De ¡®business-friendly¡¯ a l¨ªderes del impuesto
El pacto CiU-ERC ha mostrado la fragilidad del discurso fundamentalista sobre el impuesto de sucesiones
Los vientos soberanistas le est¨¢n dando a Artur Mas un aire a Olof Palme. Incluso Andreu Mas-Colell, ap¨®stol de la microeconom¨ªa neo-walrasiana, est¨¢ en un proceso de transformaci¨®n urgente para lograr un parecido aceptable con Gunnar Strang, gran arquitecto del Estado de bienestar sueco.
El pacto CiU¡ªEsquerra ha dado la vuelta como un calcet¨ªn a las velas convergentes. Es cierto que las autonom¨ªas tienen poco margen en impuestos y Catalu?a es la comunidad con mayor presi¨®n fiscal, con el tipo marginal de IRPF m¨¢s alto de Espa?a. Tambi¨¦n es verdad que el Gobierno central incumple sus compromisos y es insolidario en el reparto del d¨¦ficit con las autonom¨ªas, que son las que tienen competencias en ense?anza, sanidad y servicios sociales. Pero en ¨¦pocas de crisis, cuando en las bodegas del barco catal¨¢n el aire es irrespirable, los peque?os gestos ayudan a sobrevivir, cimentando la idea de que los efectos de la crisis se reparten un poco. Choca o¨ªr a Mas, el presidente business-friendly, referirse en su discurso de investidura a un pacto nacional contra la pobreza y la exclusi¨®n despu¨¦s de haberse aplicado a fondo con los recortes a la renta m¨ªnima de inserci¨®n, un ajuste que la Generalitat presentaba como un trofeo de caza en las reuniones con inversores internacionales.
Del cat¨¢logo de impuestos a aplicar ¡ªpactados con Esquerra Republicana¡ª, la inmensa mayor¨ªa son de dif¨ªcil encaje con la deriva neo-liberal seguida en los ¨²ltimos dos a?os por CiU. Los incondicionales del recorte han pasado a ser abanderados de tasas sobre residuos nucleares, de los impuestos sobre la contaminaci¨®n o grav¨¢menes a los dep¨®sitos bancarios. Ahora CiU defiende la presi¨®n fiscal sobre las sucesiones ¡ªque liquid¨® hace dos a?os¡ª y est¨¢ en la vanguardia en la creaci¨®n de tasas sobre las bebidas refrescantes¡ Si acaba aplic¨¢ndose toda esta relaci¨®n de impuestos, la ciudadan¨ªa tendr¨¢ un motivo m¨¢s para dudar de algunos pol¨ªticos. El pacto con Esquerra ha tenido la virtud de desnudar al rey, de mostrar cuan f¨¢cil es cambiar de orientaci¨®n sin sonrojarse. Y eso act¨²a en detrimento de la pol¨ªtica, pero tambi¨¦n muestra la fragilidad de las verdades inmutables. Si un recorte de 4.000 millones de euros para 2013 ¡ªel 10% del presupuesto de la Generalitat¡ª puede reducirse v¨ªa ingresos, debe intentarse. Hay que dejar a un lado los discursos fundamentalistas ¡ªcomo el de CiU con el impuesto de sucesiones¡ª que resultan poco ejemplarizantes con 840.000 parados y un 22% de ciudadanos de Catalu?a en el umbral de la pobreza.
La mesa del tercer sector ha cuantificado una deuda de 435 millones de euros por parte de la Generalitat. Y eso es lo urgente. Es m¨¢s que preocupante que se enciendan las luces de alarma en la ¨²ltima trinchera de la cohesi¨®n social, que no se ha cansado de clamar ¡ªsin pretensi¨®n partidista alguna¡ª por una nueva orientaci¨®n de la pol¨ªtica econ¨®mica. Los gobiernos deben actuar en favor de los ciudadanos y eso les obliga a llevar a los foros de la Uni¨®n Europea esa problem¨¢tica austeridad que castiga m¨¢s a los que ya son austeros. Con demasiada frecuencia no solo se olvida sino que se subvierte el orden l¨®gico: los gobiernos deben trabajar para los ciudadanos, no para las grandes corporaciones financieras. Hay pa¨ªses que incrementan la presi¨®n fiscal sobre las sociedades y otros que, a pesar de la crisis, siguen manteniendo los tipos bajos. En Espa?a hay grandes empresas que pagan un tipo medio del 5%, mientras que el IRPF puede llegar al 56% (Catalu?a), el tercer tipo marginal m¨¢s alto del mundo. En 2011, las sociedades solo pagaron un 11,6% de sus ganancias contables, seg¨²n datos de la Agencia Tributaria, un porcentaje inferior incluso al que soportan las familias por su renta (12,4%). Hay mucha esfuerzo solidario por repartir.
Si CiU disolvi¨® el Parlament tras una manifestaci¨®n de 1,5 millones de personas, si para avanzar hacia el derecho a decidir ha rescrito su programa y ha convocado elecciones, es exigible que haya otras muestras de sensibilidad. Si se invoca a Europa para legitimar el proceso soberanista, ?por qu¨¦ no hacerlo para acabar con los recortes? El margen de maniobra auton¨®mico es limitado, pero, a la vista est¨¢, con voluntad pol¨ªtica se obran peque?os milagros.
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