C¨¢diz se topa con Defensa
La presencia de suelos militares en la provincia gaditana genera fricciones. Los municipios intentan exprimir los beneficios econ¨®micos y el patrimonio
Lo ¨²ltimo ha sido un no. La Armada se niega ahora a que 20 hect¨¢reas de las 5.000 que tiene el acuartelamiento de la sierra del Ret¨ªn, en Barbate (C¨¢diz), sean desafectadas para ubicar una piscifactor¨ªa. Tambi¨¦n ha habido un no de la justicia. Una sentencia niega al Ayuntamiento de Rota la posibilidad de cobrarle el Impuesto de Bienes Inmuebles a las viviendas y restaurantes ubicados dentro de la base militar. Y, aunque dependiendo de la ciudad, tener a los militares cerca trae ventajas, su presencia no siempre se acomoda a las reclamaciones municipales. Lo saben en la provincia gaditana, cuya tradici¨®n castrense no ha estado exenta de pol¨¦micas con Defensa que siguen abiertas a?os despu¨¦s.
La ubicaci¨®n estrat¨¦gica de C¨¢diz la hizo convertirse desde sus inicios en clave para el despliegue de tropas y el desarrollo de fortalezas y defensas militares. Ciudades como Barbate, San Fernando y Rota siguen hoy custodiando gran parte de esa tradici¨®n. Barbate tiene uno de los campos de adiestramiento m¨¢s importantes del mundo, habitual escenario de ejercicios de la OTAN. San Fernando guarda todav¨ªa, aunque con cierta decadencia, numerosos inmuebles en uso para la residencia y formaci¨®n del ej¨¦rcito espa?ol. Ha visto desaparecer en las ¨²ltimas d¨¦cadas muchas de esas unidades pero sin haber perdido esa vinculaci¨®n. La presencia de la Armada se nota en muchos edificios y en polvorines y playas pendientes de desmilitarizar. Rota, desde los a?os 50 del siglo pasado, alberga la base hispanoestadounidense, una de sus fuentes de riqueza, aunque tambi¨¦n una constante generadora de conflictos.
Esos recelos de Rota han derivado en an¨¦cdotas de escasa trascendencia pero de enorme repercusi¨®n medi¨¢tica. Es la lucha, por ejemplo, emprendida desde hace m¨¢s de una d¨¦cada por el Ayuntamiento para conseguir que edificios no militares que se ubican dentro de la base, como pizzer¨ªas, helader¨ªas o viviendas, pagaran impuestos. El Tribunal Supremo acaba de tumbar ese ¨²ltimo intento. Y uno de los argumentos usados es que el Gobierno del PP en 2002 fren¨® esa posibilidad al reformar la ley de haciendas locales a favor de los intereses militares. Pero el Consistorio, tambi¨¦n del PP, mantiene la batalla. La pr¨®xima, ha anunciado, en el Constitucional.
Tambi¨¦n hubo fricciones en 2010 a cuenta de la playa del Almirante, la franja costera entre El Puerto de Santa Mar¨ªa y Rota. La denuncia de colectivos como RANA (Red Antimilitarista No Violenta de Andaluc¨ªa) y Ecologistas en Acci¨®n llev¨® al gobierno local a quejarse por las obras que Defensa hab¨ªa hecho en la valla que separa la playa de El Chorrillo de esta zona militar. La Armada hab¨ªa aumentado en altura la separaci¨®n y evidenciaba as¨ª un problema: la existencia de una playa privada que solo pod¨ªan disfrutar los militares y sus familiares mientras al otro lado se amontonaban los turistas y vecinos.
Aquel conflicto se resolvi¨® con la decisi¨®n de Defensa, entonces bajo el mando de Carme Chac¨®n, de prohibir el ba?o a los militares. Pero dur¨® poco. La Armada volvi¨® a permitir su uso y, en un gesto sin precedentes, decidi¨® abrir la posibilidad de que civiles entraran. Pero puso tantas exigencias y tantos tr¨¢mites que nadie lleg¨® a disfrutar de esa posibilidad.
Para muchos, estas acciones del Ayuntamiento de Rota son gestos de cara a la galer¨ªa. La presencia de la base genera m¨¢s beneficios que problemas al Consistorio. Y tambi¨¦n hay esa sensaci¨®n generalizada en el municipio. Comercios, bares, supermercados, tiendas de ropa, taxis consiguen grandes beneficios de los habitantes de la base. Tambi¨¦n muchos vecinos que alquilan sus casas. Un ejemplo, los militares estadounidenses que no viven dentro tienen ayudas de unos 1.000 euros mensuales para arrendar viviendas en el entorno, algo que aprovechan los caseros para poner precio a sus casas.
En San Fernando, la progresiva disminuci¨®n de efectivos ha ido compens¨¢ndose con la recuperaci¨®n de patrimonio que quedaba sin uso. El ¨²ltimo logro ha sido el medio mill¨®n de metros cuadrados de los polvorines de Fadricas. El Ayuntamiento todav¨ªa ha de definir la operaci¨®n urban¨ªstica en unos terrenos que han sido calificados, por su ubicaci¨®n y belleza, como unos de los mejores suelos de Andaluc¨ªa. A eso aspira ahora la ciudad. Ya que no puede volver al esplendor militar, al menos quedarse con lo que no usan.
Una piscifactor¨ªa en el Ret¨ªn
Tener suelos militares en el t¨¦rmino municipal puede llegar a ser un engorro. Lo saben en Barbate que, desde hace d¨¦cadas, padece la afectaci¨®n de 5.000 hect¨¢reas, algo m¨¢s del 35% de su superficie. Al contrario que Rota o San Fernando, Barbate no tiene ninguna compensaci¨®n. No hay militares que gasten dinero, no hay edificios que se puedan ceder cuando queden sin uso y, ni siquiera, hay posibilidades de conseguir ciertos gestos. Y cuando se logran, se desvanecen.
Ha ocurrido con el proyecto de piscifactor¨ªa dise?ado dentro del acuartelamiento del Ret¨ªn. En diciembre de 2010 el Ministerio de Defensa y el Ayuntamiento firmaron un convenio para la cesi¨®n de 20 hect¨¢reas del campo de adiestramiento. Se interpret¨® como un gui?o a ese municipio tan necesitado de inversiones. La piscifactor¨ªa para la cr¨ªa del lenguado iba a servir para crear 100 empleos.
Pero lo firmado ha quedado en nada. La Armada ha enviado recientemente al Consistorio un informe desfavorable a la cesi¨®n por considerar que esos suelos siguen siendo de inter¨¦s para la defensa nacional. El PSOE ya ha anunciado que reclamar¨¢ en el Congreso el cumplimiento de lo rubricado.
Defensa dice que, a cambio del uso del Ret¨ªn, est¨¢ garantizando la seguridad y protecci¨®n medioambiental de esa zona, que forma parte del parque natural de la Bre?a. El Ayuntamiento, con el apoyo de la Junta, ha reclamado que, al menos, controle los ejercicios con fuego real cerca de la costa. Pero transcurrido un mes nadie sabe ni siquiera si esa petici¨®n ha llegado donde deb¨ªa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.