El cosmos de acero dulce de Blanca Mu?oz
La escultora y Premio Nacional de grabado presenta en Madrid su primera retrospectiva
En la vida de un artista siempre hay una casualidad que determina profundamente su obra. En el caso de Blanca Mu?oz (Madrid, 1963) fue M¨¦xico. Ven¨ªa de estar becada en Roma, explorando los l¨ªmites del grabado, luchando inconscientemente en las fronteras de ese mundo bidimensional trazado con metales nobles, cuando aterriz¨® en el Distrito Federal, donde no hab¨ªa ni cinc ni cobre. Lo que s¨ª hab¨ªa era acero dulce, el que se utiliza para las ca?er¨ªas. Una aleaci¨®n met¨¢lica inoxidable, porosa y barata, pero muy dura. Desde entonces no trabaja con otra cosa, pero ha construido un cosmos.
El Big Bang de Blanca Mu?oz estall¨® en M¨¦xico pero ha diseminado por el mundo toda clase de seres et¨¦reos, insectos primitivos, galaxias, constelaciones, energ¨ªas¡ de acero dulce. Decenas de ellas (un total de ochenta) pueden verse desde ayer en la sala Alcal¨¢ 31, en una gran exposici¨®n montada por la Comunidad de Madrid, que incluye por primera vez los embriones de esas obras en forma de maquetas y algunas de las joyas realizadas por la artista en oro rosa. Un viaje espacial en forma de retrospectiva.
Forz¨® tanto aquellas planchas de acero mexicanas que acab¨® repleg¨¢ndolas sobre s¨ª mismas, retorci¨¦ndolas hasta toparse de bruces con el volumen, con la escultura. Y todo aquel mundo bidimensional comenz¨® a ocupar el espacio, adquiriendo las m¨²ltiples formas en las que puede comportarse la materia en su estado natural, en sus particulares reacciones con el medio, ya sea l¨ªquido, s¨®lido o gaseoso. Por eso todas esas figuras, geometr¨ªas con curvas imposibles, se aparecen al espectador como elementos flotantes, extra?ados de s¨ª mismos, solitarios, livianos, ingr¨¢vidos.
Adentrarse en ese cosmos es indagar en el origen de un universo. Se pueden ver los seres de un caldo primitivo, sencillos, b¨¢sicos, puros; se puede ver el orden, y el caos; se pueden ver la radioactividad, la serenidad, la fuerza y la atracci¨®n¡ Los frutos de una mirada observadora y atenta a la materia, a sus procesos y a su evoluci¨®n. ¡°Mi obsesi¨®n es el espacio¡±, dice Mu?oz minutos antes de la inauguraci¨®n de la muestra. ¡°Y luego conseguir esa limpieza, no forzar al material, dejar que hable por s¨ª mismo y que la escultura obedezca a su necesidad hasta sorprenderme¡±.
El resultado de ese esfuerzo, cultivado con disciplinadas horas de trabajo domando varas de acero en un taller de Puente de Vallecas, es que todas las piezas de ese gigantesco puzle tridimensional parecen estar en el sitio al que pertenecen, en el lugar en el que siempre estuvieron por derecho propio, ya sea suspendidas en una esquina, colgadas de una pared sin un solo clavo, sobre plataformas... A pesar de que muchas de ellas hayan venido de colecciones particulares o de la galer¨ªa de arte Marlborough.
La dureza y la pesadez de un material como el acero, o el m¨¢rmol ¡ªhay tres piezas de m¨¢rmol azul de Brasil, entre ellas, una enorme alfombra¡ª unidas a ese efecto vaporoso generan una contradicci¨®n visual y conceptual que atraviesa y llena de fuerza toda la obra de Mu?oz, formada por piezas de gran y peque?o formato, hasta llegar a la delicadeza de las joyas dise?adas para la marca Grassy: una sortija, un colgante, un collar o un broche¡ Estas s¨ª, de oro rosa.
Desde ayer y hasta el 14 de abril cualquiera puede sumergirse y flotar en este cosmos de acero dulce, todo un viaje espacial desde el n¨²mero 31 de la calle de Alcal¨¢.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.