Dos grandes en apuros
La consulta lleva a Mas a alterar el ¡®statu quo¡¯ con la izquierda, y al PSC a defenderlo junto a la derecha y la patronal
?Qu¨¦ pasar¨¢ con la Declaraci¨®n de Soberan¨ªa del Parlamento catal¨¢n? Nada que no sea perfectamente previsible. La prensa lleva d¨ªas dando vueltas a la noria, sin que en el fondo haya noticia. Uni¨®, por supuesto, por muchas reticencias que tenga, acabar¨¢ votando con la mayor¨ªa. Iniciativa dejar¨¢ su sello en la declaraci¨®n y votar¨¢ tambi¨¦n favorablemente. Y el PSC aducir¨¢ cualquier excusa para votar que no, para no incomodar al PSOE. Todo se mueve en la escena pol¨ªtica catalana, pero las querencias estructurales de cada familia permanecen.
De momento, solo ERC parece tener bien acompasadas la estrategia y la t¨¢ctica. No hay dudas sobre su objetivo: la independencia. Y tampoco hay dudas de que si el proceso encalla no ser¨¢ ella quien lo pagar¨¢, sino CiU, sus socios de mayor¨ªa parlamentaria. Esquerra tiene una doble ventaja: no necesita jugar con ambig¨¹edades ¡ªque en estos momentos est¨¢n muy penalizadas¡ª y no est¨¢ todav¨ªa contaminada por la promiscuidad con el mundo del dinero que hace estragos en la confianza de la ciudadan¨ªa. Para CiU el panorama se ha complicado radicalmente. Las pol¨ªticas de ajustes han dejado a la mitad de las clases medias en situaci¨®n de empobrecimiento y la otra mitad asfixiada a impuestos. Y el partido genuino de las clases medias catalanas lo ha pagado electoralmente. Atrapado por la l¨®gica del modo de gobernaci¨®n neoliberal, Artur Mas se jact¨® de su alianza con el mundo de los negocios y presumi¨® de campe¨®n del rigor. La apuesta por el independentismo no ha sido suficiente para evitar el coste. Y el desgaste de CiU continuar¨¢, en la medida en que las condiciones sociales de la mayor¨ªa no hacen sino empeorar. Y en tiempos en que se exigen sacrificios duros y mal repartidos, envolverse en la bandera ya no protege cuando aparecen las sombras de corrupci¨®n.
Este a?o asistiremos a una cerrada pugna con el Gobierno de Madrid para ver qui¨¦n carga con las culpas de la crisis social
Los grandes empresarios que ve¨ªan en Mas una garant¨ªa para sus intereses, se sienten ahora traicionados, en su natural resistencia a cualquier alteraci¨®n del statu quo. Una parte significativa de su propio electorado le ha abandonado. Y peor le habr¨ªa ido si parte del voto catalanista del PSC no hubiese acudido a su llamada. En este contexto, Artur Mas lucha ahora por su supervivencia. Este a?o asistiremos a una cerrada pugna con el Gobierno de Madrid para ver qui¨¦n carga con las culpas de la crisis social. Mas cuenta con una ventaja: la prepotencia del Gobierno espa?ol que puede ser manifiestamente ofensiva para la ciudadan¨ªa. Pero cuenta con un inconveniente, el Gobierno del PP tiene el grifo del dinero. Y tendr¨¢ pocos escr¨²pulos a la hora de asfixiar a la Generalitat. Al mismo tiempo, Mas sufre ya la presi¨®n del poder econ¨®mico para que frene el proceso soberanista, ?hasta cu¨¢ndo resistir¨¢? Realmente ser¨ªa noticia que un gobernante, y de derechas, no se acabara plegando a las razones del dinero. ?Tiene margen Artur Mas para volver al orden o un pacto de m¨ªnimos, promovido por el poder econ¨®mico, equivaldr¨ªa a su inmolaci¨®n?
El PSC, por su parte, est¨¢ en la peor posici¨®n para un partido de izquierdas: la defensa del statu quo. Su camino es una alianza con la patronal de Gay de Montell¨¤ y con Uni¨® Democr¨¢tica para frenar el proceso de transici¨®n nacional. Sus argumentos, los mismos de la derecha: la legalidad y nada m¨¢s que la legalidad. La legalidad deber¨ªa ser el arma de los ciudadanos para protegerse de los poderosos y resulta que se convierte en una barrera insuperable democr¨¢ticamente. Hay muchas trampas con la legalidad en el modo de Gobierno neoliberal. La legalidad sirve para justificar las indecorosas conductas de las ¨¦lites: la ley es el l¨ªmite moral, se ha llegado a decir, todo lo que no est¨¢ prohibido por la ley es aceptable moralmente. La legalidad sirve para poner todo tipo de obst¨¢culos a los movimientos sociales que intentan visibilizar los abusos de poder de los que se amparan en la ley. Y la legalidad sirve, como es el caso, para rechazar sin debate la expresi¨®n de la voluntad democr¨¢tica de una sociedad. El PSC dice estar a favor del derecho a decidir, pero pone como condici¨®n que lo acepte el Parlamento espa?ol, es decir, el PP y el PSOE que se han pronunciado con toda rotundidad en sentido contrario. Dicen en el PSC, como justificaci¨®n de su pol¨ªtica, que si act¨²an de otro modo el PSOE se implantar¨¢ aqu¨ª por su cuenta. Una elecci¨®n m¨¢s, otros 100.000 votos menos y no har¨¢ falta, el PSC ya ser¨¢ exclusivamente la federaci¨®n catalana del PSOE.
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