¡®Litoral¡¯ culmina su traves¨ªa
¡®L¨ªneas mar¨ªtimas¡¯ cierra la trilog¨ªa que la revista dedica a su vocaci¨®n marinera
Primero fueron los viajes mar¨ªtimos; luego, la atracci¨®n y fascinaci¨®n que el mar ha despertado desde siempre entre poetas y artistas; y, ahora, son los barcos. Litoral, la revista de poes¨ªa, arte y pensamiento fundada en 1926 por Emilio Prados y Manuel Altolaguirre, cierra en su n¨²mero 254, L¨ªneas mar¨ªtimas, la trilog¨ªa que iniciase en junio de 2000 con Pasajeros y que continu¨® La poes¨ªa del mar, editado en diciembre de 2001.
N¨²meros en los que se embarcaron gente de la cultura, como en este hacen Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald, G¨¹nter Grass, Benjam¨ªn Prado, Luis Garc¨ªa Montero, Felipe Ben¨ªtez Reyes, Andr¨¦s Neuman, Arturo P¨¦rez Reverte o Juan Jos¨¦ Mill¨¢s, entre otros, para compartir su ¨ªntima relaci¨®n con el mar, su inter¨¦s por las artes de navegaci¨®n o su conocimiento sobre los diferentes tipos de embarcaciones, un mundo que ya antes fascin¨® ¡ªcomo dejaron por escrito, en fotograf¨ªas o en pinturas¡ª a Borges, Garc¨ªa Lorca, Neruda, Walt Whitman, Cernuda, Hemingway, Verne, Alberti, Scott Fitzgerald, Salvador Dal¨ª y otros muchos nombres que desfilan por la revista.
¡°La vocaci¨®n marinera es la se?a de identidad m¨¢s representativa de Litoral, como lo cantan su nombre y lugar de nacimiento. El pez saltar¨ªn, obra de Manuel ?ngeles Ortiz, que ilustr¨® la cubierta del primer n¨²mero se ha convertido en el emblema de la revista. Como recordaba Manuel Altolaguirre: 'La imprenta Sur donde se editaba ten¨ªa forma de barco, con sus barandas, salvavidas, faroles, vigas de azul y blanco, cartas marinas, cajas de galletas y vino para los naufragios. Era una imprenta llena de aprendices como grumetes'. Este esp¨ªritu se ha mantenido en la actual etapa. Las cubiertas se ilustran con barcos, peces, playas y marineros, independientemente del contenido¡±, explica Lorenzo Saval, director de la revista y coordinador de este n¨²mero junto a Mar¨ªa Jos¨¦ Amado, Antonio Lafarque y Jos¨¦ Antonio Mesa Tor¨¦.
¡°Se dir¨ªa que la revista se ha convertido en un puerto para estas rom¨¢nticas criaturas hechas de humo, hierro y adioses, donde siempre est¨¢n embarcando o desembarcando gente con poes¨ªa y pintura en las maletas¡±, resalta Saval.
Este n¨²mero incluye poes¨ªas como Rosa, que Garc¨ªa Lorca dedica a la Rosa de los vientos; o la Oda al ancla con la que Neruda completa esa Oda al mar con la que mostraba su devoci¨®n por las extensas aguas: ¡°Necesito del mar porque me ense?a: no s¨¦ si aprendo m¨²sica o conciencia: no s¨¦ si es ola sola o ser profundo o s¨®lo ronca voz o deslumbrante suposici¨®n de peces y nav¨ªos. El hecho es que hasta cuando estoy dormido de alg¨²n modo magn¨¦tico circulo en la universidad del oleaje¡±.
Carteles que anuncian los primeros viajes trasatl¨¢nticos en grandes naves, como los que firman Cassandre o Paul Colin; fotos que hablan de la vida que encierra el mar, como la instant¨¢nea an¨®nima que recoge el momento de la despedida de las novias de los marineros del Am¨¦rigo Vespucci en un puerto indeterminado en 1963 o las que muestran a gente del celuloide y escritores como Greta Garbo, Chaplin, Marlene Dietrich, Stevenson, Conrad o London durante sus tranquilas traves¨ªas¡¡°Una reuni¨®n de ilustres tripulantes que aportan una visi¨®n ins¨®lita sobre las despedidas en los puertos (Amalia Bautista), la literatura de piratas (Luis Alberto de Cuenca), los barcos y los capitanes literarios (Jos¨¦ Antonio Garriga Vela), el modelismo naval (Arturo P¨¦rez-Reverte), los faros (Lorenzo Oliv¨¢n) y la utilidad de la literatura, reflexi¨®n de Juan Jos¨¦ Mill¨¢s a prop¨®sito del accidente del Kursk. Dec¨ªa Pessoa que el fin de un barco no es navegar sino llegar a puerto. Que estas L¨ªneas mar¨ªtimas hagan llegar a tierra firme a sus lectores tras una segura y feliz traves¨ªa¡±, afirma Saval.
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