El finiquito de Milkyway
La Casa Azul cierra su gira de ¡®La Polinesia Meridional¡¯ en el Ocho y Medio con las entradas yaagotadas
Se supone que la pose de un m¨²sico indie es precisamente no tener pose, huir de las actitudes de diva, pero esa naturalidad se traduce muchas veces como falsa modestia o la pretenciosidad. Eso no ocurre con Guille Milkyway, nombre art¨ªstico de un barcelon¨¦s nacido en 1974 cuyo proyecto m¨¢s conocido es La Casa Azul. Milkyway suena dubitativo, atropellado, cuando habla, porque parece estar en permanente lucha para transmitir de manera fiel y honesta sus pensamientos.
Se dir¨ªa que no tiene miedo de quedar como un bicho raro. ¡°A m¨ª me cuesta mucho el mundo de la noche, porque no me desenvuelvo bien y veo que la gente se comporta de manera extra?a", cuenta Milkyway desde su estudio en Barcelona: ¡°Y cuando encuentro gente que no lo hace, como Luis y Bel¨¦n , los que llevan el Ocho y Medio, me siento c¨®modo¡±.
Por eso hoy La Casa Azul vuelve otra vez a este local (sala But, entradas ya agotadas), para finiquitar la gira de La Polinesia meridional (2011), su tercer elep¨¦. ¡°No quiero darle m¨¢s entidad que la que tiene a esto del final de gira. Pero Madrid siempre ha sido como un oasis en el que todo queda bien y surge la magia¡±, afirma este m¨²sico que dice sentir ¡°nostalgia¡± por la ciudad.
La Polinesia meridional ha supuesto una evoluci¨®n en el sonido pop de La Casa Azul: menos inocencia, agridulces letras escapistas, m¨¢s combustible bailable y la misma carga emocional. Tambi¨¦n ha crecido en ambici¨®n su puesta en escena: Milkyway y sus dos m¨²sicos act¨²an ante un videowall de 20 pantallas ocupadas por unos visuales efectivos ¡°nada pretenciosos¡±, como los define Milkyway.
Adem¨¢s, para acentuar la est¨¦tica futurista, el cantante sale ataviado con unas gafas-casco como de realidad virtual. Uno se pregunta qu¨¦ ver¨¢ con ellas... ¡°?Pues veo muy poco y mal! Me da un poco de ansiedad. Aunque no est¨¢ mal porque se acerca m¨¢s al estado de ¨¢nimo que ten¨ªa cuando compuse muchas de las canciones. A veces veo esas caras de felicidad del p¨²blico y es raro, porque me acuerdo de lo jodido que estaba cuando las hice¡±, asegura.
Esa fragilidad tan sincera puede hacerle rechinar los dientes a alguno, pero es parte fundamental del atractivo que La Casa Azul tiene para sus fans. ¡°Mostrarme vulnerable es mi forma natural de expresarme¡±, aclara el catal¨¢n. ¡°Soy muy consciente de que no tengo mucho manejo esc¨¦nico, pero no desentona con lo que cuento en mi m¨²sica. Si Marilyn Manson se desenvolviera como yo, tendr¨ªa un problema...¡±, bromea.
Este a?o, al margen de la carretera con La Casa Azul, el barcelon¨¦s ha editado una recopilaci¨®n de maquetas grabadas en los a?os noventa (Up, up and away) y ha participado, produciendo y componiendo un tercio del pr¨®ximo ¨¢lbum de Fangoria.
Entre sus planes para 2013, Guille Milkyway tiene pendiente estrenar en febrero una obra de teatro juvenil con composiciones in¨¦ditas (La dona vinguda del futur, en el Teatro Nacional de Catalu?a) y meterse con el siguiente disco de La Casa Azul. ¡°Una vez que la obra se estrene voy a intentar hacer una especie de vac¨ªo para trabajar con tranquilidad. No quiero diversificar mucho m¨¢s¡±, explica, refiri¨¦ndose probablemente a encargos de a?os pasados como la canci¨®n de la pel¨ªcula Yo tambi¨¦n (que gan¨® un Goya en 2010) o la banda sonora para la serie de dibujos animados Jelly Jamm: ¡°Quiero tener una a?o con jornadas laborales como las del resto de la gente: ocho horas al d¨ªa¡±.
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