Nostalgia de juguete
No es solo para coleccionistas. Madrid abre el ba¨²l de los juguetes a los padres nost¨¢lgicos El Hospital del Juguete arregla los mu?ecos del ayer para coleccionistas y nuevas generaciones
La cirug¨ªa de Spiderman a¨²n no est¨¢ cerrada. El mu?eco, que perdi¨® la boca en una de sus aventuras, espera en una caja de madera a que el doctor Antonio Mart¨ªnez le haga un injerto de goma de l¨¢tex. En plena campa?a navide?a, hay pocas camas vac¨ªas en el Hospital del Juguete. Son muchos los padres que acuden a este particular sanatorio para que Antonio, su due?o, recupere los antiguos juguetes del trastero y as¨ª regal¨¢rselos ahora a sus hijos. O abuelas que quieren que sus nietas disfruten de las mu?ecas de cart¨®n con las que ellas pasaron su infancia.
El estado en el que se encuentran los juguetes al llegar al hospital, afincado en el madrile?o barrio de Pac¨ªfico, suele ser bastante lamentable: mu?ecos sin extremidades, trenes el¨¦ctricos que dejaron de funcionar, osos de peluche sin ojos, robots sin bater¨ªa¡ Este maestro artesano, de 60 a?os, dedica ¡°todo el tiempo del mundo¡± para que recuperen su antiguo aspecto.
Para ello cuenta con una veintena de peluches donantes, decenas de cajas con piezas mec¨¢nicas, diferentes tipos de material y, por supuesto, con sus libros sobre la fabricaci¨®n de juguetes que hered¨® de su padre, con quien compart¨ªa oficio. ¡°Hasta estropeados, son bonitos. Cada juguete tiene una historia y refleja una ¨¦poca. Nada tiene que ver esta mu?eca pepona, vendida en los a?os cuarenta y cincuenta, con la barriguita o la Barbie, m¨¢s pegadas a nuestra ¨¦poca¡±, explicaba el pasado mi¨¦rcoles mientras comprobaba el funcionamiento de un coche teledirigido de los a?os ochenta.
A la caza de la hojalata
- Hospital del Juguete.Antonio Mart¨ªnez repara mu?ecos antiguos desde hace m¨¢s de 20 a?os (Granada, 36).
- Nostalgic Shop. Esta tienda de placas decorativas vende modelos de imitaci¨®n de juguetes de hojalata (Infantas, 40).
- La Central de Callao. Esta librer¨ªa vende juguetes inspirados en los de otras d¨¦cadas. (Postigo de San Mart¨ªn, 8).
- CollectZona. Roberto Bernab¨¦u atesora cientos de juguetes antiguos en su tienda del Rastro (Mira el R¨ªo Baja, 20)
Aunque este particular doctor dedica todo el tiempo del mundo a sus pacientes, tambi¨¦n vende algunos de los modelos que ha ido adquiriendo en diferentes colecciones por fasc¨ªculos. Antonio relata que su idea era decorar el escaparate pero en los ¨²ltimos a?os la gente ha empezado a interesarse por ellos. Sobre todo, decoradores que buscan dar un toque retro a su casa y coleccionistas a la caza de nuevas piezas de museo.Cada vez es m¨¢s com¨²n la atracci¨®n por los juguetes de antes y son muchas las tiendas que est¨¢n incorporando en sus estanter¨ªas modelos nuevos de mu?ecos que imitan los realizados entre los a?os cuarenta y los noventa del siglo pasado.
Es el caso de la librer¨ªa La Central, en Callao, donde los buscadores de libros se suelen quedar embelesados con los juguetes de la primera planta. Los curiosos manosean los diferentes modelos de robots y, sobre todo, los peque?os mu?ecos de cuerda. Tambi¨¦n se quedan prendados de los recortables y las cajas de bromas. Marta N¨²?ez, de 37 a?os, no sabe qu¨¦ mu?eco de cuerda llevarse: ¡°?El peque?o Frankestein, los jugadores de f¨²bol o el mono del circo?¡±. Esta pedagoga se decanta finalmente por el juego de pinball.
Nosotros vendemos nostalgia e ilusi¨®n. ?A qui¨¦n no le da morri?a recordar sus tardes de juegos con los mu?ecos articulados Madelman, tan populares en los a?os setenta, o con las Mariquitas P¨¦rez, las primeras naves espaciales y los coches teledirigidos?¡±, se pregunta Roberto Bernab¨¦u, due?o de la tienda de juguetes antiguos CollectZona, en pleno coraz¨®n del Rastro. Seg¨²n cuenta Bernab¨¦u, de 33 a?os, son cada vez m¨¢s los curiosos que entran al local para recordar su infancia. M¨¢s de uno cae en la tentaci¨®n y compra alguna de las piezas de museo que ha adquirido este joven en diferentes rastrillos y en las casas de los coleccionistas. ¡°Adem¨¢s, es muy buena ¨¦poca para comprar juguetes antiguos porque con la crisis hemos tenido que bajar los precios¡±, a?ade.
La escasez de tiendas que venden exclusivamente juegos de antes y la fuerte tendencia a lo vintage en el sector comercial ha hecho que otros negocios se hayan animado a colocar en sus estanter¨ªas imitaciones de juguetes viejos. La tienda de placas decorativas Nostalgic Shop, en el barrio de Chueca, ha apostado por los modelos de hojalata y desde hace apenas unos meses vende mu?ecos de cuerda, fricci¨®n y mec¨¢nicos. Uno de los que m¨¢s ¨¦xito ha cosechado ha sido el robot futurista inspirado en los a?os sesenta de nombre Liliput. Al girar la cuerda, este mu?eco de extremidades de color naranja y cuerpo amarillo chill¨®n empieza a caminar moviendo sus brazos. ¡°Nuestros clientes son, sobre todo, coleccionistas de todas las edades. Pero es sorprendente c¨®mo estos cacharros tambi¨¦n despiertan el inter¨¦s de veintea?eros de la generaci¨®n de las videoconsolas. En cierta manera, estos robots de hojalata enternecen a todo aquel que los descubre por primera vez¡±, explica Miguel ?ngel Requena, due?o del local.
Este tipo de juguetes no siempre atrae a los m¨¢s peque?os, acostumbrados a los videojuegos de ¨²ltima generaci¨®n. Antonio Mart¨ªnez, due?o del Hospital del Juguete, a¨²n recuerda aquellos sietes de enero cuando los peque?os le tocaban a la puerta para que les arreglara los juguetes que les hab¨ªan tra¨ªdo los Reyes Magos y que sus padres no hab¨ªan sabido montar o que ellos mismos hab¨ªan roto sin apenas estrenar. Ahora, ni rastro de ni?os. En cambio, algunos padres han tenido que recurrir al fondo del trastero y desempolvar los juguetes de anta?o para que sus hijos no se queden sin su regalo esta Navidad, seg¨²n cuentan los due?os de la tienda de aeromodelismo Reyna.
El pasado mi¨¦rcoles, Fernando L¨®pez, de 43 a?os, fue a la consulta de Antonio para que el doctor arreglara el tren que en su d¨ªa le regal¨® su padre. Diagn¨®stico: vagones desengrasados. Dentro de unos d¨ªas su hijo Daniel cumple ocho a?os y quiere que el peque?o repita las tardes de juegos que ¨¦l pasaba con su padre.
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