El AVE, una carrera de obst¨¢culos
El debate entre instituciones y partidos catalanes tambi¨¦n ha aportado su grano de arena al retraso en la conexi¨®n de la alta velocidad con Francia
En junio de 2003, la C¨¢mara de Comercio de Barcelona emiti¨® un comunicado en el que pon¨ªa a caldo las obras del AVE. En aquel momento, acumulaban ya retrasos que hac¨ªan inviable cumplir los plazos previstos. La primera adjudicaci¨®n de trabajos fue aprobada por el Consejo de Ministros el 22 de diciembre de 1995. Ten¨ªa que estar todo listo, hasta Barcelona y la frontera, en 2004. La C¨¢mara, en lo que entonces se consider¨® exceso de pesimismo, estimaba que el AVE no llegar¨ªa a Figueres hasta 2007 o 2008. S¨®lo cinco a?os de error. No es mucho en un conjunto de 17, que es lo que han durado los trabajos. Algunas comparaciones: el AVE Madrid-Sevilla se hizo en cuatro a?os. El Eurot¨²nel que cruza el canal de la Mancha, en siete. La C¨¢mara atribu¨ªa los retrasos a una mala planificaci¨®n de las obras, una selecci¨®n equivocada de las concesionarias y a los enfrentamientos entre las administraciones. Todas.
En efecto, la historia de la l¨ªnea de alta velocidad entre Madrid y la frontera francesa es una historia de desencuentros entre el Gobierno central, los municipios y la Generalitat. Sin que dejaran de meter cucharada los partidos pol¨ªticos, con el agravante de que todos cambiaron en una u otra ocasi¨®n de parecer, siempre en funci¨®n de si estaban en el gobierno o en la oposici¨®n. En 2004, cuando en teor¨ªa hubieran debido estar acabadas las obras, se aprob¨® el trazado definitivo del AVE por Barcelona. El Ministerio pudo elegir entre 13 dibujos diferentes. No eligi¨® ninguno.
Las discusiones m¨¢s serias afectaban al trazado en el Baix Llobregat: hab¨ªa que decidir si se hac¨ªa una estaci¨®n en el aeropuerto o en El Prat, o en ambos lugares. Luego, por d¨®nde hab¨ªa de seguir la v¨ªa. Unos (los socialistas) defend¨ªan que por la Zona Franca hacia la estaci¨®n de Fran?a con un t¨²nel bajo el puerto. CiU era partidaria de llevar las v¨ªas por el Vall¨¨s, con una estaci¨®n en Sant Cugat. El Ministerio de Fomento, en la ¨¦poca del PP, sosten¨ªa que lo importante era convertir Sants en la gran estaci¨®n metropolitana sin pasar por el aeropuerto, entrando por Cornell¨¤ y L'Hospitalet. Gan¨® una soluci¨®n mixta: entrada por El Prat y de ah¨ª hacia Sants por L'Hospitalet. En El Prat se hizo una estaci¨®n del AVE en la que nunca ha parado tren alguno y es dif¨ªcil que lo haga en d¨¦cadas. Tambi¨¦n se ha trabajado para una hipot¨¦tica estaci¨®n bajo la nueva terminal. Pero all¨ª no llega ninguna v¨ªa. Dos inversiones cuya prioridad ha resultado equivocada. Mientras, en la Sagrera no hay ni estaci¨®n ni nada que se le parezca. Eso s¨ª, hay miles de dibujos y proyectos esperando el Godot de la reactivaci¨®n econ¨®mica.
Tampoco hubo acuerdo en el trazado por el interior de Barcelona. Una vez decidido que el tren llegar¨ªa a Sants y cruzar¨ªa la ciudad para dirigirse a la nonata estaci¨®n de Sagrera y seguir por ah¨ª hacia Girona, la cosa era por donde. Hasta tres proyectos enfrentados: el primero defend¨ªa que se utilizara el t¨²nel de la calle de Arag¨®, pasando los trenes de Cercan¨ªas y Media Distancia a un nuevo t¨²nel bajo la calle de Mallorca. Pero otros defend¨ªan que ese nuevo t¨²nel estuviera en la calle de Proven?a. Y a¨²n hab¨ªa quien calificaba esto de pamplinas: lo que hab¨ªa que hacer era un nuevo t¨²nel para el AVE y no tocar el de Arag¨®. Adoptada esta decisi¨®n quedaba ver por d¨®nde se hacia el nuevo t¨²nel. No era cuesti¨®n de ponerse de acuerdo: unos defendieron Proven?a y otros Mallorca. Se opt¨® por un tramo en cada calle. Eso s¨ª, habr¨ªa una estaci¨®n en el paseo de Gr¨¤cia. Pues tampoco.
S¨ª hubo acuerdo en que se hiciera una segunda v¨ªa por el Vall¨¨s, v¨ªa que podr¨ªa ser utilizada tambi¨¦n por los mercanc¨ªas. ?Con estaci¨®n? Con estaci¨®n. ?D¨®nde? CiU defend¨ªa Sant Cugat; un grupo de alcaldes propuso Rub¨ª; otros apostaron por Cerdanyola. De momento no hay ninguna.
A estos problemas generados todos en el interior de Catalu?a, azuzados a veces desde el Ministerio de Fomento que as¨ª se cargaba de razones para explicar los inexplicables retrasos, hay que a?adir otros percances como el desastre del sistema de comunicaciones, que culmin¨® en un viaje inaugural entre Lleida y Madrid en febrero de 2003 que fue el hazmerre¨ªr del mundo al durar m¨¢s de 14 horas y fallar todo. La mala planificaci¨®n en Zaragoza, donde un suelo de yeso empez¨® a provocar socavones. Lo propio entre Lleida y Tarragona, donde la reparaci¨®n del t¨²nel de la Riba cost¨® 70 millones de euros (antes de que pasara tren alguno). El hundimiento de Bellvitge, que se llev¨® consigo las obras del AVE y el servicio de Cercan¨ªas. La prepotencia del ministro Francisco ?lvarez-Cascos, a quien los ingenieros no se atrev¨ªan a dar las noticias negativas. Resultado: 17 a?os de obras y a¨²n no han terminado. ?se es el AVE que el Gobierno vende como el orgullo de la marca Espa?a. ?Acab¨¢ramos!
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