El inspector que subi¨® al ¡®Prestige¡¯ minimiza un documento clave
Seraf¨ªn D¨ªaz acusa a Mangouras de ¡°sabotear¡± el buque para hacerlo embarrancar
Fue el ¨²ltimo hombre en pisar el Prestige, el 18 de noviembre de 2002, la v¨ªspera de que el viejo petrolero, tras seis d¨ªas deambulando con ¡°rumbo err¨¢tico¡± en medio de temporales y vertiendo fuel, se partiese y se hundiese. Seraf¨ªn D¨ªaz Regueiro, inspector naval de Fomento ahora jubilado, tambi¨¦n fue el primero de la Administraci¨®n espa?ola en subir a bordo, el d¨ªa 14, la ma?ana siguiente de accidentarse el barco. Su misi¨®n era arrancar las m¨¢quinas para separar de la costa un petrolero herido y a la deriva desde hac¨ªa casi 20 horas que amenazaba con encallar. Fue aclamado entonces como un h¨¦roe. Fomento lo ascendi¨® a capit¨¢n mar¨ªtimo tres meses despu¨¦s, en febrero de 2003, ¡°por lealtad profesional¡±, seg¨²n dijo ayer el propio D¨ªaz.
Citado como testigo en el macrojuicio de A Coru?a, el funcionario, diez a?os despu¨¦s, elev¨® considerablemente el tono y aseveraciones de su relato inicial sobre lo ocurrido a bordo en las primeras horas de la cat¨¢strofe: acus¨® sin reservas de ¡°sabotaje¡± al capit¨¢n y al jefe de m¨¢quinas, principales acusados del desastre. Aunque D¨ªaz admiti¨® que no hab¨ªa empleado nunca hasta ahora esa palabra, ni tampoco ante sus superiores, a los que solo habl¨® de ¡°falta de colaboraci¨®n"¡±de los marinos griegos, que se enfrentan a peticiones de hasta 12 a?os de c¨¢rcel por un delito ecol¨®gico y otro de desobediencia.
El exfuncionario de Fomento acab¨® tambi¨¦n por reconocer que no dio ¡°ninguna importancia¡± hasta ahora a un documento considerado clave en este juicio, el dibujo a mano del barco que le hizo el primer oficial, Irineo Maloto, marcando las causas a las que atribu¨ªa el origen del accidente: una ruptura interna de un mamparo de uno o dos tanques de fuel. O sea, un da?o grave de la estructura del barco, y no un golpe fortuito en su casco, como mantiene los mandos del Prestige. Ese ¡°planito¡±, como lo llama D¨ªaz, permaneci¨® oculto para la instrucci¨®n judicial hasta 2009, cuando fue imputado el exidrector de la Marina Mercante Jos¨¦ Luis L¨®pez-Sors. El exinspector fue incapaz de precisar cu¨¢ndo lo entreg¨® a sus superiores de Fomento, pese a que estos esperaban en tierra deseosos de obtener informaci¨®n directa: ¡°Lo guard¨¦ en un bolsillo y luego en un caj¨®n. No lo entregu¨¦ porque era informaci¨®n de tipo constructivo, solo para m¨ª¡±. D¨ªaz confes¨® que solo inform¨® de lo que hab¨ªa visto desde el helic¨®ptero, ¡°un boquete en el costado del barco¡± y ¡°no de lo que presupone¡± un marino por muy ¡°formal y conocedor¡± que sea. Maloto, de nacionalidad filipina, deber¨ªa estar tambi¨¦n en el banquillo pero permanece en paradero desconocido.
Todos los protagonistas en este juicio han retocado las versiones iniciales que ofrecieron ante el juez instructor de Corcubi¨®n, omitiendo o incorporado argumentaciones y documentos ocultos durante a?os e incurriendo en m¨²ltiples contradicciones. D¨ªaz no escap¨® a esta regla. Amigo personal desde hace 40 a?os de L¨®pez-Sors, el exinspector intent¨® incorporar en su relato expresiones y versiones del exdirector general, como que ¡°el barco estaba herido de muerte¡± o que result¨® ¡°tr¨¢gico¡±, y ¡°motivo¡± de su posterior rotura, que estuviese las primeras horas a la deriva, sin arrancar las m¨¢quinas, porque ¡°el efecto cuchara¡± del mar agrav¨® irremediablemente su estructura. Pero D¨ªaz tuvo que admitir que ¡°tampoco es un experto en navegaci¨®n ni en rumbos¡± y que sus afirmaciones sobre el estado del barco, su boquete o el vertido de fuel, son solo ¡°apreciaciones¡±. La mayor¨ªa las capt¨® desde el helic¨®ptero, ¡°con mala visi¨®n por la lluvia y el viento¡±, precis¨®.
D¨ªaz, no obstante, carg¨® las tintas contra el capit¨¢n, Apostolos Mangouras, y el jefe de m¨¢quinas, Nikolaos Argyropoulos: ¡°No hab¨ªa raz¨®n t¨¦cnica alguna para que no arrancase el motor del Prestige, sabotearon el arranque para embarrancar¡± en la costa. ¡°Esa es mi opini¨®n, el jefe de m¨¢quinas solo cambi¨® de actitud cuando le dije que al llegar a tierra podr¨ªa ser detenido¡±, sentenci¨® D¨ªaz. Y apoy¨® su acusaci¨®n en m¨²ltiples ejemplos: la v¨¢lvula de combustible de la m¨¢quina estaba ¡°intencionadamente cerrada¡±, se rompieron ¡°aposta¡± unas varillas de la m¨¢quina, las botellas de aire comprimido imprescindible para el encendido estaban medio vac¨ªas y el aceite "negro como el chapapote¡± por falta de mantenimiento. Unos ¡°obst¨¢culos¡± que luego matiz¨® o no pudo mantener con la misma firmeza, durante un tenso intercambio con el abogado del jefe de m¨¢quinas, para quien el accidente del barco y su fuerte escora fueron lo que par¨® el motor. Es verdad, admiti¨® D¨ªaz, que pudo fatarle aceite por esa raz¨®n. ¡°Pero es una posibilidad que no me creo¡±, a?adi¨®. Otra novedad de ayer: la defensa de Argyorpoulos, hasta ahora solo con un letrado de oficio, pasa a ser compartida con el abogado de Mangouras, pagado por la aseguradora londinense del Prestige.
¡°El capit¨¢n no me dio ni un vaso de agua, pas¨¦ sed y hambre durante 26 horas¡±, remach¨® en otro momento D¨ªaz. Pero solo fueron nueve las horas que estuvo a bordo. Y coincidi¨® con Mangouras y Argyropoulos en la peligrosidad de la cubierta ¡°llena de fuel y barrida por las olas¡± que hac¨ªan casi imposible moverse por el barco.
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