Los Frankenstein de la ingenier¨ªa sem¨¢ntica
Juan Diego brilla en un ir¨®nico mon¨®logo de Mill¨¢s sobre el lenguaje puesto al servicio de un orden perverso
¡°Intuyo que est¨¢n al cabo de la cat¨¢strofe que se avecina¡±, dice el conferenciante, t¨ªmido y despistado (Juan Diego), despu¨¦s de recoger los papeles que acaban de ca¨¦rsele por los suelos. ¡°?Se dan cuenta ¡ªse pregunta¡ª de que est¨¢n retorciendo la gram¨¢tica, para ponerla al servicio de oscuros intereses?¡±. Y donde dice ¡°la gram¨¢tica¡±, podr¨ªa decir las matem¨¢ticas (con el uso de la ley d¡¯Hont, y de circunscripciones provinciales en elecciones auton¨®micas), la jurisprudencia (¡°Quien roba millones, es aclamado por las naciones; quien roba un ducado, muere ahorcado¡±, sentencia el refranero sabio) y la buena fe de las gentes, demasiado ocupadas en llegar a fin de mes y en seguir los progresos de su equipo sobre el terreno de juego.
Defendiendo la gram¨¢tica, en La lengua madre, conferencia eficazmente teatralizada por el director Emilio Hern¨¢ndez, Juan Jos¨¦ Mill¨¢s, su autor, est¨¢ defendiendo en suma (con fina iron¨ªa) nuestro precario Estado de bienestar y los servicios p¨²blicos, en trance de ser troceados y privatizados. El uso privativo del lenguaje y su fragmentaci¨®n en jergas profesionales, es aqu¨ª metonimia de la gran privatizaci¨®n en la que Espa?a anda enredada: las empresas p¨²blicas de ayer, emplean hoy a los gobernantes que las pusieron en buenas manos.
La lengua madre
Autor: Juan Jos¨¦ Mill¨¢s. Int¨¦rprete: Juan Diego. Luz: Jos¨¦ Manuel Guerra. Regidur¨ªa: Pilar Gil. Direcci¨®n: Emilio Hern¨¢ndez. Teatro Bellas Artes. Hasta el 3 de febrero.
Mill¨¢s pone sabrosos ejemplos de c¨®mo se ha enturbiado lo que fuera di¨¢fano (v¨¦ase la definici¨®n de ¡°palabra¡± en el Diccionario de la Real Academia: antes, ¡°conjunto de sonidos articulados que expresan una idea¡±; ahora, ¡°segmento de discurso unificado habitualmente por el acento, el significado y pausas potenciales inicial y final¡±), para ganancia de pescadores, y hace un diagn¨®stico certero, que compartir¨¢n algunos analistas financieros: ¡°Las cosas se empezaron a torcer el d¨ªa en que, en vez de calcular nuestra capacidad de ahorro, empezamos a calcular nuestra capacidad de deuda¡±.
¡ Pero el m¨¦rito de que este texto, versi¨®n reelaborada de una conferencia, resulte netamente teatral (a pesar de lo abrupto del paso de ciertas secciones a otras), es de Juan Diego, que lo desbroza y lo respira como suyo propio. Su magn¨¦tica encarnaci¨®n del profesor t¨ªmido y distra¨ªdo, pero audaz y certero, convence a¨²n antes de que abra la boca. Hay un puente de plata entre tan parsimoniosa criatura y aquel Pachequ¨ªn chispeante que interpretara 35 a?os ha, con Antonio Garisa, en el mismo escenario. A vueltas con el lenguaje, anunciaba ayer la radio que el Banco de Espa?a prepara una normativa que recorta los tipos de inter¨¦s de las imposiciones a plazo que los bancos ofrecen a sus clientes, para sofocar as¨ª la guerra de pasivos. ?No ser¨¢ m¨¢s bien para impulsarles a invertir en activos de riesgo? Tal ser¨¢ el resultado, tal debe ser la intenci¨®n ¨²ltima.
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