 y principios de los 80
A apenas 20 pasos del m¨ªtico Penta donde Antonio Vega pensaba en La Chica de Ayer ¡ªuna de sus canciones m¨¢s conocidas¡ª, abre un bar con esp¨ªritu de museo: Madrid me mata. El Madrid de la ¨¦poca en que esta frase se hizo popular y hasta dio nombre a una revista: la hist¨®rica movida. Discos, fotograf¨ªas, prendas de ropa y la recreaci¨®n de un escenario en el nuevo local de Malasa?a persiguen trasladar a aquella revoluci¨®n cultural de finales de los 70 y principios de los 80. ¡°Fue una explosi¨®n; hab¨ªa que cargarse todo lo antes y luego¡ explotar de nuevo¡±, se?ala Manuel Recio, alias Patacho,organizador de la muestra, y protagonista (como fundador de Glutamato Ye-Y¨¦) y seguidor ¨¦l mismo de un tiempo al que ahora pretende rendir homenaje. ¡°Mientras hace algo el Ministerio de Cultura, vamos tirando¡±, bromea.
La iniciativa comisariada por Patacho est¨¢ promovida por Juanma Alonso y Chema Garc¨ªa-Rodrigo, los gestores del Penta, que abri¨® en 1976 y es un reconocido punto de encuentro de la gente de la movida. Ellos entraron como camareros en los noventa y se quedaron al frente unos a?os despu¨¦s. Desde entonces, si no antes, son movidistas convencidos. No en vano su local mantiene la frecuente visita de artistas de entonces, aseguran. Tambi¨¦n es un continuo homenaje a uno de sus personajes m¨¢s reconocidos, el desaparecido Antonio Vega, de quien exponen fotos y, sobre todo, un manuscrito de la canci¨®n en que el cantante y compositor de Nacha Pop cita al bar. Alonso y Garc¨ªa-Rodrigo dan ahora un paso m¨¢s con este homenaje a una ¨¦poca que admiran: ¡°Podr¨ªamos abrir una discoteca de bakalao ¡ªejemplifica Garc¨ªa Rodrigo¡ª, pero obviamente no es lo nuestro¡±.
200 metros de ¡®movida¡¯
Las puertas del bar-museo, y con ellas el acceso a sus vitrinas, abrir¨¢n el pr¨®ximo mi¨¦rcoles. Unos 200 metros cuadrados dedicados a la movida en cuerpo y alma; en m¨²sica y arte. Dos plantas, la superior para las barras y dos salas con las paredes pobladas de los art¨ªculos cedidos por artistas, preservados por un cristal ¡°porque muchos tienen un valor econ¨®mico importante, pero sobre todo en general tienen un gran valor sentimental¡±, recalca Patacho. Abajo, de camino a los ba?os, se recrea un escenario de la movida, con instrumentos de entonces y hasta un surtidor de gasolina, parte del decorado de una gira de Tam Tam Go. Sus cantantes, como los de otros muchos grupos tipo Gabinete Caligari, Los Ronaldos, Los Secretos, Siniestro Total, acudir¨¢n el mi¨¦rcoles en la inauguraci¨®n oficial. ¡°Prestan los objetos de forma altruista, o m¨¢s bien para que tengamos un sitio donde tomar unas copas¡±, detalla el comisario, tambi¨¦n a su vez donante.
El guitarrista y compositor de Glutamato Ye-Y¨¦, que sigue combinando su participaci¨®n en este grupo con otros proyectos, asegura que ha intentado que ¡°todos los estilos est¨¦n presentes, del m¨¢s glamouroso de Almod¨®var y Alaska, al m¨¢s punk de Las Vulpess (las de Me gusta ser una zorra), por ejemplo¡±. ?Y eso de verse en una vitrina le hace sentir a uno de otra ¨¦poca? ¡°Puede incitar a la nostalgia, pero yo prefiero mirarlo m¨¢s como reconocimiento¡±, se?ala. Es tambi¨¦n el objetivo que aseguran perseguir los promotores, al menos en el caso de Alonso y Garc¨ªa-Rodrigo.
El primero recuerda incluso como vivi¨® la movida en el barrio de Prosperidad, donde viv¨ªa. ¡°All¨ª estaba el Rockola ¡ªel t¨ªpico bar de conciertos de entonces, como el Penta era el de las copas¡ª y tambi¨¦n una antigua escuela militar okupada, ahora centro cultural, donde estoy casi seguro de que dieron su primer concierto Los Burning¡±, comenta. Garc¨ªa-Rodrigo, en cambio, algo m¨¢s joven, asegura que la movida le pill¨® en el colegio, pero se alegra de haberse enganchado despu¨¦s. ¡°Sobre todo a ra¨ªz de conocer a muchos de ellos en el Penta, desde entonces he ido a cientos de conciertos¡±.
Entre esa admiraci¨®n y nostalgia, esperan sumar un nuevo punto de encuentro en forma de homenaje a la que consideran una cima de la vida cultural madrile?a. ¡°Ahora todo es m¨¢s disperso, m¨¢s impersonal¡±, admite Alonso. Patacho a?ade: ¡°Entonces tuvimos que cargarnos todo lo de entonces, que era gris, para que surgieran los colores. Quiz¨¢s har¨ªa falta que los j¨®venes hicieran algo parecido¡±. Por si alguien quiere probar a inspirarse, solo tiene que atravesar el grafiti que adorna el n¨²mero 31 de la Corredera Alta de San Pablo, en el barrio de Malasa?a. Un gui?o m¨¢s al matador Madrid de la movida dise?ado por ?scar Marine (Premio Nacional 2010) que entonces fund¨® precisamente la revista que ahora da nombre al bar-museo. Porque la movida sigue matando.
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