Los muertos son los protagonistas
Consuelo Bautista fotograf¨ªa la riqueza cultural del d¨ªa de difuntos en M¨¦xico
Zombis, monstruos, espectros y fantasmas. El cine, la literatura y la televisi¨®n han creado un universo poblado de seres venidos del inframundo con la ¨²nica funci¨®n de hacernos la vida a¨²n m¨¢s imposible. Pero hay un d¨ªa al a?o en el que los muertos, sin ficciones, son los protagonistas de toda la jornada. Es durante la celebraci¨®n ayer de Todos los Santos y hoy del D¨ªa de Difuntos, en la que se impone el recuerdo de los que ya no est¨¢n, y que, aunque ahora aparezca un invento americano, una especie de carnaval de oto?o en el que la protagonista es la calabaza, siempre se ha celebrado; eso s¨ª, de forma m¨¢s familiar e ¨ªntima. Durante toda esta semana est¨¢ previsto que unas 200.000 personas visiten a sus muertos en los cementerios de la ciudad.
La cultura mexicana, que pese a la religi¨®n cat¨®lica impuesta desde el Viejo Continente, conserva un fuerte sustrato prehisp¨¢nico, ha convertido el culto a los muertos en una de sus fiestas m¨¢s arraigadas, peculiares y coloristas del calendario. Adem¨¢s, desde 2003 est¨¢ reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Entre 2001 y 2008 Consuelo Bautista (Bogot¨¢, 1957) fotografi¨® esta fiesta de vivos y muertos. Ahora publica (y autoedita) Muertitos, un libro con im¨¢genes en blanco y negro. Una selecci¨®n de estas im¨¢genes se puede ver, hasta el 23 de noviembre, en la galer¨ªa H2O de Barcelona (Verdi, 152).
Desde d¨ªas antes, las casas mexicanas se decoran como en las grandes ocasiones. Sobre todo con altares, de dos, tres o siete pisos, donde no se veneran a santos y v¨ªrgenes, sino a los familiares y conocidos fallecidos. Estas peque?as construcciones se llenan de flores y alimentos, sobre todo de panecillos de muerto o de calaveras de dulce, que llevan el nombre del difunto en la frente; rosarios, crucifijos y un largo etc¨¦tera de elementos religiosos y paganos. El ritual comienza cuando una persona de la casa enciende las velas susurrando el nombre del difunto. Luego, la familia se sienta alrededor de una mesa a comer las viandas conversando sobre el fallecido y sus gustos. Al t¨¦rmino, se apagan las velas y se despide al esp¨ªritu, dese¨¢ndole buen viaje y pidiendo que vuelva al a?o siguiente.
Pero la tradici¨®n no siempre es igual. Bautista comprob¨® que la celebraci¨®n cambia de un lugar a otro. En ciudades como P¨¢tzcuaro y Tzintzuntzan, en el Estado de Michoac¨¢n, los vecinos duermen en el cementerio durante toda la noche del d¨ªa 1 de noviembre velando a los suyos; en el Estado de Hidalgo lo celebran con bailes de m¨¢scaras; en Morelos es t¨ªpico colocar la ropa de los muertos en los altares, tras compartir comida y bebida, para invocar la presencia de los desaparecidos. ¡°Mi intenci¨®n fue captar el esp¨ªritu, la magia, el humor, el sentido on¨ªrico y la emoci¨®n de la fiesta¡±, relata esta experta fot¨®grafa que retiene los momentos y la atm¨®sfera con su c¨¢mara, casi siempre anal¨®gica. En sus im¨¢genes aparecen los aspectos generales de la fiesta, los bailes, las comidas y las m¨¢scaras, pero tambi¨¦n los detalles m¨¢s ¨ªntimos e inesperados que podr¨ªan pasar desapercibidos fuera del objetivo. No es el ¨²nico trabajo de la fot¨®grafa que se puede ver en Barcelona en estos d¨ªas. En el Archivo Fotogr¨¢fico de la Ciudad expone sus im¨¢genes del barrio cosmopolita y multicultural del Raval de Barcelona.
Durante este fin de semana, adem¨¢s de las fotograf¨ªas de Bautista, en la galer¨ªa H2O se podr¨¢ ver uno de los t¨ªpicos altares mexicanos con flores, alimentos y bebida. No ser¨¢ el ¨²nico. En Barcelona la fiesta ha arraigado, por eso, este a?o se celebra la sexta edici¨®n de la Ruta de los Altares, que organizan diferentes entidades y que cuenta con el respaldo del consulado de M¨¦xico en la ciudad. Repartidos por Barcelona se pueden visitar una veintena de estos monumentos ef¨ªmeros, llenos de color y est¨¦tica kitsch. Al final del libro, Bautista da las gracias ¡°a los que est¨¢n y a los que han estado¡±. Recuerdo, nunca olvido.
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