El Gobierno no nos pide que seamos buenos gestores, sino magos
El d¨¦ficit aparece por dos causas: una escasa financiaci¨®n de la Generalitat y una manifiesta incapacidad de las universidades de conseguir recursos del mercado.
En su conjunto, las universidades p¨²blicas tienen d¨¦ficit anual porque gastan m¨¢s de lo que ingresan. No obstante, seg¨²n mis informaciones, su deuda es nula. Al final de cada ejercicio, no deben dinero a nadie. El motivo principal es que cobran por adelantado los proyectos de investigaci¨®n de sus profesores. As¨ª, financian el d¨¦ficit acumulado a lo largo de diversos a?os. Por ejemplo, la Universidad de Barcelona, adem¨¢s de disponer de liquidez en diversos bancos, financia a la Generalitat con 54 millones, que es el importe que aquella le debe de los dos ¨²ltimos ejercicios.
A pesar de ello, es necesario reconocer que algunas est¨¢n en situaci¨®n de emergencia econ¨®mica, ya que el importe cobrado por adelantado pronto ser¨¢ inferior al d¨¦ficit acumulado. Por tanto, si no proceden a la venta de una parte de su patrimonio, sus trabajadores dif¨ªcilmente percibir¨¢n el salario el d¨ªa previsto y, por falta de liquidez, las actividades docentes, investigadoras y de transferencia de conocimientos quedar¨¢n sumamente afectadas. No es probable, pero tampoco descartable, el cierre patronal temporal de alguna durante 2013.
El d¨¦ficit aparece principalmente por dos causas: una escasa financiaci¨®n de la Generalitat (con incumplimientos flagrantes de los sucesivos Gobiernos) y una manifiesta incapacidad de las universidades de conseguir recursos del mercado.
En t¨¦rminos globales, la ciencia y la docencia no han sido nunca pol¨ªticamente una prioridad. Desde el Gobierno, nos repiten machaconamente que hemos de obtener los resultados del FC Barcelona con un presupuesto equivalente al de la SD Huesca. Adem¨¢s, en el momento en que realizan un recorte brutal de las transferencias, nos obligan a hacer un impresionante incremento de la actividad docente (instauraci¨®n del plan Bolonia). No nos piden que seamos buenos gestores, sino magos.
Un an¨¢lisis superficial de las cuentas anuales durante los ¨²ltimos 10 a?os probablemente nos llevar¨ªa a una conclusi¨®n equivocada: las perif¨¦ricas gestionan mejor sus recursos que las m¨¢s grandes del ¨¢rea de Barcelona, ya que las primeras no suelen tener d¨¦ficit y las segundas s¨ª (excepto la UB en los postreros ejercicios). La explicaci¨®n es sencilla: las perif¨¦ricas disponen proporcionalmente de una financiaci¨®n muy superior a la de algunas de las barcelonesas.
El motivo es doble: la gran presi¨®n pol¨ªtica realizada por las autoridades locales sobre la Generalitat y la menor presencia relativa en su oferta educativa de las ense?anzas t¨¦cnicas y experimentales. Aunque globalmente no es considerado as¨ª, los alcaldes de Lleida, Tarragona y Girona estiman que la presencia de la universidad es vital para el crecimiento de la actividad econ¨®mica, cultural y social de su ciudad. Adem¨¢s, las facultades comparativamente peor financiadas son las de car¨¢cter t¨¦cnico y experimental. Sin duda, las que m¨¢s dinero necesitan. Debido a ello, cuanto mayor sea la importancia de dichas ense?anzas dentro de la oferta educativa total de la universidad, m¨¢s elevado ser¨¢ su d¨¦ficit estructural.
Por otra parte, dada la coyuntura actual y futura, los rectores deber¨ªan ser conscientes de la necesidad de obtener m¨¢s recursos del sector privado. Les recomiendo que sean valientes y hagan caso omiso de las voces internas que equivocadamente asimilan dicha financiaci¨®n con la mercantilizaci¨®n de la universidad. Los tiempos son dif¨ªciles y no es suficiente con no equivocarse; es imprescindible acertar.
En definitiva, la actual financiaci¨®n es marcadamente insuficiente y, por diferentes v¨ªas, es necesario que aumente en los pr¨®ximos a?os. Una universidad en crisis es pr¨¢cticamente sin¨®nimo de una sociedad en declive. Ninguna otra instituci¨®n de forma directa, pero principalmente indirecta, ha impulsado tanto el incremento de la productividad y del nivel de vida en nuestro pa¨ªs como la universidad. Por tanto, unos y otros deben elegir: ?quieren para Catalu?a un futuro mejor o peor?
Gonzalo Bernardos, profesor de Econom¨ªa UB.
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