Educaci¨®n deja sin profesor de apoyo a una maestra invidente

Juli¨¢n Ruiz, de 23 a?os, acude a su clase de ingl¨¦s en la Escuela Oficial de Idiomas de Jes¨²s Maestro. El centro, con m¨¢s de 10.000 alumnos matriculados en 22 lenguas, es el m¨¢s grande de Madrid. Juli¨¢n ignora qu¨¦ tocar¨¢ estudiar hoy, pero s¨ª sabe lo que no va a hacer: una redacci¨®n. Tampoco la hizo el mes pasado, ni hace dos. ?l y sus compa?eros no han escrito una l¨ªnea desde que empezaron las clases en octubre, a pesar de que tendr¨¢n que enfrentarse a un examen oficial en junio. El motivo es que su profesora no puede corregir. Ella es Inmaculada Maz¨®n, tiene 40 a?os y est¨¢ casi ciega. Padece un 83% de discapacidad por una patolog¨ªa ocular que sufre desde que naci¨® y sin posibilidad de mejor¨ªa. "Mis ojos son como dos huevos que pones a cocer pero sacas antes de tiempo: se quedan sin hacer del todo", explica jocosa.

Desde que en 2004 aprobara las oposiciones de la Comunidad a maestro de idiomas y obtuviera una de las plazas reservadas para discapacitados, Inma ha contado con un profesor de apoyo a media jornada que se ha encargado de lo que ella no puede hacer, como firmar actas o corregir redacciones. Este a?o, la Consejer¨ªa de Educaci¨®n ha decidido quitarle esta ayuda. "Entiendo los recortes pero conmigo no pueden hacerlos, yo no voy a ver mejor porque haya crisis", se queja.

La consejer¨ªa entiende que no est¨¢ obligada, pues la ley no lo estipula expresamente. Inma alega que tampoco lo proh¨ªbe, y remite al ambiguo art¨ªculo 10 del decreto que regula el acceso de los discapacitados al empleo p¨²blico, que dice que estos podr¨¢n pedir la adaptaci¨®n del puesto de trabajo. "Ellos se agarran al no, y yo me agarro al s¨ª; es un poco absurdo que se nieguen cuando he tenido esta ayuda desde mi primer a?o de trabajo", aduce.

La Consejer¨ªa sugiere que el resto del departamento de ingl¨¦s se haga cargo de la ayuda extra

Educaci¨®n sostiene que alcanz¨® un acuerdo con el centro el pasado viernes y que este se ha comprometido a prestar apoyo a Inma, pero la direcci¨®n explica: "Hemos pedido en repetidas ocasiones un profesor de apoyo, la Consejer¨ªa nos lo ha negado y nos ha dicho que Inma debe obtener ayuda de sus compa?eros". El departamento de ingl¨¦s cuenta con 35 profesores, cada uno con cuatro grupos de unos 20 alumnos. Cada maestro es pues responsable de un centenar de estudiantes, que realizan ejercicios escritos quincenalmente. Adem¨¢s de su trabajo, tendr¨¢n que repartirse el que Inma no puede hacer. "No nos hemos comprometido, acatamos porque no queda m¨¢s remedio, pero insistimos en que Inma necesita un profesor de apoyo", matiza la direcci¨®n.

En el d¨ªa a d¨ªa, Inma se arregla con la ayuda que le proporciona la ONCE. "Me dan todos los medios a nivel tecnol¨®gico, pero no pueden proporcionarme un profesor porque esa persona ha de ser designada por la Administraci¨®n. ?No puedo traerme a cualquiera a firmar actas o corregir ex¨¢menes oficiales!", dice.

Con cinco grupos a su cargo y trabajando a jornada completa, Inma recalca que ella es una profesora "normal", como el resto de sus compa?eros, y casi le ofende otra de las propuestas que ha recibido de Educaci¨®n: convertirla en profesora de refuerzo con unas clases de conversaci¨®n especiales. "Una clase de este tipo necesita much¨ªsimo material que no est¨¢ grabado en los libros de la ONCE, con lo cual tengo peor acceso a ¨¦l", explica.

Inma lleva m¨¢s de 25.000 firmas recogidas en internet para que Educaci¨®n le proporcione un profesor de apoyo

Este a?o, Inma va perdiendo la batalla, pero no est¨¢ dispuesta a claudicar. Apoyada por la direcci¨®n del centro y por sus compa?eros, ha escrito una carta a la consejera, Luc¨ªa F¨ªgar, a¨²n sin respuesta; ha acudido al defensor del Pueblo, que ha emitido informes favorables, y ahora est¨¢ recogiendo firmas en internet. Lleva m¨¢s de 25.000 desde que empez¨®, el pasado 12 de enero. "Soy muy consciente de mis limitaciones, pero tambi¨¦n de mis capacidades", dice, en¨¦rgica.

Mientras tanto, se esfuerza en que a sus estudiantes les afecte esta situaci¨®n lo menos posible. En el aula B-12 son las 19.55 y la clase est¨¢ a punto de comenzar. Los alumnos se sientan mientras la profesora amontona fotocopias y les pide que digan ¨Cen ingl¨¦s, claro est¨¢- a qui¨¦n le hace falta una copia del ejercicio que van a hacer hoy. Inma se pega el folio a la nariz para averiguar qu¨¦ papel tiene entre manos y despu¨¦s se dirige a la fotocopiadora con la soltura de quien ve perfectamente. "Veo muy mal pero disimulo muy bien", bromea.