Hora de pasar p¨¢gina
Lourdes Hern¨¢ndez ofrece un l¨¢nguido concierto en la Sala Kapital como despedida antes de cruzar el charco
No le podemos negar ascendente a Lourdes Hern¨¢ndez en la ciudad que la ha visto crecer. Su segundo disco, Fuerteventura, se remonta a dos temporadas atr¨¢s y ha conocido este a?o un par de grandes presentaciones, en el Coliseum y el Price, pero anoche la Sala Kapital, incluso en pleno remoloneo navide?o, estaba casi llena para despedir un repertorio tan notable como necesitado ya de recambio. Un pop-folk c¨¢ndido y preciosista, et¨¦reo como el vestido mismo de esta rusa del barrio de Salamanca que permanece fiel a una imagen cuasi principesca. No ha querido perder Lourdes la p¨¢tina de inocencia, pese a las zancadillas y dem¨¢s vicisitudes. Y hace bien: cada cual es lo que es y no debe renunciar a la honestidad consigo mismo. Aunque a veces duela.
Son¨® ayer Russian Red impoluta pero a ratos anodina, como quien sabe llegada la hora de pasar p¨¢gina e ir cerrando una etapa. Puede acogotar la nostalgia, pero sabemos que el futuro apunta en otra direcci¨®n. Y esa escasa vivacidad se traslad¨® hasta a los parlamentos, l¨¢nguidos y a veces confusos, como si el esfuerzo por agradar colisionara con una cierta inapetencia. Incluso Walls are tired, del primer disco, son¨® m¨¢s carnal que el repertorio reciente, como si de pronto Hern¨¢ndez se transformara en Edie Brickell. En cuanto al segundo ¨¢lbum, pasar¨¢n muchos a?os y seguiremos recordando Braver soldier (la mejor canci¨®n que no llegaron a escribir 10.000 Maniacs) y, sobre todo, The sun the trees, efervescente como una road movie veraniega.
Lo mejor, por poco trillado, lleg¨® con las cuatro propinas en forma de versiones de los Beatles. Es edificante la osad¨ªa de Lourdes adentr¨¢ndose en territorio sagrado, incluso aunque no siempre los resultados acompa?en: deformar as¨ª la sublime melod¨ªa de In my life bordea el sacrilegio. Pero la psicodelia en She said, she said son¨® valiente, igual que ese Come together con la voz invitada de Iv¨¢n Ferreiro. Hay ocasiones, efectivamente, en que no hay languidez que valga.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.