¡®Radares¡¯ contra el aislamiento
Una red de voluntarios vela por los mayores que viven solos El proyecto, nacido en el Camp d¡¯en Grassot, se extiende a barrios de toda Barcelona
A Dictinio Romero le faltaba una semana para cumplir 82 a?os. Gallego de origen, vivi¨® solo durante las m¨¢s de tres d¨¦cadas que residi¨® en Barcelona. No pas¨® por la vicar¨ªa, ni tuvo hijos; tampoco se le conoc¨ªan familiares que le visitaran. Aunque trabaj¨® en la marina de joven, los vecinos le conoc¨ªan como el vigilante del antiguo aparcamiento del pasaje de Valeri Serra, en el Eixample, donde viv¨ªa. Al jubilarse se aisl¨® de la sociedad. Nada dif¨ªcil en una finca sin un ascensor donde charlar sobre el tiempo con el vecindario y en una ciudad cambiante con n¨²cleos familiares y estilos de vida muy distintos de los de hace unos a?os. Sentado en su sill¨®n aterciopelado de color musgo, acompa?ado por su soledad, a una semana de su cumplea?os, solt¨® su ¨²ltimo aliento.
La historia de Dictinio es una realidad oculta a ojos de la sociedad. En Barcelona hay 329.748 personas mayores de 65 a?os y el 25% viven solas, seg¨²n el Ayuntamiento. Durante la vejez es cuando m¨¢s f¨¢cilmente se puede experimentar la soledad y el aislamiento. Mientras que en el espacio digital la comunicaci¨®n se acelera, la vida real se aleja de las personas y se abandonan las relaciones tradicionales.
En este contexto, hace cuatro a?os el Ayuntamiento y entidades como Amics de la Gent Gran y la Creu Roja activaron el proyecto Radars, para atender a mayores 85 a?os que viven solos o acompa?ados de otra persona mayor de 65 a?os. El proyecto, impulsado por el ?rea de Calidad de Vida, Igualdad y Deportes del Ayuntamiento, consiste en la coordinaci¨®n de entidades por parte de un equipo que busca la complicidad y sensibilizaci¨®n de vecinos y comerciantes para que velen por el bienestar de estos.
La idea naci¨® en el barrio del Camp d¡¯en Grassot, del distrito de Gr¨¤cia, con la vista puesta en que fuera un proyecto para toda la ciudad. De las 512 personas mayores de 85 a?os que viven en el barrio (el 29% de los mayores de 65 a?os del barrio), han devuelto la ilusi¨®n por vivir a 277 personas durante estos cuatro a?os, con la ayuda de m¨¢s de 200 vecinos y comerciantes. Despu¨¦s de consolidarlo con gran ¨¦xito en el barrio en verano salt¨® a Sant Gervasi Galvany (Sarri¨¤) y a El Coll (Gr¨¤cia). A finales de este mes est¨¢ planeado ponerlo en marcha en el Camp de l¡¯Arpa y hasta finales de a?o a todo el distrito de Horta-Guinard¨®. Entre 2013 y 2014 est¨¢ prevista la implantaci¨®n en toda la ciudad.
A finales de este mes, el servicio ya funcionar¨¢ en Camp de l'Arpa
¡°Es importante crear un tejido social que vincule a todo un barrio para llevar a cabo Radars y eso es un proceso muy lento¡±, explica Anna Garcia, coordinadora del proyecto en Creu Roja. El proceso empieza con los voluntarios, que inician un puerta a puerta para detectar posibles usuarios y tambi¨¦n radares que quieran apuntarse al proyecto. Una vez localizados los posibles usuarios, si acceden, se les entrevista para conocer su situaci¨®n y en qu¨¦ grado de soledad viven: si es por cambios sociales, por familiares lejanos, por movilidad reducida... En funci¨®n de cada usuario y sus necesidades se dise?a el servicio. Siempre y cuando el usuario lo permita, se buscan vecinos y comerciantes que le vean a diario. ¡°Si vemos que hace d¨ªas que no baja ni sube la persiana, o si hace tiempo que no acude al casal, por ejemplo, avisamos a los servicios sociales para que intervengan¡±, explica Andr¨¦s Encinas, radar vecinal y miembro de la entidad colaboradora Amics i Amigues de la Sedeta.
A los usuarios tambi¨¦n se les hace un seguimiento telef¨®nico, explica Marisol Sol¨ªs, voluntaria de la Creu Roja, jubilada y de 72 a?os: ¡°En cada llamada le refresco cosas que charlamos en la ¨²ltima conversaci¨®n; as¨ª tambi¨¦n le ayudo a que ejercite la memoria¡±. Sol¨ªs, quien mantiene al principio solo una relaci¨®n telef¨®nica con los usuarios, explica que estos se sorprenden cuando la conocen en persona. ¡°Mi voz les enga?a, y cuando les visitamos por Sant Jordi para regalarles una rosa, esperan que Marisol sea una chica joven y no una mujer cercana a su edad¡±. Sol¨ªs, que nunca se cas¨® ni tuvo hijos ¡ª¡°aunque sobrinos s¨ª¡±¡ª, dice que vivir este proyecto desde el voluntariado tambi¨¦n la mantiene activa. ¡°Ayudando me siento ¨²til¡±, celebra. Amics de la Gent Gran, por su parte, se encarga por completo de la gesti¨®n del barrio de El Coll. Cada uno de los voluntarios de la organizaci¨®n visita dos horas a la semana un usuario. ¡°No hacemos funciones de asistencia social, solo somos sus amigos, buscamos un v¨ªnculo emocional¡±, explica M¨®nica Lucena, responsable del departamento social de la entidad.
Implantar el proyecto en el Camp d¡¯en Grassot ¡°ha sido un trabajo de hormiguita¡±, resume, ¡°pero estamos satisfechos de que hoy todo el barrio sepa qu¨¦ es Radars, de hacer visibles a todos los abuelos, no nos olvidamos de ellos¡±.
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