La mina que explotan otros
El suelo de la comunidad oculta minerales que la UE define como estrat¨¦gicos para la econom¨ªa pero son empresas extranjeras las que persiguen aqu¨ª el fil¨®n
Ge¨®logos a sueldo de firmas extranjeras rastrean el suelo de Galicia en busca de minerales que los empresarios gallegos del sector no se plantean explotar. La comunidad es la primera potencia mundial en producci¨®n de pizarra y la cuarta en granito, pero elementos estrat¨¦gicos como el litio, que da vida a las bater¨ªas de m¨®viles, ordenadores o coches h¨ªbridos, y otros como el tantalio o las llamadas tierras raras, son un tesoro que abunda en las entra?as de Galicia y que se disponen a repartirse firmas, en su mayor¨ªa, de fuera de Europa. La UE ya advirti¨® hace un par de a?os de que algunos de estos minerales son ¡°fundamentales¡± para la econom¨ªa y el funcionamiento de la sociedad, que depende de terceros pa¨ªses y que, en caso de faltar, la industria y las comunicaciones entrar¨ªan en colapso.
?Los precios de estos elementos se han disparado en los ¨²ltimos a?os, y la consecuencia es un goteo constante de solicitudes en la Direcci¨®n Xeral de Minas, la mayor¨ªa procedentes de Canad¨¢, pero tambi¨¦n de Sur¨¢frica, para hacerse con una licencia de investigaci¨®n. Para saber si compensa explotar un fil¨®n pueden bastar dos o tres a?os, pero hay alguna empresa for¨¢nea que lleva ya m¨¢s de una d¨¦cada de prospecciones y tr¨¢mites y todav¨ªa no ha extra¨ªdo el primer gramo de tantalio o de litio. Para esto hace falta desplegar complejos medios y mucho dinero. ¡°Efectivamente, la miner¨ªa entra?a un gran riesgo¡±, comenta el director de la C¨¢mara Oficial Mineira de Galicia, Diego L¨®pez, ¡°la exploraci¨®n cuesta mucho y no sabes si al final lo vas a recuperar¡±.
Las empresas canadienses de capital riesgo, a trav¨¦s de la bolsa de Toronto, principal plaza de poderosas compa?¨ªas mineras, ponen sobre la mesa una financiaci¨®n con la que el sector gallego ni podr¨ªa so?ar. L¨®pez, sin embargo, no ve el desembarco de extranjeros como una amenaza, sino como una oportunidad: ¡°No podemos perderla, bienvenidas sean las empresas canadienses. Para Galicia es una buena noticia que haya proyectos de investigaci¨®n. Eso son puestos de empleo, desarrollo, dinero que se queda aqu¨ª. Puede, incluso, que alguna de estas firmas, para instalarse aqu¨ª, busque un socio gallego¡±.
Diego L¨®pez a¨²n va m¨¢s all¨¢: pide a la Xunta que ¡°tome precauciones¡± para que estos proyectos ¡°se hagan bien¡± pero tambi¨¦n que d¨¦ ¡°facilidades¡± a los pretendientes para que sus iniciativas ¡°salgan adelante¡±. La mayor¨ªa de los planes de explotaci¨®n que est¨¢n en tr¨¢mite y que aparecieron en la prensa trascendieron porque los denunciaron colectivos ecologistas (suelen afectar a parajes protegidos) y asociaciones vecinales, pero cuando al director de la C¨¢mara Mineira se le pregunta si es que Galicia va camino de ser un nuevo Congo, ¨¦l asegura que no hay que temer: ¡°Ni Galicia es el Congo ni nuestros funcionarios son los del Congo. Seguro que van a estar vigilantes¡±.
La oscura historia del wolframio, para turistas
Algunas viejas minas de wolframio hacen amagos de resucitar a manos de empresarios de dentro y de fuera. Incluso podr¨ªan llegar a investigarse nuevos yacimientos, varios de ellos en la provincia de Ourense, al tiempo que, seg¨²n inform¨® Europa Press, el Instituto Europeo de Turismo planea crear en tres a?os una Ruta del Wolframio que pasar¨ªa por Francia, Galicia y Portugal, pero probablemente tambi¨¦n por la Rep¨²blica Checa y alg¨²n otro pa¨ªs. Existe, de momento, un estudio inicial y una propuesta realizada por el Instituto Superior de Ciencias Empresariales y de Turismo de Portugal, con sede en Oporto. En el equipo particip¨® la gallega Lidia Aguiar, que prepar¨® su tesis doctoral sobre el contrabando y se top¨® con una pr¨¢ctica habitual en el pa¨ªs vecino: los portugueses pasaban el wolframio de estraperlo a Galicia porque aqu¨ª se pagaba mejor.
El atractivo tur¨ªstico de la turbia historia del wolframio, de la importancia econ¨®mica y social que tuvo en los pueblos que crecieron arrimados a los filones, ser¨¢ aprovechado en un recorrido por 11 minas portuguesas, dos francesas y, al menos, los enclaves gallegos de Monte Neme (Carballo) y Cidade dos Alem¨¢ns (Carballeda de Valdeorras).
En paralelo, y como el wolframio o tungsteno vuelve a ser otro de esos minerales met¨¢licos en alza (uno de los 14 elementos sobre los que la Uni¨®n Europea dio la voz de alarma, porque si desaparecen del mercado se produce la hecatombe), hay empresas con base en Galicia que pelean por hacerse un hueco en el viejo negocio. Es el caso, por ejemplo, de la firma Incremento Grupo Inversor, con sede social en las minas de San Finx de Lousame, tambi¨¦n renacidas. La compa?¨ªa, con derechos adem¨¢s en el yacimiento de Santa Comba, recibi¨® importantes subvenciones para ponerse en marcha, y proyecta ahora investigar una tercera mina en Sanxenxo para extraer wolframio y esta?o. Su solicitud se tramita en la Xunta, pero el Ayuntamiento, del PP, ya ha dicho que piensa alegar.
El sector es consciente de que el alza de los precios de los minerales estrat¨¦gicos los ha pillado en baja forma para hacerse con el negocio. El portavoz de la C¨¢mara no sabe de ning¨²n empresario gallego dispuesto a competir con los aspirantes de fuera. ¡°En Galicia hay yacimientos que se conocen desde el siglo XIX, como la de oro de Corcoesto [en Cabana de Berganti?os], pero la miner¨ªa met¨¢lica se abandon¨® definitivamente hace 30 a?os, con el cierre en 1982 de la ¨²ltima explotaci¨®n de w¨®lfram¡±, relata. El valor que estas materias alcanzaban en el mercado ¡°no compensaba el coste alto¡± del trabajo de extracci¨®n, y el sector, aqu¨ª en buena parte fundado y dominado, tradicionalmente, por los brit¨¢nicos, se desmantel¨®. Ahora, volver a levantarse y competir con una tecnolog¨ªa que en Galicia envejeci¨® a la intemperie mientras evolucionaba fuera, parece dif¨ªcil de momento. ¡°Ojal¨¢ los empresarios de aqu¨ª estuvieran dispuestos a explotar esas riquezas¡±, reconoce su representante, pero ¡°las circunstancias actuales¡± no ayudan¡±.
Mientras tanto, la canadiense Solid Mines, que empez¨® a explorar ya en 2003, en San Miguel de Presqueiras (Forcarei), la primera mina europea de colt¨¢n (columbita y tantalita, de las que se obtienen el niobio y ese codiciado tantalio que habita en el alma de cualquier aparato de ¨²ltima generaci¨®n), solicit¨® a finales de 2011 un nuevo permiso para buscar litio, tantalio, niobio, esta?o y wolframio de nuevo en Forcarei, pero tambi¨¦n en Lal¨ªn, Silleda y O Irixo, en total, 90 cuadr¨ªculas mineras o 2.700 hect¨¢reas.
En Penouta (Viana do Bolo), otra canadiense, Pacific Strategic Minerals, calcula que podr¨¢ extraer 990 toneladas de tantalio tratando los materiales de la escombrera que dej¨® Rumasa despu¨¦s de explotar la mina durante 15 a?os para obtener esta?o. El nuevo procesado compensa porque el tantalio, que tambi¨¦n es demandado por la industria aeroespacial y armament¨ªstica, se vende a 192 euros el kilo. Por eso tambi¨¦n aspira a extirparlo Umbono Capital, una firma sudafricana, de las tripas de la imponente Serra do Gali?eiro, junto al litio, el itrio, el escandio y otras tierras raras.
Adem¨¢s, ah¨ª sigue abierta la pol¨¦mica por el proyecto de Picobello Andalucita (de capital ingl¨¦s y sudafricano) de extraer este mineral, la andalucita, del monte Fortandi¨®n (Goente, As Pontes), a unos 50 metros de las Fragas do Eume. Y en tramitaci¨®n est¨¢ la mina de oro de Coscoesto, de la que EdgeWater Exploration piensa obtener 1.045.000 onzas de oro. La iniciativa de esta casa canadiense generar¨¢ casi 1.400 puestos de trabajo. Esto ¨²ltimo lo dijo Feij¨®o.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.